Artculo de hoy en Levante EMV
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A tomar ejemplo de las chicas campeonas
Salvador Regües
Nos dolió mucho la derrota de Alicante. Dormimos mal el pasado jueves después de ver a un esperpéntico Levante de primera superado en todas las líneas por un Hércules de segunda. Hicimos un ejercicio de memoria para recordar un disgusto semejante en las casi cincuenta pretemporadas que hemos vivido. Pero no encontramos alguno que nos quitara el sueño como este. Sólo apareció en nuestra evocación, a un nivel inferior de pesadumbre, un cinco a cero encajado en Mestalla ante el Valencia en agosto de 1990. En aquella ocasión, con Ramón Victoria de presidente y Pedro Villarroel llevando ya las riendas deportivas y económicas del club, el varapalo le costó el cargo al entrenador Pepe Martínez. Los nervios afloraron, vinieron las prisas y se buscó precipitadamente un nuevo ocupante del banquillo. Tardó en llegar y Talón, segundo entrenador, lo ocupó en el primer partido de liga en Figueres, donde se perdió por dos a uno. Al día siguiente se contrató al húngaro Antal Dunai. Parecía acertado el fichaje, había triunfado en el Murcia, pero no demostró sus bondades y el Levante no se enderezó. Duró poco en el puesto y le sustituyó el entonces acreditado José Antonio Irulegui, que tampoco supo llevar por el buen camino al equipo levantinista. La historia de aquel campeonato terminó con el descenso a Segunda B y el regreso al banquillo del bueno de Pepe Martínez en las últimas jornadas. Una historia llena de despropósitos, impaciencias e irreflexiones iniciadas a causa de la derrota sufrida en Mestalla en el mes de agosto.
La dura experiencia sirvió de lección a los dirigente levantinistas. No volvieron a tomar decisiones impulsivas en las pretemporadas. Debieron comprender que son muy engañosas. Hasta para nosotros, que nos hacen cambiar de opinión constantemente. Donde escribimos la semana pasada que el nuevo proyecto granota nos gustaba, ahora escribimos que nos intranquiliza y nos procura pesadillas. En las que vemos a seguidores del Hércules y el Castellón, que también nos ganó el sábado, mofándose de nosotros. En las que vemos, al margen de los evidentes problemas en la portería, la defensa y el ataque, a un equipo levantinista sin nervio, aparentemente triste y desganado.
Quizás esté influyendo en los jugadores granotas la forma de actuar del amo del club, con su sombra oscureciendo las luces de la esperanza, como apuntamos hace siete días. Quizás no se fían de él, viendo lo que le pasa a Alexis, y ponen sus barbas a remojar. Quizás no les guste verse abandonados por la mayoría de consejeros, ausentes en los desplazamientos.
Pero no pueden dejarse influenciar por esos temas. Son profesionales y están obligados a demostrarlo. Una forma de hacerlo, de superar su actual estado de ánimo, sería que les pusieran el video de las chicas en Madrid, cuando ganaron la Copa de la Reina en junio. Sin saber lo que sería de ellas después de aquel partido - muchas terminaban contrato- , dieron toda una lección, y así lo dijimos, de cómo se defiende la camiseta de un equipo de fútbol. Debería tomar nota del tema el señor Resino. Sinceramente creemos que le ayudaría a estimular a sus discípulos, a los afligidos jugadores masculinos del Levante.
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Esperemos que una derrota en pretemporada (abultada, pero que no vale ni para las estadísticas) sirva para que el negativismo vaya quedando más arrinconado. Este club está cambiando algunas cosas, afortunadamente, y ya es hora de que no veamos los males continuamente. Aquel Levante tenía demasiada prisa, y no tenía ni dinero ni tranquilidad.
Era cuando íbamos al campo a comer pipas más que a otra cosa. Estamos en otros tiempos, afortunadamente. No creo que exista paralelismo entre ambas épocas.