Granotas
    • Categorías
    • Recientes
    • Popular
    • Usuarios
    • Grupos
    • Registrarse
    • Conectarse

    El racó del Calcio

    Programado Fijo Cerrado Movido Fútbol en general
    346 Mensajes 14 Posters 21.5k Visitas
    Cargando más mensajes
    • Más antiguo a más nuevo
    • Más nuevo a más antiguo
    • Mayor número de Votos
    Responder
    • Responder como tema
    Accede para responder
    Este tema ha sido borrado. Solo los usuarios que tengan privilegios de administración de temas pueden verlo.
    • ? Este usuario es externo a este foro
      Invitado
      Última edición por

      @El País:

      Las tres hermanas
      ENRIC GONZÁLEZ
      EL PAÍS - Deportes - 13-03-2006

      Juventus, Milan e Inter viven junto a los Alpes y llevan franjas negras. Por lo demás, no se parecenAquí están otra vez las tres hermanas del calcio. Juventus, Milan y posiblemente Inter, si el martes supera su partido pendiente con el Ajax, pisan por enésima vez los cuartos de final de la Liga de Campeones. Las tres hermanas viven junto a los Alpes y llevan un vestido con franjas negras. Por lo demás, no hay en el mundo hermanas menos parecidas.

      La mayor, la Vecchia Signora, blanca y negra, se hace pasar a veces por la reina de Turín. No lo es. La Juve es más italiana que turinesa. Si trasladara su estadio a Palermo o a Roma, tendría quizá más espectadores que en el gélido de los Alpes. A diferencia de otras sociedades, crecidas en un ámbito geográfico determinado y ligadas a un cierto paisaje, el Juventus fue desde joven un equipo de empresa. La empresa, Fiat, era de Turín. Pero era también el estandarte industrial de toda Italia y recogía a personas de todas las procedencias, mayormente del Sur.

      Pese a todos sus esfuerzos, nunca alcanzó una hegemonía indiscutible en los sentimientos de sus convecinos, que hoy siguen amando aún el sueño romántico del Torino. Los sucesivos magnates Agnelli educaron al equipo de la empresa familiar en la disciplina, el esfuerzo y el orden, todo ello de tradición piamontesa, y lo uncieron al yugo de Fiat. Luego alzaron la bandera blanquinegra e invitaron a todos los italianos a cobijarse bajo ella. Si alguien tuviera interés en descubrir no cómo son los italianos, sino cómo querrían ser, haría bien en escudriñar el alma ambiciosa, tenaz, seca y prepotente del Juventus.

      La hermana mediana, roja y negra, nació en 1899, dos años después que la Signora, y salió medio extranjera. Como la fundó un inglés, Alfred Ormonde Edwards, fue bautizada con un nombre inglés, Milan, acento en la primera sílaba, y no con el nombre italiano de su ciudad, Milano. No está muy clara la razón, pero desde el principio -avasallador, con un primer scudetto en 1901 que rompió el dominio del Génova- prefirió la compañía de los obreros. En la ciudad más burguesa de Italia, el Milan, como sus colores, se convirtió en símbolo del proletariado. Hasta los años 50, cuando el dinero empezó a marcar diferencias entre un club y otro, no tuvo como presidente a un patrón, a un empresario o, por utilizar el término local, un potente.

      El carácter de la hermana mediana definió, por exclusión, el de la hermana menor. El Internazionale, más conocido como Inter, azul y negro, nació en 1908 de una costilla burguesa del Milan. Un grupo de patrones y profesionales, hartos de no mandar en el club de su ciudad, lo abandonaron y fundaron otro. Si el Milan era alegre, optimista, pobretón y un poco hortera, el Inter se convirtió de forma inexorable en casi lo contrario: lo suyo fue el dinero, malgastado; el pesimismo, la derrota elegante y una especie de permanente angustia existencial que reflejaba, acaso, las dudas de una clase dominante o las dudas de todo un país: si el Inter es también conocido como La Bienamada será por algo.

      El Milan, la hermana proletaria, ha pasado por la Segunda División, una tragedia que las otras dos nunca han vivido. También ha pasado por las manos de Silvio Berlusconi, lo que alguno podría considerar no menos trágico. Hay que reconocer, sin embargo, que el hombre más rico de Italia se ajusta como un guante a la tradición milanista y que su gestión como presidente del Milan -otra cosa es la presidencia del Gobierno- muestra pocos fallos. Berlusconi es optimista, chistoso y un pelín farsante, como la peña de currantes que constituyeron la primera masa social. Impuso desde el principio de su mandato una norma fundamental: si él ponía dinero, y lo ponía, el técnico y los jugadores debían poner de su parte un fútbol bello y agresivo. Esa ley interna ha funcionado durante más de un cuarto de siglo y ha dado, además de éxitos, continuidad a la tradición milanista.

      El Milan, que pasó meses muy malos tras la desgracia del año pasado en la final de Estambul, vuelve a intentarlo. Por su pasado, por su estilo y por su indestructible ánimo proletario, sería hermoso que dispusiera de una nueva oportunidad.

      1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
      • ? Este usuario es externo a este foro
        Invitado
        Última edición por

        Suick i jo sempre hem tingut dubtes de la filiació calcistica d'Enric González. Teniem sospites de romanisme, però cada vegada (més amb cert lazialisme que han destilat alguns dels seus articles) en tenim més dubtes. L'escrit d'avui era una ocasió bona per a desenmascarar-se, però…???

        1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
        • ? Este usuario es externo a este foro
          Invitado
          Última edición por

          @El País:

          Zapping

          ENRIC GONZÁLEZ
          EL PAÍS - Deportes - 20-03-2006

          Para muchos aficionados españoles, en general para quienes no tifan por el Barcelona o por el Villarreal, la Liga de Campeones se ha convertido en una cuestión estética, en un asunto más filosófico que pasional.

          Hay quien se traga el sapo y, en nombre de la patria, apoya al equipo español que sigue vivo. Hay también quien no se traga nada y desea que el rival eterno sufra una eliminación de lo más dolorosa.

          Patrias y rencillas al margen, la actitud contemplativa de quien está ya fuera puede inducir al zapping en las próximas eliminatorias.

          Nuestro afán de servicio nos impele a ofrecer una pequeña guía sobre las situaciones en las que resulta aconsejable detenerse en un partido disputado por el Juventus de Fabio Cape

          llo, el Milan de Carlo Ancelotti o el Inter de Roberto Mancini.

          • El Juventus pierde por 1-0. La Juve tiene algo de Mae West: cuando es buena, es muy buena; cuando es mala, es mejor. Y saca toda su maldad cuando le toman ventaja.

          La Vieja Señora no está habituada a perder y con un gol en contra se eriza, araña, patalea y padece una agonía. Ningún equipo sufre de una forma tan carnal como el Juventus. Tiembla el mentón de Capello, Nedved cae muerto al borde del área por un soplido del defensa, Emerson y Vieira sudan y empujan como posesos…

          El Juventus suele acabar remontando -por pura chiripa si hace falta, como ante el Werder Bremen-, pero, mientras pierde, ofrece un espectáculo de los que cortan el aliento.

          Muy aconsejable para sadomasoquistas.

          • El Milan gana por 2-0. El Milan dispone de un mecanismo interno muy sencillo: un compás, Pirlo; un muelle, Kaká, y dos percutores, a elegir entre Shevchenko, Gilardino e Inzaghi.

          Pero el equipo es grandote, culón, de timón lento. Le cuesta frenar si adquiere ventaja, por lo que suele arrollar por goleada a los adversarios -los cuatro goles al Bayern Múnich-, pero también le cuesta virar cuando las cosas se tuercen -la remontada del Liverpool en la final de Estambul-.

          Más que del entrenador, el problema procede de la defensa, muy veterana, muy acostumbrada a marcar el centro de gravedad y con tanto peso específico que atrae hacia sí al resto del equipo.

          El Milan tiene talento para regalar y una cierta carencia de agilidad, física y mental. Con un 2-0 a favor, puede marcar tres más o puede acabar perdiendo.

          Muy aconsejable para los amantes de los marcadores sensacionales.

          • El Inter gana por 1-0.

          El Inter sabe jugar al fútbol. Mancini no ha inventado nada, pero cuenta con un buen ventilador, Verón, que da oxígeno a las alas, Figo y Stankovic, y al poderoso, ciclotímico e imprevisible Adriano.

          Lo que pasa es que el Inter es más auténtico cuando duda, cuando se fía porque va con ventaja, cuando descubre sus flancos. En esos momentos le vienen los suspiros y las melancolías y puede ocurrir de todo. Puede marcar otros dos goles con dos zarpazos lánguidos o puede complicarse muchísimo la vida.

          En ese momento del 1-0, de luz incierta, resalta además el juego como medio centro del argentino Cambiasso, una madraza generosa que lo hace todo sin decir nada, que cubre todos los huecos y perdona todos los errores.

          Para el Inter, Cambiasso es casi una señal del cielo: después de tanto tiempo vendiendo joyas y comprando churros o caballeros venidos a menos por la edad, el pivote de la selección albiceleste llegó casi regalado del Madrid y resultó una maravilla.

          El partido en el que el Inter va un paso por delante en el marcador resulta, en definitiva, muy aconsejable para los aficionados al suspense.

          1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
          • ? Este usuario es externo a este foro
            Invitado
            Última edición por

            @El País:

            El fantasma de Adriano

            ENRIC GONZÁLEZ
            EL PAÍS - Deportes - 27-03-2006

            Un espectro recorre los estadios italianos. Se llama Adriano Leite Ribeiro y no mete un gol ni a tiros. Convertido en el fantasma de sí mismo, acosado por una jauría rival, Adriano resopla, empuja, cae, se levanta, vuelve a intentarlo, y así pasa un partido, y luego otro, y otro. Lleva tres goles este año, tres goles facilones contra dos adversarios facilones, Cagliari y Sampdoria. El gol se le ha olvidado.

            Adriano no es un bluff. Quien le vió jugar cuando era Adriano, no su fantasma, sabe lo que vale. Sufre, sin embargo, de dos males graves: uno, la ansiedad por jugar; dos, la ciclotimia. Un delantero no tiene por qué entender el juego. Es probable que la mayoría de los medios aficionados sepan más que Hugo Sánchez, Muller o Romario. A un ariete le basta el instinto porque en su oficio no se piensa, se actúa: hay que adivinar por dónde llegará el balón y soltar el cuerpo e ir en busca del gol. Hacen falta un pie exquisito, una coordinación sobrehumana, una cabeza a prueba de porrazos y un punto de maldad; para pelotear están los otros.

            Cuando Adriano no encuentra la portería, se empeña en ir para atrás. Eso dice mucho de su pundonor, pero no sirve de nada. Dar un pase en corto en el círculo central sin tener un plan en la cabeza es como pintar un palote sin saber que es una i. Y mientras está detrás no está delante, vagueando a la espera de un rebote, como hacen los arietes en sus días tontos. Tampoco le salen ya aquellas cabalgadas de 40 metros, porque cuando llega al área dispara contra el línier. Cuanto más falla, más se desespera y más penoso resulta verle bufar, como una ballena que gime y busca una vía de fuga mientras la despedazan los cachalotes.

            Cuando le salen las cosas parece el jugador total, el concepto platónico del futbolista. Cuando le salen mal, hace lo necesario para que le salgan peor. Su ciclotimia no es nueva. El Inter lo compró al Flamengo en 2000, con 18 años, y se lo llevó a un Trofeo Bernabéu para exhibirle. Dado que hablamos del Inter, fue cedido al Fiorentina. Al año siguiente se interesó por él el Parma, que gastó en el sueldo de Adriano sus ahorros. Fue Sacchi, por entonces director deportivo del Parma, quien se empeñó. "Espero no equivocarme", dijo Sacchi, "porque es un fenómeno, pero hace cuatro meses que le sigo y hace cuatro meses que juega asquerosamente mal".

            Adriano se recuperó, salvó al Parma y volvió al Inter. Con algún pequeño bache, había funcionado gloriosamente bien hasta ahora. Hizo a la afición regalos de los que no se olvidan, como cuando fue a Brasil para enterrar a su padre, volvió, fue casi directamente del avión al campo y arrasó. Demasiado hermoso para ser eterno.

            Su entrenador, il bello Roberto Mancini, habla de "problema psicológico". Lo es. Si Adriano se sometiera a un psicoanálisis, el bloqueo quizá se resolviera en cuanto se nombrara a Zico. Zico fue el ídolo de Adriano y sigue siéndolo. Alguien debería decirle a Adriano que, aunque tire las faltas casi tan bien como Zico, no trabaja de capitán general, sino de infante de asalto, y que no debe obsesionarse con el fútbol. Debe convencerle de que basta esperar. De que lo suyo es tener paciencia, como los predadores o los vendedores de seguros.

            1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
            • ? Este usuario es externo a este foro
              Invitado
              Última edición por

              Ciclotimia cronica: Manchev, Congo, Bieffe Rodriguez…

              1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
              • ? Este usuario es externo a este foro
                Invitado
                Última edición por

                @Noirot:

                Ciclotimia cronica: Manchev, Congo, Bieffe Rodriguez…

                Lo mismo que pensaba yo al leerlo. Lo de esos es eclipse total. Que triste que Mustapha sea ahora el quinto delantero, es como para borrarse.

                1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                • ? Este usuario es externo a este foro
                  Invitado
                  Última edición por

                  @Suick:

                  Que triste que Mustapha sea ahora el quinto delantero, es como para borrarse.

                  Sense veure-ho, t'explicarien que Vladimir està per davant en les preferències del cap de suro de Mané i no t'ho creuries.

                  1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                  • ? Este usuario es externo a este foro
                    Invitado
                    Última edición por

                    @El País:

                    Luciano, Cesare y la tercera edad
                    ENRIC GONZÁLEZ
                    EL PAÍS - Deportes - 03-04-2006

                    El otro día, cuando terminó el entrenamiento, Luciano Spalletti le dijo a Okaka que se quedara en el campo. Mientras los demás jugadores del Roma cantaban bajo la ducha, Spalletti centraba balones y Okaka remataba de cabeza. Los dos solos, entre bromas, como un par de amigos. Okaka tiene 16 años y ayer jugó contra el Fiorentina. También jugaron Acquilani (22) y Rosi (18). De Rossi, que a los 22 se ha convertido en uno de los mejores medios centro del calcio, se quedó en el banquillo por lesión.

                    A mediados del segundo tiempo, cuando el Roma marcó el gol que igualaba el de Toni (el 26 de la temporada), Cesare Prandelli hizo cambios. Introdujo a Montolivo y llamó a Bojinov para conversar un instante. La cosa fue más o menos así: "¿Te va bien seguir por la izquierda?". "Sí, míster; estoy cómodo". "Pues tú, por la derecha, Montolivo". "Vale". Y el Fiorentina tomó la iniciativa al final.

                    La cosa, que concluyó en empate (1-1), permitió comprobar el buen trabajo de los dos técnicos más eficientes, dialogantes, imaginativos y honrados del campeonato italiano (Pillon, del Chievo, también estupendo, se queda por ahora un poco por debajo del dúo de moda). Uno, Prandelli, inventó a principios de curso un esquema eficaz basado en Toni, el prolífico hombre en punta. El otro construyó sobre la base de Totti, que para el Roma viene a ser como la suma de Ronaldo y Ronaldinho, y fue perdiendo piezas por el camino (Cassano se fue, Montella se rompió) hasta perder al propio Totti. ¿Qué hizo? Sacar a los chavales y enseñarles a jugar en movimiento continuo para que todos fueran a la vez creadores y ejecutores y la suma de su esfuerzo cubriera el hueco del gran Francé. Lo que salió, la llamada Banda de Hermanos, es uno de los equipos más humildes, esforzados y vistosos del torneo.

                    Fiorentina y Roma, Prandelli y Spalletti, compiten por el cuarto puesto. Los tres primeros, como siempre, están reservados para las tres hermanas. El scudetto lo ganará Fabio Capello, que se enfadó el sábado con Ibrahimovic. Capello lleva días enfadado. Le molesta que se vea el cartón de su supuesta magia y en las eliminatorias europeas, cuando su robusto y veterano cuadrado mágico (Cannavaro, Thuram, Vieira y Emerson) ha empezado a ir mal de bofe y ha dejado de gozar de lo que los italianos, con deliciosa discreción, llaman "sumisión psicológica" de los árbitros a la Juve, el cartón ha asomado por todas partes.

                    Roberto Mancini, el atildado técnico interista, tiene sólo 41 años y debería apostar por la juventud y la inventiva. Ocurre al contrario: parece fiarse sólo de jugadores cercanos a su generación. Sus hombres de confianza son Verón y Figo, treintañeros. Por no hablar de su mano derecha, Mihailovic, que a los 37 parece del otro lado de la frontera escatológica (en un sentido filosófico, no excrementicio).

                    A Carlo Ancelotti le gusta que su Milan juegue al ataque. Pero, si repasamos las partidas de nacimiento de los que alineó el sábado ante el Lecce, desde los venerables Costacurta (40 años) y Maldini (38) hasta los Cafú (35) y Rui Costa (33), se entiende que el Milan perdiera ante uno de los colistas.

                    En el momento culminante de la competición europea, los equipos italianos, mucho más vetustos que el Arsenal, el Barcelona o el Lyón, corren el riesgo de asfixiarse en la última cuesta. Ya pasó algo parecido la temporada pasada: lo del Milan frente al Liverpool no fue despiste, ni exceso de confianza ni mala suerte; fue, muy probablemente, un simple achaque.

                    1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                    • ? Este usuario es externo a este foro
                      Invitado
                      Última edición por

                      Malgrat tot, grande Costacurta. Amb aquest cognom, estava destinat a ser un dels centrals llegendaris de la història del calcio.

                      1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                      • ? Este usuario es externo a este foro
                        Invitado
                        Última edición por

                        Ahir hi hagué un xat a El País amb Enric González. Per questions de feina em va ser impossible participar-hi, però la indiscreció de dos lectors ha permès descobrir que Enric González és…¡interista!
                        (i perico, el molt cabró).

                        1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                        • ? Este usuario es externo a este foro
                          Invitado
                          Última edición por

                          Grande Enric!!!

                          Por perico, claro.

                          Y eso de Interista… es el tipico tapado de la Roma.

                          1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                          • ? Este usuario es externo a este foro
                            Invitado
                            Última edición por

                            @El País:

                            Tsimtsum
                            ENRIC GONZÁLEZ
                            EL PAÍS - Deportes - 10-04-2006

                            Isaac Luria, un rabino del siglo XVI, acuñó uno de los conceptos más enigmáticos de la Cábala. Según Luria, Dios tuvo que contraerse para hacer un hueco externo en el que crear el universo. Luego, vinieron la rotura de los vasos, las chispas divinas y la purificación, acontecimientos esotéricos ajenos a lo que nos ocupa.

                            Lo más interesante de la teoría cabalística luriana es una paradoja pesimista: cuanto más se expande el universo, más se contrae la divinidad, forzada a un exilio autoimpuesto en los límites exteriores de su propia creación. La conclusión lógica consiste en que Dios es cada día más pequeño y está cada día más lejos. A todo eso se le llama tsimtsum.

                            Quizás el concepto del tsimtsum sea el único capaz de explicar el misterio del Inter, cada año más rico, cada año más caro, cada año más caótico y cada año más lejano del scudetto y de la copa orejuda de los campeones de Europa. Algún tipo de maldición mística pesa sobre la Bienamada de Milán, la sociedad más patética del Calcio.

                            Hasta la semana pasada, ser interista constituía una desgracia leve y relativamente llevadera. Los lenguas bronceadas -a los interistas se les llama así porque cada verano están convencidos de que la próxima temporada es la suya y no dejan de hablar de los múltiples trofeos que ganarán de calle- se organizaban la vida bastante bien, de acuerdo con el ritmo de la naturaleza: felicidad con el calor, incertidumbre con las primeras lluvias de otoño, escepticismo con el frío y atroces disgustos en la primavera, sepultados de inmediato por la adrenalina de algún fichaje veraniego destinado a cambiar de forma definitiva el destino del Internazionale.

                            Esos buenos tiempos concluyeron en El Madrigal. La gente del Inter quedó condenada a vagar en pena, felicitando por los siglos de los siglos al Villarreal y pidiendo perdón al mundo por haber hecho lo que hizo en esa noche aciaga. No por el codazo de Materazzi, que también, sino por la bochornosa renuncia a jugar al fútbol frente a un equipo que sí jugó.

                            El Inter ganó el sábado en Ascoli (1-2), pero dio lo mismo. En Milán esperaban su vuelta unos cuantos desquiciados -hasta en eso la desgracia es azul y negra: los grupos violentos interistas son comparables con los del Lazio- para atacar a los jugadores. A las tres de la madrugada, en el aeropuerto de Malpensa, el pobre Cristiano Zanetti, que no ha jugado apenas y en junio se larga al Juventus, fue el que corrió más lento y se llevó un golpe en la cabeza. A eso del amanecer, parecía imposible que el Inter pudiera caer más bajo.

                            Cualquier situación, sin embargo, es siempre susceptible de un empeoramiento. Lo peor llegó a las tres de la tarde, cuando los futbolistas del Milan acordaron saltar al campo con diez minutos de retraso como muestra de solidaridad con sus colegas del Inter. Sólo faltaba eso: la piedad del rival y las cuchufletas de la afición milanista.

                            El Milan estuvo a punto de caer frente al Lyón, pero logró el milagro en los últimos diez minutos. El Inter hizo un milagro distinto: arruinar el verano a cientos de miles de lenguas bronceadas y alejar hasta lo inconcebible el sueño de un título, una copa, una alegría.

                            Han pasado 17 años desde el último scudetto y cuatro decenios desde la última Copa de Europa. El tsimtsum se lleva cada vez más lejos la esperanza y abandona al Inter en la continua expansión de su miseria. Es imposible explicar la vergüenza que sienten los interistas. La vergüenza que sentimos.

                            1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                            • ? Este usuario es externo a este foro
                              Invitado
                              Última edición por

                              Es interista.

                              1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                              • ? Este usuario es externo a este foro
                                Invitado
                                Última edición por

                                Sí.

                                1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                                • ? Este usuario es externo a este foro
                                  Invitado
                                  Última edición por

                                  Racó, Racó Racó!!!!

                                  1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                                  • ? Este usuario es externo a este foro
                                    Invitado
                                    Última edición por

                                    @El País:

                                    La resurrección del Nápoles
                                    ENRIC GONZÁLEZ
                                    EL PAÍS - Deportes - 17-04-2006

                                    En el caserón donde vivo ocurrió, el 16 de marzo de 1583, una resurrección de ida y vuelta. Estaba Felipe Neri celebrando misa cuando le avisaron de que Paolo, uno de los chicos de la familia Massimo, agonizaba. El futuro santo corrió hacia la cama del enfermo. Le encontró, sin embargo, ya muerto. En tales circunstancias, no podía hacer otra cosa que resucitar a Paolo: le puso la mano en la frente durante unos minutos, rezó, regó el cadáver con agua bendita y el chico volvió a la vida. Pero no volvió muy conforme, según parece, porque le dijo a san Felipe que muchas gracias, pero que prefería la muerte. Y murió otra vez.

                                    El extraño milagro del palacio Massimo tiene algo que ver, quizá, con la fiesta de Nápoles. El equipo de la ciudad abandonó el sábado la Serie C, equivalente a la Tercera española, después de dos años negros, y logró el ascenso a la B con una victoria sobre el Perugia ante su público y en su propio estadio, el San Paolo, justo en el fin de semana de la Pascua de Resurrección. Todo encajó al fin. Empezó a terminarse la pesadilla iniciada en 2004 con la quiebra, el descenso a la C y la refundación como Napoli Soccer.

                                    Como en los días de gloria, la grada del San Paolo invocó a su santo particular, el más reverenciado en el golfo y la costa amalfitana después de san Genaro, el de la sangre licuada: sonó el triple silbido del árbitro y la gente, desenfundando las bengalas, se desgañitó a gritos de "¡Maradona, Maradona, Maradona!".

                                    El actual propietario del Nápoles es Aurelio de Laurentiis, un productor cinematográfico con una filmografía larga y perfectamente prescindible. De Laurentiis acudió a la cabecera del Nápoles cuando la sociedad estaba muerta; no le puso la mano en la frente, sino 40 millones de euros en el bolsillo, y resucitó al cadáver en poco tiempo. Hasta ahí, todo un señor.

                                    Para realzar el ascenso a la B, De Laurentiis concedió una entrevista telefónica desde Hollywood a La Gazzetta Sportiva. Y envió un mensaje a Franco Carraro, el presidente de la Federcalcio: "Le pido que haga, como el caballero que es, un gran gesto y devuelva a los napolitanos aquello que merecen, la Serie A". La cosa no quedaba aquí: "Por parte de Carraro sería un gesto distensivo que cancelaría estos años de tensión. Porque algún error lo ha cometido: meter al Nápoles en la Serie C fue un gran error de márketing por todo lo que representa esta ciudad".

                                    ¿Márketing? ¿Los ascensos y descensos son cuestión de márketing? ¿Los equipos de las grandes ciudades no pueden quebrar ni bajar de categoría? Carraro es un personaje inefable al que ni los abogados de Silvio Berlusconi se atreverían a defender, pero pedirle un doble ascenso por motivos de caballerosidad -De Laurentiis hizo ya esa petición el año pasado- parece demasiado incluso en un mundillo tan pintoresco como el del calcio.

                                    De Laurentiis dijo también a la Gazzetta que el fútbol está "destinado a cambiar completamente" y que hace falta avanzar hacia el futuro con una "cultura mediática" como la de Hollywood.

                                    Leyendo esa entrevista, me vino a la memoria el milagro del palacio Massimo. Ojalá no ocurra, pero no parece imposible que algún día los napolitanos, y muchos otros, añoren aquellos partidos contra el Manfredonia, el Torres o el Juve Stabia, disputados en campos parroquiales de tierra, pedrusco y solazo de mediodía. Ojalá los napolitanos no tengan algún día que decirle al santo De Laurentiis que muchas gracias, pero que estaban mejor muertos.

                                    1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                                    • mandrakeM Desconectado
                                      mandrake
                                      Última edición por

                                      Jo vaig estar en Nàpols fa 2 anys i lo de Maradona és increïble. Mai havia vist tanta devoció per un jugador. El casc antic de la ciutat de Nàpols està ple de capelletes als carrers, cadascuna d'un Sant o familiar diferent, doncs com no, ahí estava la de Maradona. I si vas a una llibreria una passada també, un fum de llibres sobre la vida de Maradona, cadascún diferent a l'altre.

                                      Per cert, vos recomane que feu una visiteta a esta ciutat del sur d'Itàlia, és una passada. A mi em va agradar moltíssim.

                                      1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                                      • ? Este usuario es externo a este foro
                                        Invitado
                                        Última edición por

                                        Bé, hi ha racó esta setmana o què? :-P

                                        Com es nota que el sector catenaccista ha arribat cansat a este final de temporada i ja està pensant en les vacances...

                                        1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                                        • ? Este usuario es externo a este foro
                                          Invitado
                                          Última edición por

                                          @El País:

                                          La Vieja Señora y el viejo artista

                                          ENRIC GONZÁLEZ
                                          EL PAÍS - Deportes - 24-04-2006

                                          Podriamos contar que el Juventus no ha ganado ninguno de sus últimos cinco partidos. La Vieja Señora se mantiene al frente de la tabla desde principios de la pasada temporada, pero sus 15 puntos de ventaja se han quedado en 3 a falta de tres encuentros para el final de la Liga. Un defensor competente como Cannavaro se ha visto reducido a la condición de agresor -la semana anterior dislocó una clavícula y el sábado rompió una tibia-, el loado Ibrahimovic arrastra dos pies cuadrados, Emerson sufre de pubalgia, Vieira padece una astenia, Zebina y Zambrotta juegan sonánbulos… Fabio Capello ha fundido por enésima vez un equipo y los diez millones de seguidores viven horas de aflicción. El Juventus más arrogante de la era contemporánea se arriesga a quedarse sin un scudetto que daba ya por liquidado.

                                          Si habláramos del Juventus, nos atendríamos a la segunda acepción que el diccionario da al término "deporte": "Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas". Preferimos, sin embargo, la primera definición, la que deja de lado entrenamientos, sujeciones y normas: "Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre". Y hablamos de un hombre que, inevitablemente, soporta mal a la Vieja Señora. "Los débiles carecen de representación en la tierra. Por eso he detestado siempre al Juventus. Para mí, ganar era un accidente", dice ese hombre; "para el Juventus es una condena".

                                          El hombre no exagera cuando habla de victorias accidentales. Sus palabras son avaladas por las hemerotecas. ¿Pruebas? Las hay en abundancia. Este señor, que amaba jugar al fútbol, pero se negaba a ejercer como futbolista, le hizo una vez un túnel a Gianni Rivera delante de todo San Siro e inmediatamente le pidió perdón. "No se podía humillar así a un artista", explicó. Otra vez, después de driblar al portero contrario, se negó a marcar a puerta vacía: también le parecía un gol "humillante". Su momento supremo, el que le definió para siempre, llegó en un Padua-Cremonese. Su equipo, el Padua, había apostado por una táctica defensiva que no le gustaba. Hizo lo que le pareció lógico: tomó el balón y corrió hacia su portería, regateando a sus propios compañeros, hasta plantarse ante el guardameta. Entonces se frenó. Demasiado tarde, por desgracia, para un tifoso del Padua que, convencido de que el artista iba a marcar un golazo en propia puerta, sufrió un infarto y murió.

                                          Antes de hacer un pase largo se encaramaba sobre el balón -no lo intenten en casa- y oteaba el horizonte con la mano de visera. En un Padua-Udinese se sonó la nariz con el banderín del córner y anunció al público, con gestos inequívocos, que iba a marcar directamente desde el ángulo. Y marcó.

                                          Este señor, del que dijeron que tenía los pies más exquisitos del calcio, no llegó a la selección porque le gustaban demasiado el alcohol, el tabaco y las mujeres. Se llama Ezio Vendrame, tiene 59 años, convive con la depresión y escribe libros desgarrados y fascinantes en los que a veces habla de fútbol. Su estilo es, salvando las distancias, el mismo que el crítico Harold Bloom atribuye a san Marcos y Edgar Allan Poe, "dos fantásticos malos escritores". Pasó la infancia en un orfanato y tuvo su primer abrigo gracias a su primera paga como juvenil en el Udinese. Minutos después de comprarse el abrigo, vio a un niño gitano y se lo regaló.

                                          1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                                          • ? Este usuario es externo a este foro
                                            Invitado
                                            Última edición por

                                            Es que ayer era feriado, asi que el único calcio que vi fue el del Winning Eleven 10.

                                            1 Respuesta Última respuesta Responder Citar 0
                                            • First post
                                              Last post