EL PARTIDAZO DE SANDRO
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y del partidazo que hizo ayer sandro nadie habla?
cuando juega mal,lo haceis polvo,pero cuando juega un partidazo nadie lo nombra.
muy bien sandro sigue asi.
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Estuvistes en Tenerife o eres como Salvador & cia que con un DVD te sobra para ver lo bien que lo hacen…
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El Tenerife jugó una buena primera parte, con agresividad, orden y velocidad, pero cuando encajó el gol empezó a perder los papeles y el Levante manejó el partido girando sobre las posesiones y los apoyos de su gran cerebro.
VENTURA GONZÁLEZ, S/C Tfe
Lo peor es la resignación. Y la gente se fue ayer resignada del Estadio. Aplaudió el buen tono del Tenerife en la primera parte y aceptó la superioridad del Levante en la segunda. No es que los valencianos hicieran una maravilla de partido, pero sí que supieron manejar la situación, antes y después de que Alexis marcara el gol.
La principal diferencia entre el Levante, con tantos fichajes rutilantes y contratos carísimos, y el Tenerife, sumido en una crisis de resultados que causa pánico, fue ayer el centro del campo. En especial una pieza maestra que tienen ellos y que le falta al Tenerife. Un organizador, un cerebro, una referencia en la que confluyen todas las líneas de juego del Levante. Ése es Sandro. Siempre ha sido bueno con la pelota. Ahora es el jefe, se mete un partido en el bolsillo con una facilidad asombrosa. Cada vez que el Levante tenía el balón en la defensa, aparecía Sandro para pedirla e ir por el campo haciendo apoyos en corto al ritmo que le iba siendo conveniente a su equipo en cada momento. No dribla, no juega largo, no hace grandes esfuerzos, pero está en todas, le da oxígeno a los compañeros que se apuran en la presión y le ofrece claridad al resto del juego. Viéndole, nos resulta más fácil detectar la gran carencia del Tenerife, que, en todo lo demás, no fue inferior al Levante.
En la primera parte, López consiguió provocar el tipo de partido que buscaba. Dejándose querer, apretando muchísimo al hombre del balón en las dos primeras líneas y saliendo luego por las bandas para que William y Moral ganaran en velocidad a una defensa que juega adelantada, a 40 metros de Cavallero. Lo consiguió todo, menos el gol, porque a Toni Moral se sacaron un balón debajo de los palos y Willian bordeó el tanto en una de sus caídas a la derecha. El Tenerife jugó muy metido esta primera parte, tuvo la tranquilidad necesaria para llevar el balón a los costados y sólo sufrió en los córners que forzó el Levante, que por la derecha tiene mucha llegada, y en una acción en la que se fue Ettien y casi marca de tacón Congo. Fue un primer tiempo nivelado, con dos estilos. El hecho de que se replegara Riga hizo que el Levante tuviera superioridad numérica en medio campo y pudiera manejar posesiones muy largas que le daban respiro a su defensa. Ellos enfriaban el partido y el Tenerife lo calentaba con sus transiciones al ataque, en las que ganó confianza de que podía terminar ganando el partido. La defensa estuvo acertada, Kirian en las disputas aéreas con Congo, Moya anulando a Carmelo y Héctor, al que le sobra algo de conducción de balón, con su velocidad y su criterio. Cocito está mejor cada semana pero, a su lado, Cristian quiso y no pudo. Ésa es la fuga del Tenerife. No tiene un cerebro. A Cristian no se le puede pedir más, porque necesita partidos para asentarse. Y ese no parece su sitio.
Precipitación.- Alexis marcó muy pronto en la segunda parte y el Levante empezó a enfriar el partido. Con un soberbio Alexis en la cobertura y con una pareja de medio centros de lujo, Camacho tiene colocación, corte y le sobra clase para entregar sin pérdidas, y Sandro decide y ejecuta como nadie. El Tenerife se volcó, pero a medida que iban pasando los minutos iba perdiendo la virtud de tener paciencia en la elaboración. Se precipitaron casi todos, empezaron a perder pases y pudieron encajar un segundo gol, en un cabezazo al larguero por parte de Manchev. Mané había quitado a Congo según se puso por delante en el marcador, buscando un punta más de contragolpe. Casi sentencia la contienda. Mientras, Antonio López fue haciendo sus apuestas. Primero cambió las dos bandas a la vez y luego metió a Alberman por un fatigado Cocito, que además tenía una tarjeta amarilla.
El Tenerife pudo empatar en un cambio de juego que remató sin parar Ayoze, pero se le fue muy alto el balón. O en un cabezazo en plancha de Maikel, que no giró la cabeza para dirigir la pelota hacia el marco, pero la verdad es que su forma de acabar el partido fue una decepción, porque otra vez recuperó el pelotazo, el pase desde la defensa hacia la punta, sin tranquilidad para seleccionar una buena jugada.
La cantidad de faltas que forzó en esos últimos minutos tampoco dieron resultado. Empuje, ganas, entrega, pero poco acierto. A este equipo le falta talento en la sala de máquinas. Sin cerebro será difícil salir de ahí.
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Demostrado: tiene que volver a Las Galletas cuanto antes para desplegar su arsenal de fútbol.