El Levante se empeña en escribir su historia
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El Levante es tan pobre que no tiene metafísica. Todo lo que posee está en precario y hasta los sueños de gloria son los de la noche anterior, porque su memoria histórica quedó diluida en el túnel larguísimo de las derrotas.
Subsiste con la vaga esperanza de rebelarse contra el orden de las cosas, y en sus venas fermenta, no el lujo de la inquietud por el futuro, sino la inquietante zozobra ante el presente.
Los que amamos este club estamos envueltos por la fatalidad que le
persigue, pero ahora que hasta Georges Foreman, a sus 45 años, ha
recuperado la corona mundial de los pesos pesados, parece que se ha abierto un cachito de veda en el coro cerrado de los triunfadores de siempre. En esa brecha ha metido sus brazos el Levante para, con su récord de la semana pasada, que iguala el del Real Madrid, hacerle una butifarra coyuntural a su destino. Es un hecho memorable, sin duda; la gesta de un enfermo crónico que da señales de vida.El Levante se empeña en escribir su historia. Durante muchos años los chotos de la acera de enfrente redactaron un epitafio insultante: "Quan el gat puge a la palmera, el Levante estarà en primera", Pero el gato estaba muerto. Había una gran rivalidad con el Valencia. Entonces el Levante era de izquierdas y jugaba en el campo de Vallejo, con las gradas repletas de estibadores, anarquistas en excedencia forzosa, hijos de exilados y mujeres de figura oronda que la emprendían a paraguazos con el linier. Mi padre, partidario del lenguaje correcto, me llevaba a la tribuna de Mestalla para hacerme un aficionado de bien. Sin embargo, el orden me imbuía tal desasoeigo que me escapaba a la general de pie de Vallejo a mentar la señora madre del árbitro.
Un día, el gato de la palmera recobró una de sus siete vidas y el Levante subió a primera. Como era un sueño de pobre, sólo duro dos tempordas, pero lo pasamos bomba. En un partido memorable ganó 5-1 al Barça, y en otro no menos heroico 1-0 al Valencia. Derrotado el eterno rival, los aficionados granotas invadieron el campo para abrazar a los unicos dioses que reconocían: Calpe, Serafín, Domínguez, Wanderley… Las banderas azul y grana ondeaban en las grúas del puerto y la pólvora corría en el distrito marítimo.
Las páginas más bellas de la historia del Levante están escritas en un opúsculo que se agota en sus propios límites de gloria. Quizás por eso su gente celebra las victorias con tanta euforia, como si intuyese que al
triunfo, por pírrico que sea, le sucede una travesía de olvido e
indiferencia. El Levante es un club de sentimientos. Tanto que su ex-presidente, José Luis López, ha decidido echarle una mano por expreso deseo de su padre, un viejo militante de la historia granota. Pero ya no es un club laico, es un híbrido donde las plegarias de las damas, lideradas por doña Lola Boluda, convergen con las imprecaciones de una masa social perdida en le laberinto de la modernidad política.A doña Lola hay que agradecerle sus esfuerzos por integrarnos en los
círculos influyentes de la divinidad, pero Dios nunca fue del Levante. A esta club lo salvaron los indicios de esperanza que albergan los
perdedores. El Levante nació para luchar contra su destino. No tiene ememigo exterior: es su propia dinámica, consustancial a la derrota, pero inasequible al desaliento, lo que le da y le quita vida. No morirá nunca.Este fragmento esta escrito por Ferrán Torrent y fue publicado en un periodico nacional.
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Yo no se si el que a escrito esto es tonto o gilipollas