Entrevista a INES
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Inés Herrera:
«Las monjas del colegio me prohibían jugar al fútbol»Hace un par de semanas, el primer equipo del Levante UD incorporó a la guardameta del femenino a sus entrenamientos. La noticia tuvo una gran repercusión y sirvió para darle un duro mazazo al machismo que azota a este deporte. Inés reivindica ahora más atención para el fútbol femenino.
Luisa Alcácer, Valencia
-¿Cómo valoras tu primera experiencia entrenando con hombres?
-Es una experiencia muy bonita, muy positiva. El trabajo del portero es muy específico y siempre es mejor hacerlo con profesionales especializados en el tema. Yo, en una sola sesión, he aprendido mucho sobre cada movimiento, la posición en la portería, las salidas… porque nunca antes había entrenado con un preparador de porteros.-Seguro que tienes alguna anécdota que contar…
-Bueno sí (ríe). Fue muy curioso porque en una mitad del campo estaban entrenando los jugadores y en la otra estábamos los siete porteros y cuando me di cuenta los aficionados estaban todos concentrados en nuestra mitad del campo. Y resulta que era porque me estaban mirando a mí. Era el atractivo de la jornada, una cosa nueva.-¿Has sentido la llamada discriminación positiva por ser mujer?
-No, desde el principio Pepe (Martínez Puig) dijo que no me tratasen como una chica, que no por ser mujer tenían que chutar menos fuerte o tener más cuidado conmigo. Lo que sí que tuvieron en cuenta es que acabo de salir de una lesión y todavía estoy en proceso de recuperación. Pero sólo por la lesión, no por ser chica. Además, yo quiero que me traten igual que si fuera uno de ellos.-¿Crees que el eco que ha tenido tu incorporación a los entrenamientos con hombres evidencia las diferencias entre el fútbol femenino y el masculino?
-Sí, es la novedad porque, por ejemplo, los porteros de los filiales también entrenan con la primera plantilla y ellos no son noticia. Es la primera vez que ven una mujer en un entrenamiento y eso sorprende. Y, claro, todos están pendientes de ver cómo lo haces, si estarás a la altura. Y la verdad es que les he demostrado que me tiro igual que ellos, que puedo hacer una parada igual que ellos.-Entonces, ¿puedes llegar a sentirte presionada, a tener la necesidad de demostrar que vales?
-No, para nada. Yo me he quedado alucinada con todo lo que ha pasado. Yo simplemente he ido a aprender y a hacer mi trabajo. Yo no pensaba ni salir en los periódicos ni nada.-Socialmente se admiten diferencias entre el hombre y la mujer (fundamentalmente físicas), ¿por qué parece un tabú hablar de las diferencias entre el fútbol femenino y el masculino?
-No lo sé, porque el fútbol femenino es muy diferente, se juega de manera diferente al fútbol masculino. No podemos tener la fuerza, la potencia de un hombre. Nuestro fútbol es distinto, porque los hombres y las mujeres somos distintos.-De vuestro fútbol se critica que es un fútbol lento, que carece de acciones explosivas… En definitiva, que es aburrido, ¿qué tienes que decir al respecto?
-(Sonríe) Simplemente, que vengan a vernos. Que vayan a ver fútbol femenino y sabrán que no es para nada lo que piensan.-¿Qué crees que necesita el fútbol femenino para alcanzar el status del masculino?
-Que los medios de comunicación nos hagáis un poco de caso. No pedimos que nos dediquen espacios de dos horas pero sí que exista un flujo constante de información, aunque sea breve, sobre nuestro deporte.-¿Crees que no tenéis el suficiente reconocimiento social?
-Bueno, hay veces que no se valora nuestro trabajo. Después de haber sido el equipo más importante, ahora tenemos que luchar más, ser más fuertes. Tal vez antes era un poco más fácil, pero el nivel de la Superliga ha subido muchísimo y cada vez es más difícil arañar una victoria.-¿Pueden haber personas a las que les moleste el éxito de las mujeres en un deporte tan marcadamente de hombres?
-Sí, claro. Pero en realidad son una minoría y gracias a la evolución social nuestro deporte está madurando.-Con la Ronaldhina habéis tenido un importante filón publicitario pero, ¿puede haber dañado la imagen de vuestro deporte?
-No, yo creo que es positivo, porque lo importante es que se hable de fútbol femenino. Gracias a ella se sabe que hay equipos, que hay una competición reglada y que la gente ya sabe que existimos.-¿El hecho de que las futbolistas no estéis profesionalizadas es otro obstáculo más a batir?
-Nosotras somos semi-profesionales. No podemos vivir del fútbol. Debemos buscarnos un trabajo o seguir estudiando porque, por desgracia, no tenemos el futuro asegurado.-¿Contra qué tiene que luchar una niña que decide ser futbolista?
-Bueno, por suerte ahora estamos en una época diferente. Pero en la mía fue muy duro. Lo de machirulo no se me olvidará en la vida. Las niñas de mi colegio me insultaban porque jugaba al fútbol. (Sonríe) Las monjas incluso llamaron a mi casa para decirle a mi madre que tenía que hacer algo conmigo, que cambiara la forma de educarme porque siempre jugaba con los chicos.