Marc y Manolo, amigos.
-
Marc y Manolo, amigos.
Aquella tarde de otoño de 2003 fue una de las más tristes en la vida de Manolo. Cuando aquel doctor se acercó al pie de su cama y le dijo que tenía que hablar muy seriamente con él, no esperaba oír aquella frase que le iba a hacerse sentir el hombre más desgraciado sobre la faz de La Tierra. Estaba preparado para que le dijeran que jamás iba a poder comer embutidos, torreznos, callos ó todo aquello que le encantaba. Estaba dispuesto a oír que tenían que operarle a vida ó muerte. A cualquier cosa. Pero no esperaba escuchar aquello.
- Vosté ha de deixar d´anar al futbol. O això o la seua dona serà vídua en no res.
Al oírlo Manolo no pudo evitar estrujar la mano de Paquita, su mujer, que se la había tomado segundos antes sin que él, abstraído como estaba en la figura del médico, apenas se hubiese dado cuenta.
- O sempre pot camviar d´equip, fer-se del Valencia i no patir tant. Mai es tard per a rectificar…je,je,je
Aquel matasanos era choto. Pero él ni siquiera tuvo tiempo para contestarle como se merecía pues el mundo se le estaba cayendo encima.
- Manolo, ja has escoltat al metge. Ni al camp, ni per la tele, ni per la ràdio. Has de oblidar-te del Llevant.
Durante los siguientes meses intentó engañar a su mujer todo lo que pudo.
Al campo no podía ir pues su hijo mayor, Carlos, estaba conchabado con su madre y le retiró el abono. Él se lo había comprado –su magra pensión de jubilado no daba para mucho- y él se lo quitaba. Además, si se le hubiese ocurrido comprar alguna entrada suelta y cambiar de zona en el estadio, cualquiera de sus tres nietos, repartidos por el campo y también aleccionados por padre y abuela, no hubiera tardado en descubrirle y llevarlo a juicio sumarísimo familiar.
Pero cuando el Levante jugaba él nunca estaba en casa. Nadie podía impedir que a las cuatro de la tarde saliese a dar un paseo -de esos convenientes para el corazón- y que, a la hora del partido, se refugiase en un bar de aire canallesco en Ruzafa, en el cual, según un amigo suyo jubilado de Unión Naval le había advertido, eran fanáticos del Levante. Allí estaba seguro, mucho más que en cualquiera de las tabernas de la zona del Cabanyal donde cualquier vecina desaprensiva podría pillarlo con los ojos en la masa y delatarle a Paquita.
En ese bar perdido en una callejuela de Ruzafa, compartiendo mesa con un frutero pakistaní y un vendedor de baratijas senegalés, fue donde tuvo su segundo achuchón. Un balón mal despejado por la defensa del Levante le astilló el corazón. Pero pudo contarlo, quizás quien sabe, porque intuía que aquel año si que se iba a lograr lo que todos los granotas soñaban y él, con 69 años de levantinismo a cuestas, no estaba dispuesto a perdérselo por un corazón de mierda.
Su familia le ató en corto. Un chaval, de extraña pinta y estrafalaria indumentaria, adornado con todo tipo de arandelas metálicas, clavos e imperdibles en diversas partes de su anatomía, fue contratado por la familia al efecto. Aparecía por casa media hora antes de cada partido del Levante y no se iba hasta pasada media hora después de acabado. 50 euros le pagaba su familia por partido. A cambio de eso Marc, que así se llamaba, se ocupaba expresamente de que durante esas casi tres horas no se enterase de nada relacionado con su equipo. Le llevaba a pasear por la playa de Alboraia ó iban a Viveros,… a cualquier sitio donde no hubiese bares y a ser posible ni siquiera abuelos con el transistor pegado a la oreja para que él estuviera lo más relajado posible
En un principio se aburrían, a Marc no le gustaba el fútbol –había sido elegido hábilmente, entre otras cosas, por ese motivo- pero enseguida conectaron, hablaban un poco de todo y se caían bien. Se hicieron muy amigos. Marc le llamaba “abuelete” y él, en contestación, le apodaba “el alfileres”.
Cuando meses después, aquel inolvidable sábado de inicios de junio, el personal de la SAMU llegó raudo hasta aquella casita de Benimaclet, se encontraron a un joven llorando pero sin el mínimo atisbo de tristeza alguna, a un abuelo tieso como la mojama sobre el sofá con una media sonrisa en los labios, una fuente de embutidos de Requena a medio acabar delante del televisor y las sobras de un billete de 50 euros encima de la mesa.
El caso nunca se aclaró. La familia, que parecía saber algo, no quiso dar ninguna explicación. La autopsia dictaminó que Manolo falleció por un paro cardiaco fulminante y que no había mediado violencia alguna en dicha muerte. En el bolsillo de su ajada americana encontraron un sobre con la leyenda “12 partidos” y dentro 600 euros y una nota manuscrita “gásteselo en el abono para primera, abuelete”.
-
De les millor històries que he llegit al forum.
És real?
-
No sé si será real o no, pero muy parecida a esta historia conozco yo realmente de amigos que ya no están aquí, que se han ido sin ver a su Levante U.D. en 1ª otra vez.
Por esto y por muchas otras cosas hemos de luchar para mantener esta 1ª División al precio que sea. Nos ha costado 40 años para que ahora la mantengamos y no volvamos a donde tanto sufrimos.
¡¡¡Macho Llevant!!!
-
En los alrededores de mi asiento , se sentaba hace años un matrimonio mayor . Un buen dia , aparecio por el campo , solamente la señora . I el seu marit ? , peguntamos los vecinos . El metge li ha prohibit vindre al futbol , es que com te la tensio p'els nubols , fue la respuesta de la señora . I no es aixo , no , es que no'l deixa ni sentir'lo per la radio.
Asi se ha pasado la señora , dos o tres años , viniendo sola a animar a su Levante , todos los partidos.
Pero amigos , EL LEVANTE SUBIO A PRIMERA , y el señor se ve que ha pensado " QUE LE DEN POR CULO AL MEDICO Y A LA TENSION , PERO YO VUELVO A VER A MI LEVANTE EN PRIMERA".
Y alli tenemos todos los domingos , al matrimonio , disfrutando y sufriendo , con su LEVANTE en la liga de las estrellas . Ojala que sea por muchos años.
P.D. Esto no es un cuento ( como esta sensacional historia de Lolaila) , esto es real , este matrimonio se sienta en grada central baja , dos filas debajo de mi.
-
com deia el páre de la meua dona els que anem al Llevant passem revisió médica totes les setmanes.
Gràcies Lolaila per les teus entranyables históries.
-
te sales lolaila te sales
-
@manolovallejo:
En los alrededores de mi asiento , se sentaba hace años un matrimonio mayor . Un buen dia , aparecio por el campo , solamente la señora . I el seu marit ? , peguntamos los vecinos . El metge li ha prohibit vindre al futbol , es que com te la tensio p'els nubols , fue la respuesta de la señora . I no es aixo , no , es que no'l deixa ni sentir'lo per la radio.
Asi se ha pasado la señora , dos o tres años , viniendo sola a animar a su Levante , todos los partidos.
Pero amigos , EL LEVANTE SUBIO A PRIMERA , y el señor se ve que ha pensado " QUE LE DEN POR CULO AL MEDICO Y A LA TENSION , PERO YO VUELVO A VER A MI LEVANTE EN PRIMERA".
Y alli tenemos todos los domingos , al matrimonio , disfrutando y sufriendo , con su LEVANTE en la liga de las estrellas . Ojala que sea por muchos años.
P.D. Esto no es un cuento ( como esta sensacional historia de Lolaila) , esto es real , este matrimonio se sienta en grada central baja , dos filas debajo de mi.
jajajj efectivamente doy fe q es real,grada central baja,sobre la fila 7 o 8 al lado dl pasillo,el hombre a vuelto despues de 3 años pa ver al levante en primera,aunke ya volvio en el ultimo partido de liga con el ejido el año pasao,x cierto vaya pulmones tiene la mujer q se la oye a ella sola,x cierto estas cerca manolovallejo x lo q se ve
-
Lolaila,si es real la historia la has descrito fenomenalmente,y de no ser real, escribes como los angeles, dedicate a escribir si es que no lo haces ya.Es de lo mejor que he leido en el foro. GRACIAS.
-
Gràcies Lolaila.
-
@manolovallejo:
En los alrededores de mi asiento , se sentaba hace años un matrimonio mayor . Un buen dia , aparecio por el campo , solamente la señora . I el seu marit ? , peguntamos los vecinos . El metge li ha prohibit vindre al futbol , es que com te la tensio p'els nubols , fue la respuesta de la señora . I no es aixo , no , es que no'l deixa ni sentir'lo per la radio.
Asi se ha pasado la señora , dos o tres años , viniendo sola a animar a su Levante , todos los partidos.
Pero amigos , EL LEVANTE SUBIO A PRIMERA , y el señor se ve que ha pensado " QUE LE DEN POR CULO AL MEDICO Y A LA TENSION , PERO YO VUELVO A VER A MI LEVANTE EN PRIMERA".
Y alli tenemos todos los domingos , al matrimonio , disfrutando y sufriendo , con su LEVANTE en la liga de las estrellas . Ojala que sea por muchos años.
P.D. Esto no es un cuento ( como esta sensacional historia de Lolaila) , esto es real , este matrimonio se sienta en grada central baja , dos filas debajo de mi.
jajajj efectivamente doy fe q es real,grada central baja,sobre la fila 7 o 8 al lado dl pasillo,el hombre a vuelto despues de 3 años pa ver al levante en primera,aunke ya volvio en el ultimo partido de liga con el ejido el año pasao,x cierto vaya pulmones tiene la mujer q se la oye a ella sola,x cierto estas cerca manolovallejo x lo q se ve
Fila 10 , asiento 22 (el de la esquina)
-
Preciosa la historia :
-
IM PRE SIO NAN TE.
PLAS PLAS PLAS PLAS.
MACHO LEVANTE
-
@Ramon 1909:
De les millor històries que he llegit al forum.
És real?Gracias.
No, no es real. Lo que pasa es que podría ser perfectamente real pues antes de escribir una historia intento captar trozos de realidad. Una vez captados los junto, los modelo y les doy forma y lo que sale, sea bueno ó sea malo - esa ya es otra cuestión- podría ser perfectamente real. Es por eso que mucha gente se ve reflejada pues conocen a alguien que podría ser el protagonista ó alguno de los personajes de la historia(al igual que pasó con la historia de la abuela Vicenta).
-
@Ramon 1909:
De les millor històries que he llegit al forum.
És real?Gracias.
No, no es real. Lo que pasa es que podría ser perfectamente real pues antes de escribir una historia intento captar trozos de realidad. Una vez captados los junto, los modelo y les doy forma y lo que sale, sea bueno ó sea malo - esa ya es otra cuestión- podría ser perfectamente real. Es por eso que mucha gente se ve reflejada pues conocen a alguien que podría ser el protagonista ó alguno de los personajes de la historia(al igual que pasó con la historia de la abuela Vicenta).Doncs ecrius a la perfecció i ho narres com si fora real.
P.D: algú es preguntava si eres Ferran T.
-
Marc y Manolo, amigos.
Aquella tarde de otoño de 2003 fue una de las más tristes en la vida de Manolo. Cuando aquel doctor se acercó al pie de su cama y le dijo que tenía que hablar muy seriamente con él, no esperaba oír aquella frase que le iba a hacerse sentir el hombre más desgraciado sobre la faz de La Tierra. Estaba preparado para que le dijeran que jamás iba a poder comer embutidos, torreznos, callos ó todo aquello que le encantaba. Estaba dispuesto a oír que tenían que operarle a vida ó muerte. A cualquier cosa. Pero no esperaba escuchar aquello.
- Vosté ha de deixar d´anar al futbol. O això o la seua dona serà vídua en no res.
Al oírlo Manolo no pudo evitar estrujar la mano de Paquita, su mujer, que se la había tomado segundos antes sin que él, abstraído como estaba en la figura del médico, apenas se hubiese dado cuenta.
- O sempre pot camviar d´equip, fer-se del Valencia i no patir tant. Mai es tard per a rectificar…je,je,je
Aquel matasanos era choto. Pero él ni siquiera tuvo tiempo para contestarle como se merecía pues el mundo se le estaba cayendo encima.
- Manolo, ja has escoltat al metge. Ni al camp, ni per la tele, ni per la ràdio. Has de oblidar-te del Llevant.
Durante los siguientes meses intentó engañar a su mujer todo lo que pudo.
Al campo no podía ir pues su hijo mayor, Carlos, estaba conchabado con su madre y le retiró el abono. Él se lo había comprado –su magra pensión de jubilado no daba para mucho- y él se lo quitaba. Además, si se le hubiese ocurrido comprar alguna entrada suelta y cambiar de zona en el estadio, cualquiera de sus tres nietos, repartidos por el campo y también aleccionados por padre y abuela, no hubiera tardado en descubrirle y llevarlo a juicio sumarísimo familiar.
Pero cuando el Levante jugaba él nunca estaba en casa. Nadie podía impedir que a las cuatro de la tarde saliese a dar un paseo -de esos convenientes para el corazón- y que, a la hora del partido, se refugiase en un bar de aire canallesco en Ruzafa, en el cual, según un amigo suyo jubilado de Unión Naval le había advertido, eran fanáticos del Levante. Allí estaba seguro, mucho más que en cualquiera de las tabernas de la zona del Cabanyal donde cualquier vecina desaprensiva podría pillarlo con los ojos en la masa y delatarle a Paquita.
En ese bar perdido en una callejuela de Ruzafa, compartiendo mesa con un frutero pakistaní y un vendedor de baratijas senegalés, fue donde tuvo su segundo achuchón. Un balón mal despejado por la defensa del Levante le astilló el corazón. Pero pudo contarlo, quizás quien sabe, porque intuía que aquel año si que se iba a lograr lo que todos los granotas soñaban y él, con 69 años de levantinismo a cuestas, no estaba dispuesto a perdérselo por un corazón de mierda.
Su familia le ató en corto. Un chaval, de extraña pinta y estrafalaria indumentaria, adornado con todo tipo de arandelas metálicas, clavos e imperdibles en diversas partes de su anatomía, fue contratado por la familia al efecto. Aparecía por casa media hora antes de cada partido del Levante y no se iba hasta pasada media hora después de acabado. 50 euros le pagaba su familia por partido. A cambio de eso Marc, que así se llamaba, se ocupaba expresamente de que durante esas casi tres horas no se enterase de nada relacionado con su equipo. Le llevaba a pasear por la playa de Alboraia ó iban a Viveros,… a cualquier sitio donde no hubiese bares y a ser posible ni siquiera abuelos con el transistor pegado a la oreja para que él estuviera lo más relajado posible
En un principio se aburrían, a Marc no le gustaba el fútbol –había sido elegido hábilmente, entre otras cosas, por ese motivo- pero enseguida conectaron, hablaban un poco de todo y se caían bien. Se hicieron muy amigos. Marc le llamaba “abuelete” y él, en contestación, le apodaba “el alfileres”.
Cuando meses después, aquel inolvidable sábado de inicios de junio, el personal de la SAMU llegó raudo hasta aquella casita de Benimaclet, se encontraron a un joven llorando pero sin el mínimo atisbo de tristeza alguna, a un abuelo tieso como la mojama sobre el sofá con una media sonrisa en los labios, una fuente de embutidos de Requena a medio acabar delante del televisor y las sobras de un billete de 50 euros encima de la mesa.
El caso nunca se aclaró. La familia, que parecía saber algo, no quiso dar ninguna explicación. La autopsia dictaminó que Manolo falleció por un paro cardiaco fulminante y que no había mediado violencia alguna en dicha muerte. En el bolsillo de su ajada americana encontraron un sobre con la leyenda “12 partidos” y dentro 600 euros y una nota manuscrita “gásteselo en el abono para primera, abuelete”.
JOLIN… ES DE LAS HISTORIAS MÁS BONITAS QUE HE ESCUCHADO JAMÁS...ESTOY EN EL TRABAJO CON LAGRIMILLAS Y TODO
-
VERDADERAMENTE UNA MAGNIFICA HISTORIA.
LOLAILA, SI TE DEDICAS A LA ESCRITURA DIME QUIEN ERES. SI NO, DEDICATE.
UN ABRAZAZO.
-
Q se proponga premio literario, para la próxima cena, estas historías molan mucho, sean de verdad o fictícias.
-
MUY BIEN LO LOLAILA ME HE EMOCIONADO…ERES UNA GRAN ARTISTA
