Artículo de Regües rivalizando con Perpiñá
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Ayer día de Reyes salió este artículo junto a otro de Jaime Hernández Perpiñá, uno representando al levantinimos y el otro representando al periodismo del Valencia.
DE DERBYS Y DE REINOS DE SISSI
El primer derby entre equipos de la ciudad de Valencia se jugó en el campo de Castalia en 1919. Se enfrentaron el Valencia, en el primer partido de su historia, y el Gimnástico, que salió vencedor por cero goles a uno. El triunfo lo celebraron los seguidores del equipo azulgrana valenciano con entusiasmo. Entre ellos, D. Leoncio Muñoz, abuelo materno de nuestra querida esposa, que nos cuentan abrió ese día, al volver a casa, una botella de champagne para brindar con la familia por la sonada victoria ante el nuevo y potente conjunto futbolero recién fundado.
Desde entonces, desde aquellos tiempos en los que los partidos entre los clubes valencianos “apasionaban hasta lo inverosímil” (Ramón Ferrando “Llácer”. dixit), la rivalidad ciudadana fue perdiendo entidad. Muy apoyado social e institucionalmente, el Valencia se consolidó como primer espada valenciano. Los “otros”, Gimnástico y Levante, se unieron en el Levante U. D., sufriendo tremendos bandazos en su devenir. Y así, salvo por su fugaz aparición de dos años en Primera durante los sesenta, con cuatro derbis emocionantes y presididos por una encomiable educación deportiva, quedó limitada la rivalidad a amistosos, partidos de Copa y trofeos ciudadanos.
Precisamente en uno de esos trofeos, el Ciudad de Valencia, en su séptima edición, vivimos el último triunfo granota en Mestalla en un derby. El equipo levantinista que entrenaba Carlos Simón venció al Valencia por tres goles a uno en octubre de 1995. Los jugadores Guerrero, Iñigo y Sierra remontaron con sus goles el inicial marcado por el valencianista Iñaki. La inesperada derrota, ante un Segunda B, no la asumió nada bien el entonces presidente blanco D. Francisco Roig. Cortó por lo sano y decidió que su club no participara más en el citado trofeo.
Ahora llega otro derby en Mestalla. Es el muy deseado del retorno granota a Primera. Se está preparando con inacabables muestras de “germanor”. Tantas, que da la impresión a ratos de encontrarnos en el reino de Sissi, todo impregnado de azúcar blanco y azulgrana. Tamaño abuso en las relaciones acarameladas no nos convence. Preferimos la educación, el respeto al rival y la actitud civilizada ante el evento. Pero sabiendo siempre quien es cada cual, aunque seamos capaces de dar esta semana un sincero abrazo al querido Jaime Hernández Perpiñá, historiador y confeso valencianista. Le admiramos y le consideramos un formidable periodista pero nunca optaremos por incluirle en la lista de nuestros hermanos deportivos. ¡Faltaría más!SALVADOR REGÜES