EN ALEMANIA Y DE NARANJA
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En Alemania y de naranja
Joan Mª BatlleHace quince años, Bakero marcó un gol en el último minuto en Kaiserslautern que permitió al Barça ganar, seis meses después, su primera Copa de Europa. Fue un gol absolutamente decisivo, porque se trataba de una eliminatoria y el KO hubiera sido irremediable; por lo tanto, compararlo con el de ayer de Messi en Bremen puede parecer una temeridad. Pero permítanme que me deje llevar por la atracción de la leyenda y jugar con los caprichos del destino. La historia se repite y aquí ya hay dos casualidades: en Alemania y de naranja, el color de una camiseta que, entre otras cosas, se ha recuperado esta temporada.
Todos estaríamos de acuerdo ayer por la noche en que el gol de Messi salvó los muebles a un Barça que no dio la talla. Hoy, pasados los efectos del susto por el temor a una derrota que parecía inevitable y de la euforia del empate ‘in extremis’, podemos hacernos una idea de la magnitud del posible naufragio que evitó ese gol mágico surgido de la chispa de Messi, la mente clara de Deco y el remate, de nuevo, de Messi, cuya mejor virtud en toda la acción casi podría decirse que fue seguir la jugada. De no haber llegado ese gol, el Barça y el Werder Bremen hubieran quedado empatados a tres puntos mientras el Chelsea de Mourinho, con seis, habría esperado, crecidito y ansioso de venganza, a los blaugrana la próxima jornada. Con el gol de Messi, el Barça tiene cuatro puntos y el Werder, uno. No es lo mismo, amigos, no es lo mismo… sobre todo porque los alemanes salen de escena.
Pero al margen de las matemáticas, hay que darle a ese gol un alto valor psicológico. Primero, porque el campeón se mantiene invicto y su autoestima se sostiene por la capacidad de reacción que, a falta de buen fútbol, fue capaz de poner sobre el terreno de juego. Y segundo, porque Messi necesitaba ese plus de protagonismo que siempre acompaña a las grandes estrellas. Su moral estará ahora por las nubes, algo que puede ser decisivo en los meses en que, desgraciadamente, no estará Eto’o.
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@3d6wwzt1:
Todos estaríamos de acuerdo ayer por la noche en que el gol de Messi salvó los muebles a un Barça que no dio la talla.
Pues sí, estamos de acuerdo, y la gran diferencia del Barça, es esa, haciendolo muy mal, tiene
(en este caso) a un Messi, que salva los muebles. Al margen de lo evidente (los cracks) tiene los recambios, que marcan la diferencia, ese es el gran Barça.