ARTICULO DE REGÜES SOBRE LA PROXIMA JUNTA DE ACCIONISTAS
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Salvador Regües publica en el LEVANTE EMV de hoy este artículo sobre la próxima Junta de Accionistas que reproducimos por su interés.
A TODOS LOS ACCIONISTAS DEL LEVANTE
Es importante que los pequeños accionistas, y algunos menos pequeños, sindiquen o deleguen sus acciones en el recientemente constituido “Sindicato de accionistas del Levante” y lo hagan antes del próximo jueves 13. Más importante que el resultado de hoy ante el Recreativo de Huelva. Porque una victoria ante el equipo onubense la celebraríamos, ¡cómo no!, pero “poner una pica en Flandes”, con notario incluido, en la asamblea del día 21 tendría mayor trascendencia.
Más que nada para tener posibilidades de aclarar, y luego terminar, el período sin futuro en que se encuentra anclado el levantinismo. Un período en el que se pudo llegar alguna vez al puerto de la estabilidad pero siempre se naufragó antes. Donde quedaron perdidos momentos como los vividos el día que jugó el Levante en el Carlos Belmonte de Albacete en abril de 2003 con tres mil seguidores levantinistas, jóvenes en su mayoría, animando al equipo dirigido entonces por Carlos Cantarero. Seguidores felices cuando Amato y Congo pusieron el cero a dos en el marcador y fastidiados cuando Simeón, de un disparo lejano que el portero Rafa no supo atajar, logró la igualada en el minuto 96. Fuimos testigos dolorosos de aquel empate albaceteño y no creímos que la juventud presente en aquel desplazamiento desertara fácilmente. Había crecido en número guiada por un proyecto esperanzador que, con altibajos, se mantuvo hasta la tarde el ascenso de Xerez. Donde gritó con enorme fuerza “¡A Primera!” deseosa de convertirse por fin en alternativa del Valencia y formó largas colas después para sacar el pase del retorno a la división de los grandes.
Pero ahí, justo ahí, en esas colas del verano de 2004, tocó techo la ilusión en el futuro y las serias dudas comenzaron. El desbarajuste en las mismas, dominadas por la imprevisión y el desconcierto, empezó a mostrar las carencias estructurales de un club que había llegado a los salones de Primera vestido con un traje de Tercera. La arriesgada apuesta de una gestión centrada en una sola cabeza pensante y decisoria impidió cualquier posibilidad de alcanzar metas más altas. Se trabajó siempre con precipitación y nerviosismo, se emuló formas como las del Betis de Lopera en lugar de otras más ejemplares como las de Osasuna, Getafe o Villarreal. El proyecto que había aumentado el número de aficionados se fue difuminando poco a poco y se descendió a Segunda. Luego se subió otra vez pero la pasión de la joven hinchada en abril de 2003 en el Carlos Belmonte o en junio de 2004 en Chapín no se volvió a ver. Había desaparecido y dejado su lugar a la desconfianza.
Una desconfianza que distanció al máximo accionista de los aficionados y que no tiene punto de retorno. El divorcio es definitivo. Es el momento de que cada uno busque otros horizontes y acaben los enfrentamientos. Es el momento de desear a Villarroel que sea feliz viviendo la tranquilidad de una merecida jubilación personal con su familia. Y a la afición que recupere la pasión perdida en nuevos proyectos que le presenten.
Para que esto pueda suceder hace falta moverse. Debe usted, querido accionista granota, sindicar o delegar sin más demoras sus acciones. Lo han hecho ya buenos levantinistas, entre ellos algunos renombrados exdirectivos y exjugadores. Siga su ejemplo y coopere. Hay que asegurar el porcentaje necesario para ir a la Asamblea del día 21 con posibilidades de exigir la inclusión en el orden del día de “Ruegos y preguntas”, que no lo han puesto, y pedir responsabilidades por vía legal a quien corresponda.
No se quede en casa, querido accionista. Delegue y sea uno más abriendo las puertas de lo desconocido en el Levante U. D.
SALVADOR REGÜES