El racó del Calcio
-
@Gummo:
Juro por Renault que como se vaya a la meseta pasa automaticamente a non grato.
Se l'estima o se l'odia…
-
@Cullerot:
@Gummo:
Juro por Renault que como se vaya a la meseta pasa automaticamente a non grato.
Se l'estima o se l'odia…
Pues directamente por mi que se vaya a hacer puñetas.
Joder,es que no doy una.Despues del articulo de Enric me he tragado tres infames partidos de la Roma tan solo por verlo.Y desde luego es un tipo genial en el campo ,y fuera del campo segun nos cuenta Enric tambien.
Uno quieras que no tiene la puñetera mania de imaginarse lo que comienza a admirar de una manera un tanto equivoca.Me lo imaginaba tocando los cojones a Materazzi no por el hecho de sacarle de sus casillas y por lo tanto sacar ventaja en el campo,no.Si no por el placer simplemente de tocarle los cojones,sin mas,porque le salia de los huevos,porque para sacarle ventaja ya tenia suficiente con su propio talento.Alguna vez tambien me lo imagine partiendole la boca a helguera,por mamon,sin mas,cinco partidos de suspension¿y que?,no es cuestion de ponerle precio al quedarse a gusto.Tambien me lo imagine escupiendole en la cara a Ronaldinho en uno de esos partidos importantes en los que al brasileño no le sale nada y le da por ponerse a llorar al arbitro cada vez que lo tocan.
Pero esta claro que me equivoque.Un tipo de Bari teniendo ofertas como tenia de la Juve y del Inter jamas puede elegir los focos y la vida facil de Hollywood,eso no va con el.Un tipo de Bari elige la Juve,se rie de ellos todo lo que le la gana y los encabrona hasta mas no poder.Y luego deja unas cuantas perlas,no por demostrar nada,si no por joder.Y se vuelve a Bari mas chulo que un ocho,a jugar, que es lo unico que sabe que hacer.Roma no paga traidores.
-
@El País:
El héroe y su mejor amigo
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 09-01-2006Cuando habla de su impresionante currículo, Fabio Capello suele subrayar el scudetto ganado con el Roma. Ese vale más que otros títulos, porque el Roma carece del carácter simple y recio de otras instituciones más familiarizadas con la victoria. Roma es Roma: teatro, exageración, fantasía, victimismo, simpatía y un concepto peculiar del trabajo. El vestuario de Trigoria, el campo de entrenamiento romanista, suele tener alta la temperatura emocional.
Cuando el Roma contrató a un muchacho caprichoso y genial llamado Antonio Cassano, en 2001, no sólo tuvo que buscarle un lugar en el campo. Eso fue relativamente fácil. Lo complicado fue encontrarle un papel en el imaginario colectivo. Ningún club del mundo tiene en sus filas un jugador tan influyente como Francesco Totti; para encontrar algo similar habría que remontarse, salvando las distancias, al Santos de Pelé. Totti es giallorosso de nacimiento, sólo ha jugado en el Roma, es con mucho el mejor futbolista de su equipo y de toda Italia y su contrato le ata al Roma hasta la jubilación. Por otra parte, un jugador tan competente como Totti carece de opciones de ganar nada importante en un Roma en crisis que, para satisfacer sus exigencias salariales, ha tenido que ir vendiendo año tras año el resto de sus figuras. Todo eso crea un ambiente especial. En el vestuario de Trigoria sólo se es alguien en relación a Totti.
Cassano, alocado pero no tonto, decidió enseguida lo que quería ser: el mejor amigo del protagonista. Compró su casa al lado de la de Totti. Quería bromear con Totti, salir a cenar con Totti, inventar jugadas con Totti y dejar claro que por detrás del héroe Totti sólo estaba él. Incluso en materia de ingresos. Cuando comenzó el tortuoso y fallido proceso de renovación de su contrato, Cassano insistió en que deseaba un salario ligeramente inferior al de Totti pero claramente superior al de los demás.
La tormenta magnética generada por la relación entre Totti y Cassano fue controlable mientras en el vestuario permanecieron un grupo de profesionales empeñados en entrenarse con seriedad, ganar todos los partidos posibles y volver temprano a casa: eran tipos como Capello, Emerson, Samuel, Aldair, Cafú. Pero esa gente se fue. El Roma perdió competitividad y estabilidad emocional, cada vez más volcada en la dependencia de Totti y en los caprichos de un Cassano que, sin la autoridad de Capello, desbarraba con creciente frecuencia.
Cassano quería ser el centro de la atención y ya no le bastaba serlo gracias al reflejo de Totti. También quería ganar, algo fuera del alcance de un Roma en desguace. Cassano ya no se limitaba a meter el dedo en el café ajeno o a mojar las camas de los demás: se quejaba, insultaba, molestaba, arrastraba los pies. No había quien le aguantara. Cuando Totti hizo lo único que podía hacer y se puso de lado de las víctimas de Cassano, es decir, de todos sus demás compañeros. Cassano se sintió víctima de una traición colosal: ¿cómo podía Totti darle la espalda?
Estos últimos meses, todo se redujo a encontrarle un nuevo equipo al enfurruñado Cassano. Podían ser Juventus o Inter, al final fue el Real Madrid. El chico de Bari Vecchia se largó sin despedirse y echando pestes de sus ex compañeros. De entre éstos, quien se mostró más amable fue Taddei, llegado en verano: "Yo apenas le traté, no tengo nada contra él", dijo. El último día de Cassano en Roma, el veterano Panucci organizó una cena con toda la plantilla para mejorar las relaciones y empezar a superar la pesadilla cassanesca. Cassano no acudió, evidentemente. No hizo falta. A Panucci se le ocurrió contratar a un imitador para amenizar la sobremesa, y el imitador resultó estar especializado en Cassano.
-
Con cariño para Cullerot
-
@El País:
Coyotes y Correcaminos
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 16-01-2006Esto parece una aventura del Coyote y el Correcaminos. Pasa el Juventus, bip, bip, y se pierde de vista en el horizonte. Inter y Milan, emboscados tras un recodo a la espera de un rival que ya ha pasado de largo, se turnan para zancadillearse a sí mismos y despeñarse por un barranco que viene a medir unos diez puntos. La distancia entre el líder y sus perseguidores, a mitad de temporada, es exageradamente amplia. Y eso no es lo peor. Si se advirtiera la posibilidad de un tropezón juventino, de una incertidumbre, de algo, los diez puntos de desventaja resultarían psicológicamente asumibles por los que van detrás. Lo peor es que la Juve parece destinada a irse cada vez más lejos. Fabio Capello ha creado por fin su obra maestra, un golem indestructible que ha ganado 17 de 19 partidos.
El único interés que le queda al asunto, en un sentido no deportivo, sino de entretenimiento, son las desgracias de los coyotes. Roberto Mancini, el técnico interista, estuvo muy gracioso la semana pasada cuando aseguró que a Capello y los juventinos les temblaban las piernas. "En cuanto pierdan unos cuantos puntos se vendrán abajo, y ellos lo saben", dijo. Al día siguiente fue el In
ter el que empató a cero con el Siena y se vino abajo, dos puntos más abajo. El Juventus ganó tranquilamente en Palermo. Como ayer en casa frente al Reggina: bastaron el golito de Del Piero y la industriosidad de Emerson.Ahora es cuando los coyotes echan mano de los milagrosos productos Acme. El Inter, una de las sociedades más tontamente gastonas del mundo, espera recibir un delantero del Udinese, Di Natale, este mismo mes, para compensar la ausencia de Martins (Copa de África), y planea encargar para junio a Ballack, la joya cesante del Bayern. Es fascinante ver cómo una entidad con uno de los delanteros más prestigiosos del mundo, Adriano, con una plantilla valorada en 188,5 millones de euros y con unos recursos financieros casi ilimitados gracias al petróleo del patrón, Massimo Moratti, tiene que echar mano cada enero de la tarjeta de crédito para remendar el equipo y seguir sin ganar nada.
El Milan suele ser más astuto que el Inter. Esa es la fama, al menos. Nadie lo diría después de la operación Vieri. En verano, el Inter hizo uno de los mejores negocios de su historia reciente al pagarle a Christian Vieri seis millones de euros con tal de que se largara. Cierto que el Inter sufre la compulsión de librarse de sus mejores futbolistas (los Ronaldo, Roberto Carlos, Pirlo, etcétera), pero el Milan tenía que haber sospechado: ni siquiera Moratti paga mil millones de las antiguas pesetas para perder de vista a un buen jugador. El Milan, sin embargo, contrató a Vieri. Le ha durado seis meses. La sociedad de Berlusconi, no se sabe con qué malas artes, ha conseguido colocarle en el Mónaco. Veremos cuántos partidos gana el Mónaco a partir de este momento.
Vieri fue un futbolista importante. Con el Inter llegó a marcar 24 goles en 23 partidos, un promedio sensacional. Pero hace tiempo de eso. Poco a poco se ha convertido en un tipo grandón, cargado de hombros y con las rodillas frágiles, que carga contra la portería contraria con el entusiasmo del Coyote y se deja caer en el área como quien se arroja al precipicio. Ya ni Acme lo incluye en el catálogo.
Por el bien del espectáculo, el Inter debería recomprar a Vieri. Es sólo una idea. Pero o alguien hace algo divertido, o nos quedan meses de rutina.
-
Grande Vieri!!!
Es el jugador ideneo para los xotos, un perdedor en un equipo de perdedores.
O igual a nosotros nos vendria mejor, va con nuestra filosofia. Lastima que el aeropuerto de Manises sea peor que un Laberinto.
-
@Gummo:
Con cariño para Cullerot
Aiiii! Gummo, he estat uns dies fora i al tornar…l'enllaç ja no valia. Em quede sense saber la quantitat de "cariño" que m'havies dirigit.
-
@Cullerot:
@Gummo:
Con cariño para Cullerot
Aiiii! Gummo, he estat uns dies fora i al tornar…l'enllaç ja no valia. Em quede sense saber la quantitat de "cariño" que m'havies dirigit.
Tan solo era una pequeña maldad.El miercoles del piero despues de meterle tres al fiorentina en copa paso a ser el maximo goleador de la Juve de todos los tiempos.
-
Yo vi casi todo el partido y la Fiore se dejó. Eso estaba amañado.
Por cierto, ayer dos de Luca Toni. 18.
-
@El País. 23-01-06:
Cosecha rojinegra del 87
EL PAÍS - Deportes - 23-01-2006
Hay un tipo de entrenador que puede ganarse en un minuto el respeto de sus jugadores: le basta tocar el balón y demostrar que, pese a los años, la barriga y en su caso el pitillo, aún lo hace mejor que cualquiera. Hay otro estilo, el del entrenador que nunca fue futbolista, que sólo alcanza a darle al cuero con la punta del zapato y que desde niño soñó con esquemas, métodos y pizarras llenas de flechas. Ése suele ser un pesado. Dentro de la escuela del técnico vocacional, plasta y pedante, la figura señera se llama Arrigo Sacchi.
Quienes sufrieron sus clases teóricas aún las recuerdan como un galimatías interminable. En televisión, con su tonillo displicentemente didáctico y su retórica pseudocientífica, resultaba insufrible. Gianni Brera, uno de los mejores periodistas deportivos italianos de todos los tiempos (y un tipo que, además, sabía servir un balón a 30 metros), emitió sobre Sacchi un juicio negativo cuando fue nombrado seleccionador italiano: "En el Milan tuvo tres grandes ases holandeses. Me temo que sin ellos su fútbol parecerá caprichoso".
Sacchi no volvió a triunfar como en aquel quinquenio, 1987-1992, en el que el Milan se declaró inventor de cosas que llevaban tiempo inventadas, como la presión, el marcaje en zona, la disposición compacta, la rapidez, el 4-4-2 y demás y arrasó el mundo. El maestro Brera atribuyó el mérito de aquellos años de gloria rojinegra al talento de Van Basten, Gullit y Rijkaard y a la seriedad de Baresi, y uno tiende a compartir esa opinión.
Y, sin embargo, algo muy especial ocurrió en 1987 en el vestuario milanista. Entre quienes se sentaron aquel año ante la pizarra y aguantaron desde entonces el maniático detallismo teórico de Sacchi había cuatro centrocampistas, los cuatro titulares, Ruud Gullit, Frank Rijkaard, Carlo Ancelotti y Roberto Donadoni, que debieron de entender algo. También el delantero centro, el formidable Marco van Basten, sacó algún provecho de aquellas horas tediosas. Porque Rijkaard, Ancelotti, Donadoni y Van Basten y, en menor medida, Gullit (por cuestiones de carácter) constituyen una generación de técnicos imaginativos, hábiles y amantes del fútbol ofensivo.
El Milan parece estar cerrando un ciclo. Ancelotti ha ganado su scudetto y su Copa de Europa y ahora, pese a la victoria de ayer y pese a la ocasional brillantez, los Maldini, Cafú, Costacurta y Stam se han hecho viejos y el juego de ataque se despliega de forma bastante previsible. Lo más probable es que Ancelotti no siga la temporada próxima. Corresponde reconocer que ha sabido manejar un vestuario en el que no es él quien manda, sino el totémico Maldini; que ha sabido fichar por cuatro chavos talentos como Kaká; que ha sabido reconvertir a trescuartistas irredentos como Pirlo; que ha defendido el fútbol bonito, y que todo eso lo ha hecho con el propietario Berlusconi siempre en la chepa.
Berlusconi piensa en dos ex compañeros y amigos de Ancelotti, Van Basten (selección holandesa) y Rijkaard (Barcelona), para sustituirle. Como alternativa dispone de Donadoni, otro fruto de aquella excelente cosecha rojinegra del 87: está manejando muy bien al Livorno y goza de gran predicamento en la profesión. Fabio Capello, el anti-Sacchi surgido también del cuadro técnico milanista, le considera el entrenador italiano con más futuro.
Parece mentira que todo ese talento saliera de las clases de un entrenador que ya en 1985, al frente del Rimini, proclamó el más mezquino de los principios como base de sus teorías: "La magia en el fútbol es una fábula que convendría prohibir".
-
Y dos más de Luca Toni. Junto con el del miércoles 21 en total.
-
Y dos más de Luca Toni. Junto con el del miércoles 21 en total.
Joder!! Està enrratxat el Lucarelli 2, no?? A vore qui el fitxa…
-
-
@El País:
EL SECRETO DE LA 'AMATRICIANA'
El País, Deportes 30-1-2006Jim O'Neill, jefe del servicio de estudios del gran banco de negocios Goldman Sachs, ha dicho esta semana que Italia, desde el punto de vista económico, está en las últimas. Los italianos, según O'Neill, sólo pueden ofrecer al progreso mundial "la comida y un poco de fútbol interesante". Eso eleva, sin duda, la tensión de la Liga de Campeones, ya que se puede interpretar que, si no la ganan el Juventus, el Inter o el Milan, y con un juego al menos "interesante", el Producto Interior Bruto de la pobre Italia perderá uno de sus dos pilares y en adelante no tendrá que expresarse en euros, sino en raciones de risotto y bucatini alla amatriciana (pasta).
Tal vez la situación no sea tan grave. Silvio Berlusconi dice siempre que Italia es el país más rico y feliz del mundo. Lo cual es falso, pero tampoco del todo. Éste es un país peculiar, lleno de corrientes subterráneas y fenómenos inexplicables.
Como el del Roma. Dicen que la institución menos racional del calcio es la pazza Inter, el equipo loco por definición. Al Roma se le atribuye la condición de mágico. Digamos que si se consiguiera un híbrido llamado Rominter nos encontraríamos muy cerca de la enajenación absoluta.
El caso es que el Roma se pasó casi toda la primera vuelta serpenteando por la mitad de la tabla, entre crisis histéricas y momentos de lucidez furibunda. Cassano se había convertido en un tumor, el vestuario era una pena, el goleador Montella se lesionó y a Mancini, el extremo que Fabio Capello siempre ha querido llevarse a la Juve, se le notaba herido en cuerpo y alma. Mancini, un brasileño riguroso al estilo Emerson, de los que creen que el fútbol y la samba no son necesariamente la misma cosa, era el último amigo de Cassano. Y suspiraba por largarse a Turín con el padre-padrone Capello.
Se fue Cassano a Madrid y, por razones que a la ciencia se le escapan, Mancini se puso de inmediato a correr por la banda; Perrotta recuperó la profundidad de sus tiempos del Chievo; el viejo Tommasi, del que nadie esperaba que volviera a tocar un balón después de que le reventaran una rodilla, se erigió en agitador del juego ofensivo, y De Rossi empezó a comportarse como el gran medio centro que dicen que será y aún no es. Todos estos fenómenos simultáneos no deberían haber generado un beneficio apreciable porque, lesionados Montella y Nonda, no quedaba en el banquillo otro delantero que Okaka, un chaval de 16 años. Spalletti demostró ser un técnico inspirado cuando decidió que su equipo iba a jugar con un único delantero y que ese delantero sería Totti.
Desde entonces, el Roma lleva ocho victorias consecutivas. El miércoles, en los cuartos de final de la Copa de Italia, los mágicos, sin Totti, en un campo tan difícil como el del Juventus y bajo una nevada de espanto, le colaron tres goles en diez minutos. Ayer fueron tres al Livorno, una de las revelaciones de la temporada: dos goles de Totti y una asistencia de Totti, que lleva ya 13 tantos en la Liga y sigue medio lesionado. Vuelve a ser un placer ver jugar a esa pandilla de locos tan dotados para la razzia: asaltan la puerta contraria como una banda comanche, al galope feroz, en un desorden aparentemente salvaje pero muy eficaz. Cuando se desatan, son incontenibles. Ya se ha dicho otras veces. Insistamos. Entre los grandes futbolistas que se ganan la vida en Italia, nacionales y extranjeros, no hay nadie más grande que Totti. Ése, me temo, es un secreto que sólo en Roma se conoce bien. Como la receta de la amatriciana o la verdad sobre la economía italiana.
-
@El País:
El adiós de los mosqueteros
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 06-02-2006Giraudo, Moggi y Bettega, los tres altos dirigentes de 'la Juve', son igual de antipáticosAntonio Giraudo ha tenido asuntillos de droga, como Mick Jagger. Luciano Moggi se las ha visto con la justicia, como Keith Richards. Y Roberto Bettega es un señor tan tieso como Charlie Watts. Son los viejos rockeros de la Triada, los Rolling Stones del calcio. "Giraudo, Moggi y Bettega son como los tres mosqueteros", dice Fabio Capello, y yo soy el cuarto, D'Artagnan". Es otro punto de vista. Los tres máximos dirigentes del Juventus son más antipáticos que los mosqueteros, pero tienen tantos enemigos como ellos. Porque después de 12 años llevando los asuntos de la Vieja Señora turinesa, a estos Rolling sólo les soportan en su casa, y no del todo: John y Lapo Elkann, dos de los herederos del imperio Agnelli y, por tanto, copropietarios de la sociedad, detestan la imagen arrogante y sarcástica que la Triada ha conferido a la sociedad.
Lo que pasa es que son buenos en lo suyo. Antonio Giraudo, 54 años, consejero delegado, ha manejado las cuentas de forma irreprochable. Sin pedir un euro a los Agnelli ha construido sucesivas plantillas vencedoras y rentables; cuando se ha visto en apuros, ha sabido hacerle un tocomocho al pardillo de turno. En el calcio, tal papel suele corresponder a los dirigentes del Inter. Un ejemplo: en 2004, Giraudo (y Moggi) convencieron al Inter para llevarse a Turín a Cannavaro, uno de los dos mejores centrales italianos, a cambio de Carini, el mejor portero uruguayo de su urbanización. Giraudo pasó apuros cuando fue procesado por dopar a los jugadores, pero en segunda instancia el caso se cerró sin condenas.
Luciano Moggi, 68 años, director deportivo, carece de rivales en su especialidad. Dirigió la política de contrataciones en el Nápoles, el Lazio, el Roma y el Torino antes de recalar en el Juventus, y su olfato para reconocer talentos (su hijo, casualmente, ejerce como intermediario) sólo es comparable a su cariño hacia los árbitros: les invita a cenar, les proporciona traductoras-acompañantes cuando son extranjeros (en 1993 fue condenado a cuatro meses de arresto; resultó que las traductoras-acompañantes prestaban a los colegiados unos servicios linguísticos de naturaleza no verbal) y nunca olvida un cumpleaños arbitral.
Roberto Bettega, 54 años, ex jugador y vicepresidente, ha ganado carácter con los años. Como futbolista fue un goleador suave y elegante. Ahora, como directivo, prefiere dar leña: el otro día, después del encuentro de Copa en el Olímpico, no quiso abandonar el palco sin pegarle un coscorrón a un pobre diplomático argentino que, por lo visto, celebraba con demasiado entusiasmo la victoria romanista en la eliminatoria.
Parece, y esa es la noticia, que los Dalton juventinos se separan. Giraudo quiere hacerse rico, al menos tanto como lo es ya Moggi, y tiene preparados unos cuantos negocios inmobiliarios para después de junio. Más adelante cuenta con encargarse de la remodelación de los estadios italianos si el Campeonato de Europa de 2012 es adjudicado, como se espera, a Italia. Bettega se quedará. Y Moggi, parece, se trasladará a Milán para hacerse cargo del Inter o, más probablemente, del Milan. Ya ha comido con Silvio Berlusconi para hablar del sueldo. El cuarto mosquetero, Capello, asegura que no dejará el Juventus mientras sigan los otros tres. Para entendernos, se larga también en junio. No quiere especular sobre el futuro, pero se le ponen tiernos los ojitos de tiranosaurio cuando le hablan de Madrid.
-
Y barraquita de Toni. También dos para il nostro Lucarelli.
-
UNgaungaungaungaungaungaunga….Vaaaa, Suick, que és dilluns i estem engorilats!!!
-
@El País:
El retorno de Carletto
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 13-02-2006Cuando Carletto Mazzone empezó a entrenar al Ascoli, en 1968, Pelé estaba en su mejor momento. Hace 779 partidos de eso, una eternidad. Mazzone tiene 68 años y, al final de la temporada pasada, después de perder su equipo de entonces, el Bolonia, la promoción de permanencia, le prometió a su mujer que nunca más. Y se retiró para siempre. Hasta ayer. Mazzone asumió el martes la dirección técnica del Livorno, su equipo número 17, y ayer se sentó en el banquillo. Sólo un tipo como él podía desembarcar en Livorno en pleno funeral y organizar una fiesta con el difunto aún caliente.
Cuesta comprender lo que ha ocurrido esta semana en Livorno. El comportamiento del presidente, Aldo Spinelli, no se explica ni con chistes fáciles sobre su apellido, que significa porros. El Livorno está haciendo una campaña estupenda, ocupa una posición de Copa de la UEFA y ha jugado algún partido de los que se recuerdan. No ganaba desde principios de año, pero en esas semanas había perdido un solo encuentro. Roberto Donadoni, el antiguo artista del Milan, se ha construido un prestigio sólido gracias a su trabajo en la muy obrera e izquierdista ciudad portuaria de Toscana.
¿Qué hizo mal Donadoni? Quizá el problema consiste en que vota a Berlusconi. El caso es que a Spinelli, el lunes pasado, se le subió el apellido a la cabeza. El Livorno había empatado en casa con el Messina por un error arbitral y se le ocurrió que toda la culpa era de Donadoni. Empezó a hablar en público sobre su inminente despido. Cuando Donadoni le telefoneó, se excusó con una afonía. En realidad, estaba entrando en directo en el programa más futbolero de la televisión italiana, el Juicio de Biscardi, para seguir poniendo al técnico a caer de un burro. Donadoni, genio y figura, dimitió y se marchó de Livorno como un señor.
En la plantilla sentó mal el asunto. Lucarelli, la gran estrella, el máximo goleador, el que rechazó mil millones de liras para jugar en el equipo de su ciudad natal, el hombre que alza la bandera del Che Guevara y tiene la grada a sus pies, comentó que, visto lo visto, él también se iría en cuanto terminara el campeonato.
Una vez metida la pata hasta el fondo, ¿qué podía hacer Spinelli? Pues llamar a Mazzone. Al viejo Carletto no hay afición que se le resista. En 2001, con el Brescia, tuvo un derby apuradísimo con los vecinos del Atalanta de Bergamo. Los locales perdían 1-3, pero el Brescia marcó. Y marcó otra vez. Con el 2-3, exaltadísimo, prometió que, si los suyos empataban, iba a ir personalmente a la tribuna ocupada por los ultras del Atalanta, bastante conocidos por su violencia y sus nostalgias fascistas. En el último minuto de la prórroga, el Atalanta empató. Mazzone corrió hacia la curva rival y gritó como un poseso: "¡Vuestros muertos, racistas, fascistas, cornudos!". Al llegar la policía, se dejó llevar mansamente. "¡Qué a gusto voy a cumplir esta sanción!", suspiró.
Con estos precedentes, Mazzone tiene que caer bien a los livorneses. Ha entrado, sin duda, con buen pie: el Livorno ganó ayer al Fiorentina, la revelación del campeonato, con dos goles de Lucarelli. La afición, gruñona al principio, acabó entregada. A ver qué ocurre en adelante. Habrá menos sensatez que con Donadoni. Disparates sí habrá muchos. Todos los que hagan falta.
-
I nosaltres empassant-nos Bilbaos-Madrids com el de dissabte i duels entre el primer i el segon que acaben amb victòries de rebot. Fàstic de LFP.
-
@Carletto Mazzone :
"¡Vuestros muertos, racistas, fascistas, cornudos!"
Que manera de insultar.Ole!