Sánchez Arminio
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He estado viendo a ratos esta tarde en Teledeporte Clásicos el partido Brasil-URSS del Mundial de 1982 en España, donde el ínclito Augusto Lamo Castillo atracó a la URSS no señalando un penalti clarísimo en la primera parte y anulando un gol legal a la URSS poco antes de que Brasil marcara el gol que le dio la victoria. Fue uno de los atracos más sonados de la historia, uno de los que dio la vuelta al mundo y un lastre para el arbitraje español en el futuro, porque desde entonces nadie quiere a nuestros árbitros. Claro, Lamo Castillo y Pablo Porta tenían que hacerle la pelota a Joao Havelange, el brasilero presidente de la FIFA.
¿Sabéis quiénes eran los asistentes de banda? Dos árbitros. Uno era García Carrión, el que anula el gol a la URSS incomprensíblemente por un fuera de juego inexistente. Este señor era el valencianista más madridista que ha existido en la humanidad. El árbitro valenciano fue muy conocido por su madridismo: aún recordamos el Real Madrid-Real Sociedad de 1980 donde allanó el camino del título a los madridistas frente a la revelación del campeonato, la Real de los López Ufarte, Satrústegui y Arconada.
¿Y el otro asistente? Pues Sánchez Arminio, que se traga un penalti como una catedral a favor de la URSS.
Así que… ¿queda clara su trayectoria y su predisposición a los tejemanejes del poder?