La abuela Vicenta
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Son las nueve y media de la noche y ya anochece en el Cabanyal. Vicenta está sola tomando la fresca sentada en la acera delante de su casita coqueta y centenaria. Su enjuto y octogenario cuerpo es sostenido sin dificultad por una silla de playa de patas oxidadas comprada aquel mismo lejano año en que tuvo su primera magefesa. En su mano izquierda sujeta una bandera blaugrana, ya muy ajada, y con la derecha saluda a los coches alocadamente conducidos por veinteañeros que hacen su particular rallie por los estrechas callejuelas de los poblados marítimos de Valencia, haciendo ostentación de fanatismo levantinista. Apenas pasan a dos ó tres metros de ella y Vicenta, aunque las cataratas casi no le dejan verlos, percibe enormes vaharadas de felicidad procedentes de aquellos ruidosos jóvenes que sin duda acabarán destrozando las bocinas de sus autos.
Desde que Toni murió, el mismo día que aquel guardia civil bigotudo tan maleducado y feo montase aquel lío en Madrid -ella cree que deben de haber pasado más de veinte años pero no estaría segura- Vicenta no se había sentido tan feliz. Ni siquiera cuando su hijo le dio su primer nieto, Ximet, pocos meses después de que Toni no volviese a casa y se quedase para siempre faenando en la mar.
A ella no le gusta el futbol, es más, en vida de Toni lo odiaba. Ella hubiera deseado que su Toni le llevara a pasear por la calle Colón, por la Plaza del Generalísimo, por la calle de la Paz,…en lugar de irse con sus amigotes de cofradía al Vallejo, el campo del Levante, a chillar y gritar como monos en celo. Además casi siempre venía disgustado y, aunque en casi veinte años de matrimonio nunca le había puesto la mano encima, ella no podía evitar sentir cierta sensación difusa parecida al miedo cuando su hombretón, con su uno ochenta y pico y sus noventa y largos kilos de peso, venía enfadado como si mil demonios se hubiesen apropiado de su alma.
Ella le achacaba enfadarse por tonterías y el le respondía que se enfadaba “porque me da la gana” y que "a vore si, damunt de que vam perdre una guerra, almenys puc tindre l'alegria que el meu equip guanye algun partit, caguendéu!". Cuando estaba muy enfadado siempre su valenciano se volvía muy agreste y siempre, pero es que siempre, soltaba la palabreja de marras ante la cual Vicenta se precitaba a santiguarse con movimientos rápidos como si el hecho de que pasaran más de dos segundos entre el cagüendios y su piadoso gesto inevitablemente fuese a conducirlos al infierno a los dos.
Cuando él no volvió, a Vicenta todo le evocaba a Toni: objetos, olores, sonidos,…Pero el paso del tiempo fue borrando de forma imperceptible aunque continua e inexorable, la memoria de su marido, hasta que llegó un día, para su íntimo escándalo, en que se dio cuenta de que ya no era capaz de evocar con precisión el rostro de aquel hombre al que había adorado desde el primer día en que lo vio sentado en aquel banco del parque. Aquel día recién acabada la guerra en que él, viéndola devorar en dos bocados un panecillo negro como el carbón, le regaló el suyo, mientras le mentía en aquel castellano forzado: “no se preocupe señorita, yo hoy he comido un buen plato de judías y la verdad, no tengo mucha hambre”.
Hasta que un lluvioso sábado de noviembre, hace ya muchos otoños, Vicenta, aburrida y sin saber muy bien que hacer, encendió el viejo telefunken del salón y allí, en aquel nuevo canal en el que hablaban en valenciano, estaba el dichoso Levante jugando un partido a vida ó muerte en un desvencijado campo de algún pueblo no muy lejano. Y perdía cuatro a cero. Y Vicenta vio a su marido allí, a su lado, con absoluta nitidez. Lo vio enfadado, encolerizado, gritando “ja hi ha prou, caguendéu!” . Y Vicenta lloró. Lloró como no había llorado en su vida, lloró todo lo que no había llorado en muchos años. Lloró hasta creer que no podría parar de hacerlo nunca.
Cuando despertó, poco antes del amanecer, Vicenta ya no lloraba. Buscó y rebuscó por toda la casa hasta que encontró la vieja bandera que su hijo y su marido llevaban cada quince días desde la Malvarrosa hasta el Vallejo en aquel tranvía. Esa bandera que desde hace diecinueve temporadas ahora lleva ella al Ciudad de Valencia. La misma bandera con la que está saludando a esos jóvenes que le gritan: “abuela, ja som de primera”.
Ahora, allá en el cielo, su Toni estará exclamando: “per fí ,caguendéu!” mientras Dios, a su lado, se rie a carcajadas.
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uffff
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Este es tu primer mensaje???
Joder, a ver quien lo supera!!! Buenísimo.
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Amunt Llevant
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Hola Lolaila
Gracias por ecribir relatos granotas que tanto nos emocionan, tanto en Señales de Humo como en nuestro foro. A este paso le vas a hacer la competencia a Ferran Torrent y me alegro.
Gracias por expandir levantinismo,
Ángel
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….Collons aviseu de estes coses, que estic treballan i la gent me mira que me he posat a plorar.......
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Sí senyora, molt ahí. Per al Llevant, com més èpica i lletra, millor.
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madre mia q plorera ha cojido al leer este relato. gracias lolaila!
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JODER YA LOQ ME FALTAVA ESTO SE AVISA
ALA ALTRA PLORERA
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Dios… esto no se puede premiar de alguna manera?
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LEVAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANTE
LEVAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANTE
LEVAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANTE
LEVAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANTE
LEVAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANTE
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puff…..impresionante
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Sin palabras
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GRANDISIMO
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por favor escribe mas
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Precioso.
Mucha gente se identificará completamente con la historia.
Gracias, lolaila, escribe más.
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Joer, que plorera más tonta…
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Buuuuuuuufffffffffffff espectacular…. me he emocionado y todo.... CHAPEAU.
Escribe mas por favor.
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Chapeau, LOLALIA.
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era la teua iaia o solament la conoicies
iaio mira a vore per ai si esta toni te que ser un gran amic teu
(el meu iaio)
(toni )
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GRACIAS.
ME HAS PUESTO LOS PELOS DE PUNTA.
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Despues del lunes pense que ya no me quedarian lagrimas, ahora despues de leer tu escrito veo que no es cierto, me quedan y muchas.
MUCHAS GRACIAS
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Media hora llevo pensando para reaccionar sobre este mensaje, que fuerte, que emocionante, que ….....que se yo, es lo mejor que he leido, es para imprimirlo y leerlo todos los dias.
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Caguendeu!!! precioso
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Mon iaio t´envia un bes des del cel…Supose que ell i l´home de Vicenta estaran tots dos junts gaudint del seu sentiment granota...
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CN ESTE RELATO DAN GANAS D SALIR A LA VENTANA Y GRITAR "YO SOY DE LEVANTE"
GRACIES
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Muy bueno Lolaila, es un relato con sentimiento y que llega al corazón blaugrana que tenemos dentro. Me has puesto la gallina de piel, como dice el capullo de Cruyff, un beso.
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Lo mejor que he leido en el foro la verdad, me siento muy identificado con el texto, yo estaba muy unido a mi abuelo levantinista de nacimiento y el me hizo levantinista (se lo agradezco) ahora esta muerto y quiero pensar que esten donde esten seguro que esa gente sufridora con su equipo tienen una peña y estan celebrando este momento historico.
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joder esto no se hace. no se bien lo q escribo pq lo veo borroso de las lagrimas. q pasada!!!! de lo mejor en la historia de foro.
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