El racó del Calcio
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Suick i jo sempre hem tingut dubtes de la filiació calcistica d'Enric González. Teniem sospites de romanisme, però cada vegada (més amb cert lazialisme que han destilat alguns dels seus articles) en tenim més dubtes. L'escrit d'avui era una ocasió bona per a desenmascarar-se, però…???
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@El País:
Zapping
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 20-03-2006Para muchos aficionados españoles, en general para quienes no tifan por el Barcelona o por el Villarreal, la Liga de Campeones se ha convertido en una cuestión estética, en un asunto más filosófico que pasional.
Hay quien se traga el sapo y, en nombre de la patria, apoya al equipo español que sigue vivo. Hay también quien no se traga nada y desea que el rival eterno sufra una eliminación de lo más dolorosa.
Patrias y rencillas al margen, la actitud contemplativa de quien está ya fuera puede inducir al zapping en las próximas eliminatorias.
Nuestro afán de servicio nos impele a ofrecer una pequeña guía sobre las situaciones en las que resulta aconsejable detenerse en un partido disputado por el Juventus de Fabio Cape
llo, el Milan de Carlo Ancelotti o el Inter de Roberto Mancini.
- El Juventus pierde por 1-0. La Juve tiene algo de Mae West: cuando es buena, es muy buena; cuando es mala, es mejor. Y saca toda su maldad cuando le toman ventaja.
La Vieja Señora no está habituada a perder y con un gol en contra se eriza, araña, patalea y padece una agonía. Ningún equipo sufre de una forma tan carnal como el Juventus. Tiembla el mentón de Capello, Nedved cae muerto al borde del área por un soplido del defensa, Emerson y Vieira sudan y empujan como posesos…
El Juventus suele acabar remontando -por pura chiripa si hace falta, como ante el Werder Bremen-, pero, mientras pierde, ofrece un espectáculo de los que cortan el aliento.
Muy aconsejable para sadomasoquistas.
- El Milan gana por 2-0. El Milan dispone de un mecanismo interno muy sencillo: un compás, Pirlo; un muelle, Kaká, y dos percutores, a elegir entre Shevchenko, Gilardino e Inzaghi.
Pero el equipo es grandote, culón, de timón lento. Le cuesta frenar si adquiere ventaja, por lo que suele arrollar por goleada a los adversarios -los cuatro goles al Bayern Múnich-, pero también le cuesta virar cuando las cosas se tuercen -la remontada del Liverpool en la final de Estambul-.
Más que del entrenador, el problema procede de la defensa, muy veterana, muy acostumbrada a marcar el centro de gravedad y con tanto peso específico que atrae hacia sí al resto del equipo.
El Milan tiene talento para regalar y una cierta carencia de agilidad, física y mental. Con un 2-0 a favor, puede marcar tres más o puede acabar perdiendo.
Muy aconsejable para los amantes de los marcadores sensacionales.
- El Inter gana por 1-0.
El Inter sabe jugar al fútbol. Mancini no ha inventado nada, pero cuenta con un buen ventilador, Verón, que da oxígeno a las alas, Figo y Stankovic, y al poderoso, ciclotímico e imprevisible Adriano.
Lo que pasa es que el Inter es más auténtico cuando duda, cuando se fía porque va con ventaja, cuando descubre sus flancos. En esos momentos le vienen los suspiros y las melancolías y puede ocurrir de todo. Puede marcar otros dos goles con dos zarpazos lánguidos o puede complicarse muchísimo la vida.
En ese momento del 1-0, de luz incierta, resalta además el juego como medio centro del argentino Cambiasso, una madraza generosa que lo hace todo sin decir nada, que cubre todos los huecos y perdona todos los errores.
Para el Inter, Cambiasso es casi una señal del cielo: después de tanto tiempo vendiendo joyas y comprando churros o caballeros venidos a menos por la edad, el pivote de la selección albiceleste llegó casi regalado del Madrid y resultó una maravilla.
El partido en el que el Inter va un paso por delante en el marcador resulta, en definitiva, muy aconsejable para los aficionados al suspense.
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@El País:
El fantasma de Adriano
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 27-03-2006Un espectro recorre los estadios italianos. Se llama Adriano Leite Ribeiro y no mete un gol ni a tiros. Convertido en el fantasma de sí mismo, acosado por una jauría rival, Adriano resopla, empuja, cae, se levanta, vuelve a intentarlo, y así pasa un partido, y luego otro, y otro. Lleva tres goles este año, tres goles facilones contra dos adversarios facilones, Cagliari y Sampdoria. El gol se le ha olvidado.
Adriano no es un bluff. Quien le vió jugar cuando era Adriano, no su fantasma, sabe lo que vale. Sufre, sin embargo, de dos males graves: uno, la ansiedad por jugar; dos, la ciclotimia. Un delantero no tiene por qué entender el juego. Es probable que la mayoría de los medios aficionados sepan más que Hugo Sánchez, Muller o Romario. A un ariete le basta el instinto porque en su oficio no se piensa, se actúa: hay que adivinar por dónde llegará el balón y soltar el cuerpo e ir en busca del gol. Hacen falta un pie exquisito, una coordinación sobrehumana, una cabeza a prueba de porrazos y un punto de maldad; para pelotear están los otros.
Cuando Adriano no encuentra la portería, se empeña en ir para atrás. Eso dice mucho de su pundonor, pero no sirve de nada. Dar un pase en corto en el círculo central sin tener un plan en la cabeza es como pintar un palote sin saber que es una i. Y mientras está detrás no está delante, vagueando a la espera de un rebote, como hacen los arietes en sus días tontos. Tampoco le salen ya aquellas cabalgadas de 40 metros, porque cuando llega al área dispara contra el línier. Cuanto más falla, más se desespera y más penoso resulta verle bufar, como una ballena que gime y busca una vía de fuga mientras la despedazan los cachalotes.
Cuando le salen las cosas parece el jugador total, el concepto platónico del futbolista. Cuando le salen mal, hace lo necesario para que le salgan peor. Su ciclotimia no es nueva. El Inter lo compró al Flamengo en 2000, con 18 años, y se lo llevó a un Trofeo Bernabéu para exhibirle. Dado que hablamos del Inter, fue cedido al Fiorentina. Al año siguiente se interesó por él el Parma, que gastó en el sueldo de Adriano sus ahorros. Fue Sacchi, por entonces director deportivo del Parma, quien se empeñó. "Espero no equivocarme", dijo Sacchi, "porque es un fenómeno, pero hace cuatro meses que le sigo y hace cuatro meses que juega asquerosamente mal".
Adriano se recuperó, salvó al Parma y volvió al Inter. Con algún pequeño bache, había funcionado gloriosamente bien hasta ahora. Hizo a la afición regalos de los que no se olvidan, como cuando fue a Brasil para enterrar a su padre, volvió, fue casi directamente del avión al campo y arrasó. Demasiado hermoso para ser eterno.
Su entrenador, il bello Roberto Mancini, habla de "problema psicológico". Lo es. Si Adriano se sometiera a un psicoanálisis, el bloqueo quizá se resolviera en cuanto se nombrara a Zico. Zico fue el ídolo de Adriano y sigue siéndolo. Alguien debería decirle a Adriano que, aunque tire las faltas casi tan bien como Zico, no trabaja de capitán general, sino de infante de asalto, y que no debe obsesionarse con el fútbol. Debe convencerle de que basta esperar. De que lo suyo es tener paciencia, como los predadores o los vendedores de seguros.
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Ciclotimia cronica: Manchev, Congo, Bieffe Rodriguez…
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@Noirot:
Ciclotimia cronica: Manchev, Congo, Bieffe Rodriguez…
Lo mismo que pensaba yo al leerlo. Lo de esos es eclipse total. Que triste que Mustapha sea ahora el quinto delantero, es como para borrarse.
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Que triste que Mustapha sea ahora el quinto delantero, es como para borrarse.
Sense veure-ho, t'explicarien que Vladimir està per davant en les preferències del cap de suro de Mané i no t'ho creuries.
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@El País:
Luciano, Cesare y la tercera edad
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 03-04-2006El otro día, cuando terminó el entrenamiento, Luciano Spalletti le dijo a Okaka que se quedara en el campo. Mientras los demás jugadores del Roma cantaban bajo la ducha, Spalletti centraba balones y Okaka remataba de cabeza. Los dos solos, entre bromas, como un par de amigos. Okaka tiene 16 años y ayer jugó contra el Fiorentina. También jugaron Acquilani (22) y Rosi (18). De Rossi, que a los 22 se ha convertido en uno de los mejores medios centro del calcio, se quedó en el banquillo por lesión.
A mediados del segundo tiempo, cuando el Roma marcó el gol que igualaba el de Toni (el 26 de la temporada), Cesare Prandelli hizo cambios. Introdujo a Montolivo y llamó a Bojinov para conversar un instante. La cosa fue más o menos así: "¿Te va bien seguir por la izquierda?". "Sí, míster; estoy cómodo". "Pues tú, por la derecha, Montolivo". "Vale". Y el Fiorentina tomó la iniciativa al final.
La cosa, que concluyó en empate (1-1), permitió comprobar el buen trabajo de los dos técnicos más eficientes, dialogantes, imaginativos y honrados del campeonato italiano (Pillon, del Chievo, también estupendo, se queda por ahora un poco por debajo del dúo de moda). Uno, Prandelli, inventó a principios de curso un esquema eficaz basado en Toni, el prolífico hombre en punta. El otro construyó sobre la base de Totti, que para el Roma viene a ser como la suma de Ronaldo y Ronaldinho, y fue perdiendo piezas por el camino (Cassano se fue, Montella se rompió) hasta perder al propio Totti. ¿Qué hizo? Sacar a los chavales y enseñarles a jugar en movimiento continuo para que todos fueran a la vez creadores y ejecutores y la suma de su esfuerzo cubriera el hueco del gran Francé. Lo que salió, la llamada Banda de Hermanos, es uno de los equipos más humildes, esforzados y vistosos del torneo.
Fiorentina y Roma, Prandelli y Spalletti, compiten por el cuarto puesto. Los tres primeros, como siempre, están reservados para las tres hermanas. El scudetto lo ganará Fabio Capello, que se enfadó el sábado con Ibrahimovic. Capello lleva días enfadado. Le molesta que se vea el cartón de su supuesta magia y en las eliminatorias europeas, cuando su robusto y veterano cuadrado mágico (Cannavaro, Thuram, Vieira y Emerson) ha empezado a ir mal de bofe y ha dejado de gozar de lo que los italianos, con deliciosa discreción, llaman "sumisión psicológica" de los árbitros a la Juve, el cartón ha asomado por todas partes.
Roberto Mancini, el atildado técnico interista, tiene sólo 41 años y debería apostar por la juventud y la inventiva. Ocurre al contrario: parece fiarse sólo de jugadores cercanos a su generación. Sus hombres de confianza son Verón y Figo, treintañeros. Por no hablar de su mano derecha, Mihailovic, que a los 37 parece del otro lado de la frontera escatológica (en un sentido filosófico, no excrementicio).
A Carlo Ancelotti le gusta que su Milan juegue al ataque. Pero, si repasamos las partidas de nacimiento de los que alineó el sábado ante el Lecce, desde los venerables Costacurta (40 años) y Maldini (38) hasta los Cafú (35) y Rui Costa (33), se entiende que el Milan perdiera ante uno de los colistas.
En el momento culminante de la competición europea, los equipos italianos, mucho más vetustos que el Arsenal, el Barcelona o el Lyón, corren el riesgo de asfixiarse en la última cuesta. Ya pasó algo parecido la temporada pasada: lo del Milan frente al Liverpool no fue despiste, ni exceso de confianza ni mala suerte; fue, muy probablemente, un simple achaque.
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Malgrat tot, grande Costacurta. Amb aquest cognom, estava destinat a ser un dels centrals llegendaris de la història del calcio.
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Ahir hi hagué un xat a El País amb Enric González. Per questions de feina em va ser impossible participar-hi, però la indiscreció de dos lectors ha permès descobrir que Enric González és…¡interista!
(i perico, el molt cabró).
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Grande Enric!!!
Por perico, claro.
Y eso de Interista… es el tipico tapado de la Roma.
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@El País:
Tsimtsum
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 10-04-2006Isaac Luria, un rabino del siglo XVI, acuñó uno de los conceptos más enigmáticos de la Cábala. Según Luria, Dios tuvo que contraerse para hacer un hueco externo en el que crear el universo. Luego, vinieron la rotura de los vasos, las chispas divinas y la purificación, acontecimientos esotéricos ajenos a lo que nos ocupa.
Lo más interesante de la teoría cabalística luriana es una paradoja pesimista: cuanto más se expande el universo, más se contrae la divinidad, forzada a un exilio autoimpuesto en los límites exteriores de su propia creación. La conclusión lógica consiste en que Dios es cada día más pequeño y está cada día más lejos. A todo eso se le llama tsimtsum.
Quizás el concepto del tsimtsum sea el único capaz de explicar el misterio del Inter, cada año más rico, cada año más caro, cada año más caótico y cada año más lejano del scudetto y de la copa orejuda de los campeones de Europa. Algún tipo de maldición mística pesa sobre la Bienamada de Milán, la sociedad más patética del Calcio.
Hasta la semana pasada, ser interista constituía una desgracia leve y relativamente llevadera. Los lenguas bronceadas -a los interistas se les llama así porque cada verano están convencidos de que la próxima temporada es la suya y no dejan de hablar de los múltiples trofeos que ganarán de calle- se organizaban la vida bastante bien, de acuerdo con el ritmo de la naturaleza: felicidad con el calor, incertidumbre con las primeras lluvias de otoño, escepticismo con el frío y atroces disgustos en la primavera, sepultados de inmediato por la adrenalina de algún fichaje veraniego destinado a cambiar de forma definitiva el destino del Internazionale.
Esos buenos tiempos concluyeron en El Madrigal. La gente del Inter quedó condenada a vagar en pena, felicitando por los siglos de los siglos al Villarreal y pidiendo perdón al mundo por haber hecho lo que hizo en esa noche aciaga. No por el codazo de Materazzi, que también, sino por la bochornosa renuncia a jugar al fútbol frente a un equipo que sí jugó.
El Inter ganó el sábado en Ascoli (1-2), pero dio lo mismo. En Milán esperaban su vuelta unos cuantos desquiciados -hasta en eso la desgracia es azul y negra: los grupos violentos interistas son comparables con los del Lazio- para atacar a los jugadores. A las tres de la madrugada, en el aeropuerto de Malpensa, el pobre Cristiano Zanetti, que no ha jugado apenas y en junio se larga al Juventus, fue el que corrió más lento y se llevó un golpe en la cabeza. A eso del amanecer, parecía imposible que el Inter pudiera caer más bajo.
Cualquier situación, sin embargo, es siempre susceptible de un empeoramiento. Lo peor llegó a las tres de la tarde, cuando los futbolistas del Milan acordaron saltar al campo con diez minutos de retraso como muestra de solidaridad con sus colegas del Inter. Sólo faltaba eso: la piedad del rival y las cuchufletas de la afición milanista.
El Milan estuvo a punto de caer frente al Lyón, pero logró el milagro en los últimos diez minutos. El Inter hizo un milagro distinto: arruinar el verano a cientos de miles de lenguas bronceadas y alejar hasta lo inconcebible el sueño de un título, una copa, una alegría.
Han pasado 17 años desde el último scudetto y cuatro decenios desde la última Copa de Europa. El tsimtsum se lleva cada vez más lejos la esperanza y abandona al Inter en la continua expansión de su miseria. Es imposible explicar la vergüenza que sienten los interistas. La vergüenza que sentimos.
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Es interista.
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Sí.
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Racó, Racó Racó!!!!
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@El País:
La resurrección del Nápoles
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 17-04-2006En el caserón donde vivo ocurrió, el 16 de marzo de 1583, una resurrección de ida y vuelta. Estaba Felipe Neri celebrando misa cuando le avisaron de que Paolo, uno de los chicos de la familia Massimo, agonizaba. El futuro santo corrió hacia la cama del enfermo. Le encontró, sin embargo, ya muerto. En tales circunstancias, no podía hacer otra cosa que resucitar a Paolo: le puso la mano en la frente durante unos minutos, rezó, regó el cadáver con agua bendita y el chico volvió a la vida. Pero no volvió muy conforme, según parece, porque le dijo a san Felipe que muchas gracias, pero que prefería la muerte. Y murió otra vez.
El extraño milagro del palacio Massimo tiene algo que ver, quizá, con la fiesta de Nápoles. El equipo de la ciudad abandonó el sábado la Serie C, equivalente a la Tercera española, después de dos años negros, y logró el ascenso a la B con una victoria sobre el Perugia ante su público y en su propio estadio, el San Paolo, justo en el fin de semana de la Pascua de Resurrección. Todo encajó al fin. Empezó a terminarse la pesadilla iniciada en 2004 con la quiebra, el descenso a la C y la refundación como Napoli Soccer.
Como en los días de gloria, la grada del San Paolo invocó a su santo particular, el más reverenciado en el golfo y la costa amalfitana después de san Genaro, el de la sangre licuada: sonó el triple silbido del árbitro y la gente, desenfundando las bengalas, se desgañitó a gritos de "¡Maradona, Maradona, Maradona!".
El actual propietario del Nápoles es Aurelio de Laurentiis, un productor cinematográfico con una filmografía larga y perfectamente prescindible. De Laurentiis acudió a la cabecera del Nápoles cuando la sociedad estaba muerta; no le puso la mano en la frente, sino 40 millones de euros en el bolsillo, y resucitó al cadáver en poco tiempo. Hasta ahí, todo un señor.
Para realzar el ascenso a la B, De Laurentiis concedió una entrevista telefónica desde Hollywood a La Gazzetta Sportiva. Y envió un mensaje a Franco Carraro, el presidente de la Federcalcio: "Le pido que haga, como el caballero que es, un gran gesto y devuelva a los napolitanos aquello que merecen, la Serie A". La cosa no quedaba aquí: "Por parte de Carraro sería un gesto distensivo que cancelaría estos años de tensión. Porque algún error lo ha cometido: meter al Nápoles en la Serie C fue un gran error de márketing por todo lo que representa esta ciudad".
¿Márketing? ¿Los ascensos y descensos son cuestión de márketing? ¿Los equipos de las grandes ciudades no pueden quebrar ni bajar de categoría? Carraro es un personaje inefable al que ni los abogados de Silvio Berlusconi se atreverían a defender, pero pedirle un doble ascenso por motivos de caballerosidad -De Laurentiis hizo ya esa petición el año pasado- parece demasiado incluso en un mundillo tan pintoresco como el del calcio.
De Laurentiis dijo también a la Gazzetta que el fútbol está "destinado a cambiar completamente" y que hace falta avanzar hacia el futuro con una "cultura mediática" como la de Hollywood.
Leyendo esa entrevista, me vino a la memoria el milagro del palacio Massimo. Ojalá no ocurra, pero no parece imposible que algún día los napolitanos, y muchos otros, añoren aquellos partidos contra el Manfredonia, el Torres o el Juve Stabia, disputados en campos parroquiales de tierra, pedrusco y solazo de mediodía. Ojalá los napolitanos no tengan algún día que decirle al santo De Laurentiis que muchas gracias, pero que estaban mejor muertos.
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Jo vaig estar en Nàpols fa 2 anys i lo de Maradona és increïble. Mai havia vist tanta devoció per un jugador. El casc antic de la ciutat de Nàpols està ple de capelletes als carrers, cadascuna d'un Sant o familiar diferent, doncs com no, ahí estava la de Maradona. I si vas a una llibreria una passada també, un fum de llibres sobre la vida de Maradona, cadascún diferent a l'altre.
Per cert, vos recomane que feu una visiteta a esta ciutat del sur d'Itàlia, és una passada. A mi em va agradar moltíssim.
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Bé, hi ha racó esta setmana o què?
Com es nota que el sector catenaccista ha arribat cansat a este final de temporada i ja està pensant en les vacances...
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@El País:
La Vieja Señora y el viejo artista
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 24-04-2006Podriamos contar que el Juventus no ha ganado ninguno de sus últimos cinco partidos. La Vieja Señora se mantiene al frente de la tabla desde principios de la pasada temporada, pero sus 15 puntos de ventaja se han quedado en 3 a falta de tres encuentros para el final de la Liga. Un defensor competente como Cannavaro se ha visto reducido a la condición de agresor -la semana anterior dislocó una clavícula y el sábado rompió una tibia-, el loado Ibrahimovic arrastra dos pies cuadrados, Emerson sufre de pubalgia, Vieira padece una astenia, Zebina y Zambrotta juegan sonánbulos… Fabio Capello ha fundido por enésima vez un equipo y los diez millones de seguidores viven horas de aflicción. El Juventus más arrogante de la era contemporánea se arriesga a quedarse sin un scudetto que daba ya por liquidado.
Si habláramos del Juventus, nos atendríamos a la segunda acepción que el diccionario da al término "deporte": "Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas". Preferimos, sin embargo, la primera definición, la que deja de lado entrenamientos, sujeciones y normas: "Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre". Y hablamos de un hombre que, inevitablemente, soporta mal a la Vieja Señora. "Los débiles carecen de representación en la tierra. Por eso he detestado siempre al Juventus. Para mí, ganar era un accidente", dice ese hombre; "para el Juventus es una condena".
El hombre no exagera cuando habla de victorias accidentales. Sus palabras son avaladas por las hemerotecas. ¿Pruebas? Las hay en abundancia. Este señor, que amaba jugar al fútbol, pero se negaba a ejercer como futbolista, le hizo una vez un túnel a Gianni Rivera delante de todo San Siro e inmediatamente le pidió perdón. "No se podía humillar así a un artista", explicó. Otra vez, después de driblar al portero contrario, se negó a marcar a puerta vacía: también le parecía un gol "humillante". Su momento supremo, el que le definió para siempre, llegó en un Padua-Cremonese. Su equipo, el Padua, había apostado por una táctica defensiva que no le gustaba. Hizo lo que le pareció lógico: tomó el balón y corrió hacia su portería, regateando a sus propios compañeros, hasta plantarse ante el guardameta. Entonces se frenó. Demasiado tarde, por desgracia, para un tifoso del Padua que, convencido de que el artista iba a marcar un golazo en propia puerta, sufrió un infarto y murió.
Antes de hacer un pase largo se encaramaba sobre el balón -no lo intenten en casa- y oteaba el horizonte con la mano de visera. En un Padua-Udinese se sonó la nariz con el banderín del córner y anunció al público, con gestos inequívocos, que iba a marcar directamente desde el ángulo. Y marcó.
Este señor, del que dijeron que tenía los pies más exquisitos del calcio, no llegó a la selección porque le gustaban demasiado el alcohol, el tabaco y las mujeres. Se llama Ezio Vendrame, tiene 59 años, convive con la depresión y escribe libros desgarrados y fascinantes en los que a veces habla de fútbol. Su estilo es, salvando las distancias, el mismo que el crítico Harold Bloom atribuye a san Marcos y Edgar Allan Poe, "dos fantásticos malos escritores". Pasó la infancia en un orfanato y tuvo su primer abrigo gracias a su primera paga como juvenil en el Udinese. Minutos después de comprarse el abrigo, vio a un niño gitano y se lo regaló.
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Es que ayer era feriado, asi que el único calcio que vi fue el del Winning Eleven 10.
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Para mi que el enric,cegado por la fama que le da esta fantastica columna ,se esta aficionando mucho a estirar la goma mas de lo conveniente.Aun asi,que viva Enric.
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Ezio Vendrame, un dels intempestius genials de la història del calcio. Crec que per aspecte y tarannà, se'l podria comparar a Mágico González. Gent per a la que el futbol és més que una activitat professional, és un filosofia de vida que no està comprimida en 90 minuts de partit i que, pel mateix motiu, no accepta imposicions ni codis de conducta estranys a la seua naturalesa quan estan en el camp.
De l'anecdota del corner explicà, amb el seu humor irreverent: Potser trobeu bonic que els jugadors es moquin amb la ma? Jo vaig trobar més fi, i si voleu més instructiu, mocar-me amb la bandera del corner.
Una vegada vaig estar fullejant la seua biografia, però no la vaig comprar, només vaig llegir-ne parts a la llibreria. Potser ara m'hi repensi…
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@El País:
Matrix
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 01-05-2006Los asesinos vocacionales se dividen en dos categorías: los organizados y los desorganizados. Los organizados son fieles a un modus operandi y planean con cuidado sus crímenes: un ejemplo clásico es el de Henri Landru, guillotinado en 1922 por el asesinato de 10 mujeres (a las que robó todo el patrimonio) y un muchacho. Los desorganizados improvisan en cuanto se les ofrece una ocasión o cuando se les dispara el ansia de matar, generalmente asociada al deseo sexual: el paradigma es Jack el Destripador, que en 1888 asesinó y mutiló a cinco prostitutas en Londres.
La clasificación organizado-desorganizado resulta igualmente útil en el ámbito de los futbolistas antideportivos. Los organizados son metódicos y suelen elegir con antelación a su víctima: insultan, provocan, pegan discretamente y con eficacia, cuentan con un plan de emergencia (en caso de apuro, alegan que los agredidos son ellos) e intentan coleguear con el árbitro igual que los asesinos procuran establecer vínculos con la policía.
Pavel Nedved, interior del Juventus, es un gran organizado.
Los desorganizados son los que no pueden resistir la tentación de cometer una burrada. Muchos de ellos son encantadores fuera del estadio, visitan a los niños en el hospital y ayudan a los compañeros en dificultades. Pero en cuanto pisan hierba se les cruzan los cables. Quizá resulten menos despreciables que los organizados; son, sin duda, más peligrosos. Hacen faltas terribles, y, en consecuencia, coleccionan sanciones. Que no sirven de gran cosa, porque las cumplen y vuelven a las andadas.
El más notable desorganizado del calcio es Marco Materazzi, central del Inter, también llamado Matrix por su afición a la patada voladora.
Materazzi encabeza la lista de los personajes detestados en el fútbol italiano. El codazo a Sorín en la eliminatoria europea frente al Villarreal fue tremendo, pero nada particular en el historial de Matrix, capaz de alcanzar niveles de violencia realmente extraordinarios. En un Milan-Inter de 2003 le pegó a Shevchenko una patada en las costillas. Un año después, en otro Inter-Milan, clavó la puntera en el pecho de Inzaghi. Luego se ganó dos meses de descalificación por pelearse a puñetazos con Cirillo, del Siena, en el túnel de vestuarios. En octubre pasado realizó una entrada estremecedora a Ibrahimovic. Un senador de la posfascista Alianza Nacional propuso que Materazzi fuera juzgado "como un delincuente común".
El temible Matrix carece del cinismo de los defensas organizados, fieles a un viejo lema italo-argentino ("si sobresale de la hierba, pégale duro; si resulta que es el balón, paciencia") porque lo suyo es el gore irracional, la locura repentina, la violencia gratuita. Su padre, el técnico Giuseppe Materazzi, ha tenido que pronunciar más de una vez la frase "mi hijo no es un asesino", más propia de las crónicas de sucesos que de las páginas deportivas. El propio Matrix llamó una noche a un programa de televisión para gimotear que sus condiciones técnicas eran mediocres y que a veces no podía controlarse. Internet está lleno de insultos a Materazzi. Algunas páginas, como loscarsomaterazzi.splinder.com se dedican en exclusiva a eso, a insultar al "carnicero" Materazzi.
La justicia deportiva hace poco. Hay, sin embargo, otra justicia: la del balón. Ayer funcionó. Empoli-Inter, minuto 92, 0-0. Materazzi controla un balón junto a la línea del centro del campo y, en un arrebato de inspiración, decide cederla hacia atrás. Suelta un globo que pasa por encima del portero y marca, en propia meta, el gol más hermoso de su vida.
La cara que se le quedó a Matrix valió por varias sanciones.
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Buenísima la columna de hoy, creo que merece ser ilustrada con varios documentos audiovisuales:
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Buenísima la columna de hoy, creo que merece ser ilustrada con varios documentos audiovisuales:
Uffff,que panza a reir me he echado.
Desde hoy me declaro incondicional de Matrix.Y es que no querer a jaquemate es no querer al ser humanop.d.Gracias por el curro,incendiario
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el año que viene a este lo tenemos por aqui, menudo hijoputa. alfaro es un niño de teta al lao de este pollo
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@El País:
El Aleph
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 08-05-2006En El Aleph, uno de los relatos más célebres de Jorge Luis Borges, todo lo que ha existido, existe y existirá, multiplicado por todas las cosas que pudieron ser y no fueron, se concentra en una diminuta espiral vertiginosa llamada aleph, por el nombre de la cabalística primera letra hebraica. Nunca se ha descubierto un aleph en el mundo real, pero en el universo mágico del calcio sí hay uno. Se llama General Athletics, aunque es más conocido por las siglas Gea, y las fiscalías de Roma y de Nápoles escudriñan en su interior con el afán de desvelar un fenómeno que durante años ha intrigado a la ciencia: ¿por qué los errores arbitrales, los postes, los huecos en el césped y hasta la meteorología actúan siempre a favor del Juventus?
La cabeza de Gea es Luciano Moggi, el ferroviario jubilado que dirige el Juventus (tras estancias en Roma, Lazio, Nápoles y Torino) y, se supone, la totalidad del calcio. Gea gestiona las carreras de más de 180 futbolistas y de 24 técnicos, por lo que sus tentáculos se extienden por todo el país y penetran en todos los clubes. Su vocación alephística se refleja en el elenco de sus directivos: Alessandro Moggi, hijo de Don Luciano; Francesca Tanzi (hija de Calisto Tanzi, ex presidente del Parma y protagonista del mayor fraude empresarial en la historia de Europa); Andrea Cragnotti (hijo de Sergio Cragnotti, ex presidente del Lazio y protagonista del segundo mayor fraude empresarial en la historia de Europa); Giuseppe de Mita (hijo del ex presidente del Gobierno Ciriaco de Mita); Chiara Geronzi (hija de Cesare Geronzi, presidente del megabanco Capitalia); y Davide Lippi (hijo de Marcello Lippi, seleccionador italiano).
La expresión "tráfico de influencias" no alcanza, ni de lejos, a definir lo que, según los fiscales, se cuece en Gea. Luciano Moggi, que en 1993 se libró con una simple multa y un arresto simbólico de una investigación que demostró que, como director general del Torino, obsequiaba a los árbitros con "señoritas de compañía", parecía el último representante de la Italia más tópica y eterna. Pero Silvio Berlusconi cayó, por poco pero cayó. Inmediatamente después cayó Bernardo Provenzano, el jefe supremo de la mafia siciliana, tras más de 40 años en paradero desconocido. Ahora está a punto de caer Luciano, investigado por presunta asociación para delinquir (un delito establecido de forma específica para combatir las mafias) "con el objetivo de cometer fraude en la competición".
Lo único seguro es el cambio en el Juventus. Antonio Giraudo (condenado y luego absuelto por dopar a los futbolistas de la Vieja Señora), Roberto Bettega y el propio Moggi, los tres dirigentes que eligieron un nombre tan siniestro como Tríada (la mafia japonesa) para definirse a sí mismos, protagonizarán la disolución más espectacular desde que en 1970 se pelearon Lennon y McCartney. La familia Agnelli, propietaria de Fiat y del Juventus, expresó ayer a través del heredero John Elkann su total "cercanía a los jugadores". De los directivos no dijo nada, para no tener que decir que ya estaban firmadas las cartas de despido.
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Penultimo de la temporada. El Scudetto se decide la semana que viene. Si puntua la Juve de Moggi (o no gana el Milán a la Roma)campeones. Toni dos barracas más: 30. Bota de oro seguro.
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I 30 barraques de Calcio, que no són iguals que les 44 de Camataru en la lliga romanesa.
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@El País:
]El Juventus, presunto ganador del supuesto campeonato italiano
ENRIC GONZÁLEZ
EL PAÍS - Deportes - 15-05-2006El Juventus de Turín se convirtió ayer en el presunto campeón de lo que en ciertos medios se considera la Liga italiana. El equipo blanquinegro obtuvo una supuesta victoria, 0-2, frente al Reggina, lo que le permitió mantener sus teóricos tres puntos de ventaja sobre el Milan y coronar, al parecer, 74 jornadas consecutivas al frente de lo que las autoridades federativas, antes de ser destituidas bajo acusaciones de corrupción rampante, solían definir como "clasificación".
Los jugadores juventinos realizaron un simulacro de celebración sobre el césped y se largaron, cariacontecidos, a esperar el desenlace de lo que, a tenor de todos los indicios, podría ser calificado como el mayor fraude deportivo de la historia mundial. El fiscal napolitano Giuseppe Narducci dijo ayer mismo que la presunta banda criminal creada por el director general del Juventus, Luciano Moggi, para controlar la federación, los árbitros, los resultados de los partidos y hasta la moviola televisiva, era "peor que la mafia".
Moggi, con una supuesta lágrima en los ojos, se declaró "inocente" y "destruido" y anunció que dejaba para siempre el fútbol. Posiblemente había leído en los periódicos las transcripciones de sus propias conversaciones telefónicas: después de leer esa retahíla de amenazas, conspiraciones, chanchullos, corruptelas, pactos secretos y obscenidades, era imposible pensar en el calcio y no sentir arcadas.
Silvio Berlusconi, propietario (según el registro mercantil) del Milan y hombre célebre por su escrupuloso cumplimiento de la ley, exigió "la restitución inmediata" de los títulos ligueros de 2005 y 2006: daba ya por seguro que el Juventus, que hace un año y ayer mismo pareció ganarlos, sería privado de ellos y que pasarían automáticamente al segundo clasificado.
Resultaba bastante probable que el Juventus los perdiera, pero no tan probable que se los llevara el Milan: eran muchos los partidarios de que ambos campeonatos quedaran desiertos como recordatorio eterno de un fraude que no debía (en teoría) repetirse.
¿El Juventus, a Segunda? Pues sí, para no dar la razón al grupo de atontados que ayer, haciéndose pasar por tifosi juventinos (mejor no pensar que lo fueran realmente), colgaron en el estadio una pancarta con el siguiente texto: "El fin justifica los medios". Hundir al Juventus en las divisiones inferiores sería, en términos de repercusión social, como colocar al Real Madrid en Tercera o peor. No hacerlo equivaldría a aceptar que los tramposos ganan siempre.
Esta presunta columna opta por adherirse al fraude clamoroso del calcio y se copia a sí misma, en versión del 21 de febrero de 2005: "La verdad, en el calcio" es sólo una. La verdad se llama Luciano Moggi y es un señor calvo residente en Turín. Luciano Moggi es una de las pocas personas que saben por qué ocurre lo que ocurre". Él (supuestamente) lo sabía. El resto de Italia y del mundo se limitaba (supuestamente) a sospecharlo.
Que los jueces hagan ahora lo suyo, si les dejan. Afortunadamente, según fuentes oficiales, el campeonato se ha acabado. ¡Qué asco!
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Se acabó la columna. El tío no puede evitar marcarse un tanto, y recordarnos que a Moggi ya le conociamos. ¡Villarroel, fichalo!
Trataremos de reciclar este post para seguir a los azzurri en el mundial. Avanti!
Y de postre, un cucciaio: