Artículo de hoy en Levante EMV
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La sombra que oscurece las luces
SALVADOR REGÜES
El proyecto deportivo del Levante UD está dando motivos para la esperanza. Salvo el difícil problema del gol, todavía sin resolver, presenta un grupo de jugadores que saben lo que quieren y como conseguirlo. Esto es importante, al margen de los resultados que vayan obteniendo. Porque las habituales dudas de anteriores pretemporadas no existen en esta. Quizás una de las razones venga de haber seguido confiando en Abel Resino como entrenador. Al toledano se le ve seguro de sí mismo en el banquillo comprobando que sus futbolistas son muy aplicados con las órdenes y enseñanzas que les transmite. Como nos pasa a nosotros, seguidores granotas, al ver la ilusión y solvencia en el campo de los llamados Álvaro, Cirillo, Tommasi, Viqueira y Savio liderando el equipo levantinista. Protagonistas principales de una plantilla que invita al optimismo, que emite luces de confianza al horizonte de una liga que comenzará pronto, a finales de este mes de agosto.
Otro motivo de satisfacción, otro emisor de luz entusiasta son los aficionados. Están respondiendo bien en el alta y renovación de abonos, en la importante asistencia el día de la presentación. Se nota que tienen ganas de crecer como afición y de que su Levante permanezca para siempre en Primera División.
Pero, ¡ay, Señor!, a estas benditas luces las amenaza una sombra oscura e inquietante. Una sombra que se manifiesta en la prensa escrita y en el boca a boca. En ambos casos, el causante de ella es el mismo: el mayor accionista del Levante UD, Pedro Villarroel. Según leemos y nos cuentan se ha encerrado en su particular torre de marfil. Según leemos y nos cuentan sólo se relaciona con gente como Efraín Pachón y Eduardo Llanos, sus intermediarios favoritos. Según leemos y nos cuentan los consejeros están cambiando de opinión respecto a su persona y andan desasosegados tras aprobar el presupuesto más alto de la historia granota. Según leemos y nos cuentan la situación económica sólo tiene una salida razonable: la venta del club a una buena y recomendable oferta. Según leemos y nos cuentan Pedro vive sin amigos y distanciado del que fue su «Pepito Grillo», el siempre sensato Angel Rubio. Según leemos y nos cuentan apenas quedan euros en caja y para atender los pagos urgentes se habrá de recurrir a un crédito bancario.
Si todo esto es verdad, si todo lo que leemos y nos cuentan responde a una situación real, Pedro Villarroel debe una explicación pública al levantinismo. No puede seguir escondido e incomunicado, sin acudir al estadio ni siquiera el día de la presentación.
Porque si no lo hace, si no se explica, si no ofrece soluciones convincentes, su credibilidad se hará añicos. Y eso es algo que no puede permitirse una persona como él, con su trascendental y positiva aportación en la historia pasada del club levantinista.
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Huida hacia adelante?