´Ha sido la culminación a un trabajo que empezó en 2008´
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´Ha sido la culminación a un trabajo que empezó en 2008´
Para Luis García la felicidad del ascenso fue «irrepetible», pero la permanencia ha supuesto la guinda a un milagroPara Luis García la felicidad del ascenso fue «irrepetible», pero la permanencia ha supuesto la guinda a un milagro que echó a rodar en un verano convulso. La temporada tuvo momentos determinantes. El míster se queda con las dos victorias en casa ante Málaga y Hércules, con el gol en Riazor, con la explosión realizadora de Felipe Caicedo y, sobre todo, con la reacción de casta tras el desastre en el Pizjuán. «Creo que el punto de inflexión está en los nueve puntos seguidos cuando estábamos muertos tras la derrota ante el Sevilla», afirma Luis. Aquel viaje de vuelta fue un auténtico drama provocado por el propio entrenador desde la rueda de prensa. «Pretendía una reacción de inmediato», recuerda. Y el despegue fue mayúsculo.
¿Qué nivel de satisfacción tiene con la temporada terminada?
—De mucha satisfacción. Para mí es una sensación diferente a la del ascenso porque creo que esa felicidad es irrepetible, quizás sólo la tienes ganando un título. La permanencia es un momento importante para el club y todos hemos hecho un esfuerzo tremendo para alcanzar este objetivo. Es la culminación a un trabajo que comenzó en 2008. Hay que estar muy satisfechos de lo que hemos realizado.—¿Tiene la sensación de que no se está valorando lo suficiente lo que se ha conseguido por el regusto generado en las últimas jornadas?
—No. Para nada.—Quico Catalán afirmó a SUPER que en la semana previa a Mestalla no le llegaba la camisa al cuello. ¿Ha sentido algo parecido?
—Está claro que nos han exigido más de lo que pensábamos. La media de salvación siempre es de 40 puntos, el año pasado fueron 37, pero eso no es lo normal… ni tampoco los 43. Cuando un equipo lo tiene prácticamente hecho y lo das por logrado, como nos sucedió a nosotros, y tarda en conseguirse, la sensación cambia y nos hizo falta algo más. Debíamos hacer uno o dos puntos más y delante teníamos a Barcelona y Valencia. Después nos quedaba la bala del Zaragoza y creo que si el equipo llega a estar necesitado, en casa dábamos la sensación de que podíamos ganar a cualquier rival. Además seguro que no hubiera existido el ambiente de más de 10.000 espectadores para el Real Zaragoza. Fueron momentos de tensión, pero pienso que es lo que todo el mundo pensaba al principio de temporada, que íbamos a llegar al final teniendo que hacer las cosas así. Sientes inquietud y nerviosismo.—¿Cree que el equipo desconectó tras la victoria ante el Hércules?
—El partido que más me ha dado esa sensación fue el del Athletic, los otros no. En el Calderón no tenemos un buen día, aparece el Kun, te mete un arreón de los suyos y se te va el encuentro. Creo que el equipo hasta el 2-1 no estuvo mal y tuvo sus opciones. Me acuerdo de una jugada de Jeff y otra de Felipe. Pero el día del Athletic sí que vi al equipo durante 20 minutos como hacía tiempo que no lo veía. Ahí sí estaba desconectado. Menos mal que después se volvió a enchufar, y contra Barça y Valencia dimos el nivel. Ante el VCF jugamos 70 minutos con un jugador menos y eso tiene mucho mérito.—¿Con la permanencia ya conseguida cree que fue un error lo que sucedió contra el Sporting?
—Son episodios que pasan a lo largo de un campeonato. En la primera parte tenemos opciones de ganar. Hay un gol de Felipe al límite del fuera de juego. Después los dos equipos creemos que el punto nos puede valer y realmente dejamos pasar el partido. Nunca sabes si ese punto te vale o no. Podríamos tener 47 puntos, pero también 44. Como llevas ese ritmo en casa, ya piensas que al Sporting lo vas a superar con facilidad cuando venía de unos grandísimos resultados como visitante. Nosotros éramos el tercer mejor equipo de la segunda vuelta y el Sporting el quinto. Faltando 20 minutos dimos por bueno un empate que nos ponía con 43 puntos y a ellos con 42 cuando faltaban cuatro jornadas. Y era una puntuación buena.—Con el descenso del Deportivo se ha demostrado que esos 43 puntos no eran un seguro de vida.
—De ese encuentro ante el Sporting sólo se habla que en ese momento pudimos tener 45 puntos. Es verdad, pero también 42. El equipo fue a ganar, pero faltando poco tiempo, los dos equipos se conformaron con ese resultado; pero no hay que darle más vueltas.—SUPER pulsó la opinión de la afición antes del derbi y daba por bueno la ´X´, pero ante el Sporting entendía que le valía más al rival.
—Al final las circunstancias de cada momento mandan. Los aficionados pueden estar cabreados. No tenemos ningún reproche hacia ellos porque se han portado fenomenal durante toda la temporada, han estado a nuestro lado y si alguna vez han querido pitar, hay que tener un respeto absoluto porque están en su total derecho.—Sin duda el momento clave de la temporada fue la derrota en el Pizjuán. Las caras de la expedición en el regreso a casa eran un drama.
—La vuelta de Sevilla es como quiero que sea. Busco en la rueda de prensa que sea un regreso tenso, frío y duro. Pretendía una reacción, pero no el lunes en la charla, sino de inmediato. Sabía que ese era el momento clave del equipo, que si no reaccionábamos, la pelota se iba a hacer muy gorda porque estábamos en una dinámica horrorosa. Entro en la rueda de prensa sabiendo lo que tengo que decir.—¿Cómo provoca al jugador para tener esa contundente reacción?
—El entrenador tiene que ser muy frío y calcular las cosas. Provoco desde la rueda de prensa que el entorno sea de atención y alerta máxima total. Los jugadores lo entienden, lo captan, y luego la afición tiene un comportamiento excepcional, para enmarcar. Sabía que el partido ante el Getafe era nuestra final y no nos podíamos permitir seis derrotas seguidas. Cuando vi esa vuelta estaba satisfecho porque era lo que buscaba.—Una de las imágenes de aquel viaje fue su charla con Javi Venta.
—El tema de Javi era de unas jugadas; sabe que se equivocó en el partido. Eso ha sido el vestuario del Levante, cada uno sabe su responsabilidad y no se esconde cuando falla. Él pide salir públicamente a pedir disculpas. Cuando entro al vestuario tras el 4-1 veo que no consigo nada y hay que provocar una reacción en todos los estamentos para intentar darle la vuelta. Cuando veo ante el Getafe que responden, digo ´ya está´, el equipo ha reaccionado, está enchufado, está en la dinámica que pretendía.—¿Ya tenía pensado dejar al día siguiente a los jugadores solos en el interior del vestuario?
—Sí. Primero hablo con la gente con más peso, con más experiencia en Primera, que siempre tiene que existir en un vestuario. Les digo que quiero hablar yo, sin ninguna interrupción, y luego me salgo y les dejo conversar entre ellos; y al final te cuentan lo que han hablado y es una prolongación de la idea que tenía en mente. Sabía que el equipo iba a responder ante el Getafe, pero eso no significa sí o sí que fuera a ganar. Si sacábamos un buen resultado íbamos a fortalecer los valores que estaban, que se habían visto en los partidos, pero que no se habían traducido en puntos.—Tocó hacer el doble de puntos en la segunda vuelta para salvarse.
—Fuimos mejores en los partidos que perdimos ante Deportivo y Athletic en casa en la primera vuelta, pero también recuerdo uno de la segunda vuelta ante Osasuna que tira Lekic un balón al palo en la prolongación, además de los últimos partidos ante Barcelona y Valencia, que también se toparon con la madera. Hay resultados que en la primera vuelta no se dan por dinámicas y en la segunda, sí. Pero esto es un global de 38 partidos.—¿El equipo era más efectivo en la temporada del ascenso a Primera que la que ahora ha concluido?
—Son categorías diferentes. Al principio hacíamos los partidos más abiertos cuando no teníamos la capacidad de intercambiar golpes con los rivales. Tuvimos que hablar y decidimos que teníamos que hacerlos más cerrados, sobre todo fuera de casa. Durante mi carrera, todos los equipos se comportan de locales muy bien, como visitantes es más difícil, no es tan fácil. El equipo no es que sólo se haya salvado, es que en el Ciutat ha habido momentos de muy buen fútbol; y eso es porque los jugadores han creído en lo que hacían.—¿Con qué picos altos se queda?
—Los partidos en casa ante Málaga y Hércules marcan la trayectoria. También está el de Riazor, que el equipo jugó muy bien, pero que acabas ganando 0-1 en el minuto 93 con un fallo de Aranzubia. Es evidente que la culminación está en Mestalla. Aunque creo que el punto de inflexión son los nueve puntos de tirón cuando estábamos muertos tras perder ante el Sevilla. Nos dio una vida tremenda.—¿Ha sido fácil pitarle al Levante?
—Hay que creer en la honestidad de los árbitros. No es lo mismo pitarle al Madrid que al Levante, no es lo mismo pitar ante 100.000 espectadores que ante 10.000 porque la repercusión es muy diferente. Mourinho sale con un papel y se para España. Cambié mucho la actitud desde mi primer año con los árbitros. Les tengo un gran respeto porque su labor es complicada.—¿Ha sido con Caicedo con quien ha tenido que ejercer más de padre?
—Felipe es un chico especial. Vino a última hora al Levante, le costó adaptarse y comprender lo que le ha pasado al club en los últimos años. No sabía dónde estaba Buñol, se perdía y se pasaba del desvío. Pero es que incluso volvía para abajo y se pasaba de nuevo. La semana del Atlético fue muy importante en mi relación con Felipe; tenemos dos o tres charlas individuales. Le hago ver que puede ser un año vital en su carrera, me coge el guante, lo acepta y a partir de ahí, antes tuvimos dificultades, sólo puedo decir palabras muy buenas de Felipe. Con su forma de ser, su implicación ha sido tremenda, se ha infiltrado unas cuantas veces para jugar y eso no lo hace toda la gente. Hay pruebas médicas que lo demuestran, que estaba tocado y que no podía, pero su deseo era jugar todos los partidos posibles.—Y dio resultado. Menudo golazo firmó Felipao ante el Atlético.
—Marcó el segundo gol ante el Atlético de Madrid y vino a por mí a darme un abrazo. Fue una semana muy especial para los dos y no únicamente por preparar al equipo. Sabía que Felipe era el que nos puede marcar la diferencia. Tiene cualidades distintas y sabía que si las ponía al servicio del equipo nos iba a dar mucho y le iba a ayudar también a él... como así espero.—Ese discurso individual con Felipe también lo extendió al colectivo como factor de motivación.
—La gente que viene al Levante sabe que aquí tiene una segunda oportunidad. Valdo estaba apartado y ha hecho una segunda vuelta excepcional, Xavi Torres ni la olía en el Málaga, Nano no tenía ni ficha en Segunda División, pero lo conocía, había hecho buenos años en el Getafe y no se puede perder de la noche a la mañana. Tienes que sacarles lo que tienen dentro, que lo tienen y de calidad. El Levante les ha abierto las puertas de jugar en el primer nivel y eso ayuda a poder sacarles el máximo. Siempre les hago ver que era una temporada que les podía valer, y mucho, para relanzar sus carreras. A Ballesteros, Javi Venta y Juanfran para alargar sus trayectorias. Ojalá duren muchos años. Cada temporada es un premio para ellos.