EL FUTBOL, ¿UNA RUINA?
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Como todos sabemos, la mayor parte de los equipos de fútbol no generan ingresos suficientes para cubrir el presupuesto de gastos. Todos los años, el déficit presupuestario eleva un poco más la deuda total de los clubes que amenaza ya la supervivencia del fútbol español.
Hace un par de décadas, los equipos salvaron sus cuentas mediante el bochornoso plan de saneamiento, que vino acompañado de la transformación de los clubes en sociedades anónimas deportivas. Se esperaba que las SAs traerían consigo una mayor responsabilidad económica de los gestores. Hoy sabemos que el resultado no ha sido el esperado. Los directivos se amparan en el control de las acciones para no moverse de la silla y, al mismo tiempo, aluden al sentimiento para reclamar todo tipo de subvenciones a la Administración.
De hecho, la mayor parte de equipos cifran sus posibilidades de supervivencia en operaciones urbanísticas para las cuales reclaman el concurso de la administración. El Valencia, el Real Madrid, el Osasuna, el Villarreal, el Levante, el Murcia y otros muchos han disfrutado (o van a disfrutar) de su pelotazo urbanístico para financiar los gastos que genera la liga de las estrellas.
¿Cuál es el problema? ¿Es el fútbol una ruina?
Me gustaría conocer vuestra opinión al respecto en este post. Un saludo.
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Lo que yo me pregunto es si realmente existe todo el dinero que supuestamente generan.
Las SAD, las televisiones, los pelotazos urbanísticos… cada vez salen opciones diferentes para mantener este circo, que si finalmente resulta ser un castillo de naipes, acabará reventando por alguna parte.
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No ha tenido mucho éxito este post, pero es igual. Me arranco yo y si alguien quiere debatir, que se apunte. Si no, se cierra el post y ya discutiré yo solito conmigo mismo.
El fútbol suscita un gran interés social. Las cadenas de radio y televisión emiten todos los días varios programas de fútbol y los periódicos –gratuitos y de pago- otorgan más espacio a la información deportiva que a la económica. Los futbolistas se han convertido en referentes sociales. Marcan tendencias en la moda y, sobre todo, VENDEN. Venden de todo: ropa, colonia, maquinillas de afeitar, coches, lo que sea.
Sin embargo, a los clubes no les va tan bien. Casi todos acumulan deudas y reclaman a los políticos recalificaciones urbanísticas y subsidios para poder sobrevivir. A pesar de que la tarta del fútbol crece, el trozo del pastel que corresponde a los clubes disminuye, hasta el punto de que muchos de ellos están abocados a la suspensión de pagos en un futuro no muy lejano.
¿Qué está pasando?
Yo creo que el quid de la cuestión está en que el negocio futbolístico ha cambiado. Es cierto que el tamaño de la tarta crece. De hecho, los presupuestos de los equipos de fútbol crecen de un modo sostenido desde hace décadas. Pero ¿qué ingresos son exactamente los que crecen? ¿Los ingresos por taquillas y abonos? A los estadios de la liga de las estrellas, una de las mejores del mundo, sólo acuden una media de 30.000 personas, contando los partidos del Barça y el Madrid. Suponiendo que el precio de una localidad media cueste 25 euros, los 380 partidos de la liga generan unos ingresos por taquilla de 285 millones de euros. Si tenemos en cuenta que sólo el presupuesto del Real Madrid asciende a 350 millones de euros, es evidente que el abonado tradicional es incapaz de financiar por sí solo el espectáculo.
El espectáculo lo financian en gran medida las televisiones. A modo de ejemplo, el FC Barcelona ingresa más de 100 millones de euros cada año por los derechos televisivos. En mi opinión, la televisión ha introducido un cambio fundamental en el negocio del fútbol. Ahora, los clubes compiten por el aficionado light, el futbolero descafeinado que no está dispuesto a gastarse el precio de una entrada, pero que puede sentarse delante de la tele para ver un partido de fútbol y engullir toda la publicidad del mundo durante 90 minutos. Este aficionado no ve los partidos porque se siente partícipe de un grupo. No es como muchos de nosotros que vamos al Levante porque es el club de nuestros padres, abuelos o tíos. Este aficionado busca espectáculo y glamour.
Este fenómeno tiene dos implicaciones importantes que afectan de un modo decisivo a las finanzas de los equipos de fútbol. En primer lugar, al no sentirse tan ligado a los clubes, el aficionado televisivo tiende a identificarse con el futbolista en lugar de hacerlo con el propio equipo. Y así, proliferan los fans de Beckham, Torres, Ronaldinho, etcétera. Esta circunstancia otorga un mayor poder de negociación a los futbolistas a la hora de pactar las condiciones de sus contratos. En segundo lugar, pero no por ello menos importante, el aficionado light tiende a decantarse por el mejor equipo. Este hecho introduce un incentivo perverso a los clubes porque el mejor sólo puede ser uno. Gestionar un equipo de fútbol se convierte en un juego de todo o nada, que resulta muy atractivo para los apostadores profesionales, especialmente si los que apuestan, ¡lo hacen con dinero ajeno (es decir, dinero público)!
TO BE CONTINUED? (87)
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Entiende el poco éxito del post ya que no es 1 post polémico ni hay insultos