Lo que afecta a nuestro club se resume en el…
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El Principio de Peters
Estipula el principio en cuestión que "cada cual llega tan alto en la vida como grande sea su grado de incompetencia". Más o menos. O sea, que en una empresa el Gran Jefe suele ser el más inútil, y el tipo más cualificado de todos probablemente lleve malgastando su vida en algún cuchitril de las catacumbas de la oficina. Dicho enunciado puede perfectamente extrapolarse a cualquier otro ámbito de la vida, y en especial al de la política. ¿Cuántas veces hemos tenido la sensación de que el politiquillo de turno, un tipo que desempeña funciones de gran responsabilidad y esenciales para el buen funcionamiento de un Estado, suele meter la pata con demasiada frecuencia? ¿Y no ocurre en muchos casos que cuánta más responsabilidad detenta el individuo mayores son sus cagadas? Joder, es para pensárselo.
En principio, cuando tú llegas a, por ejemplo, Presidente de la República Francesa, parece claro que tienes un cierto nivel de estudios, que sabes comportarte en determinadas situaciones y que sabrás mantener tu boquita controlada cuando hables con los inefables chicos de la Prensa. Es decir, que en caso de duda, "achanta el mirlo, boquerón". Que te muerdas los labios, leñe, que para algo estás representando a un país con una larga historia a sus espaldas y para eso te pagan los contribuyentes. No la cagues jodiendo las relaciones con otras potencias teóricamente aliadas como, qué sé yo, el Reino Unido. La inteligencia, como el valor en la mili, se te supone. Por tanto, deja el pabellón bien alto, y sobre todo no se te ocurra hacer declaraciones del tipo "los ingleses me dan grima porque un pueblo con tan mala comida no puede ser de fiar", o que "lo único que los británicos han hecho por la agricultura europea son las vacas locas". Y si de verdad eres tan ceporro como para pensar eso a pesar de los muchos lustros en los que has venido moviéndote en el terreno de la diplomacia internacional, por lo menos no sueltes semejantes sandeces delante de periodistas del diario "Libération". Que ya sabemos que los del Cuarto Poder pueden convertirse en una peste bubónica cuando se lo proponen…
En fin, lo único que debe consolar al pobre Chirac en estos momentos de arrepentimiento (debe sentirse peor leyendo los titulares de la prensa gala que Michael Jackson escuchando su viejo hit "We are the world, we are the children") es la confirmación de que, en pleno cumplimiento del Principio de Peters, si se presenta de nuevo al cargo tiene la reelección asegurada