El futbol base del Levante es todo una mentira
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Estoy harta año tras año escuchar al director del fútbol base del Levante en su reunión de bienvenida al club, lo importante que son los jugadores de la cantera para ellos. Y entonces me pregunto, que cantera? Es imposible tener un bloque homogeneo en cada equipo, el cual cada temporada mejore con refuerzos importantes de otros equipos, para crear equipos futbolisticamente competitivos y que jueguen como grupo. Pero no!, el Levante ha elegido seguir una línea voraz de captacion de jugadores buenos y otros que no lo son tanto, y muchas veces, después de un año, y no cumplir con las expectativas del club, y ofrecerles un equipo inferior al que le habian vendido inicialmente, los devuelven a sus equipos de origen, o les buscan otros nuevos. Por supuesto, todo esto en detrimento de los jugadores de casa que lidian con los becados de otros clubs para que vengan al nuestro y contratos a tutiplén, sin ser muchos mejor de lo que ya hay. Por eso, una que ya despide de este club, porque estoy hasta las narices de todos ellos, propongo que se cambie el nombre del Levante por el de Levante fútbol captados. Y pensar que todo esto cuando se te va de las manos, porque no controlas la cantidad de jugadores que amasas, termina por explotarte.
Y David, a ver si cambias de discurso, que ya te ha calado el personal.
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Desde hace años que ocurre esto. Mientras estos "ilustrados" siguen haciendo y sobre todo, deshaciendo, la escuela es un ir y venir de chavales. Todos tienen claro que llegar arriba es difícil, pero todos aspiran a jugar en una escuela que respete los valores adquiridos de hace años y que haga lo que no se hace aquí: EQUIPO.
El Levante no hace otra cosa que crearse enemigos en el fútbol base: Toca jugadores sin ninguna cabeza, de lejos, de cerca, de cualquier sitio, de cualquier escuela, de cualquier pueblo. Así, te quita jugadores que utiliza para luego soltar sin miramientos y sin mucha explicación. Luego, cuando el Levante se presenta a competir en esas escuelas, en esos pueblos, pues amistades ninguna, ¿qué esperan?. Nadie hace tanto daño a escuelas que sí plantean una continuidad en sus jugadores.
No es un buen camino a seguir para formar una buena cantera.
Una opinión, como otra cualquiera.
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La escuela del Levante se ha convertido en una maquina de picar carne. Se ha despersonalizado. Nada tiene que ver con el ambiente familiar de hace unos pocos años.
Sus gestores se escudan en los resultados. Falsa fachada que se desmorona en cuanto se escarba un poco. En las últimas cuatro temporadas solo un jugador de la cantera, Rubén, con pasado valencianista, se ha consolidado en el primer equipo. Este precedente se agrava al ser nuestro club uno de los presupuestos más bajos de Primera División.
Se captan jugadores con la misma facilidad con que se desechan. Los que valen para hoy, no sirven para mañana. Los jugadores con más antiguedad quedan postergados a los fichados con contrato. Los entrenadores solo piensan en ganar. No existen dos equipos que jueguen igual. La gestión de grupos, pese a las reuniones de cada temporada, es nula.
El concepto escuela ha desaparecido. Incluso se ridiculiza por quien debería defenderlo. Se ha olvidado que es de pago y que las contrapartidas mínimas son enseñar y jugar. Cada crío que abandona es un fracaso y la desbandada está siendo generalizada. Plantillas sobredimensionadas, para que acaben jugando los mismos, solo conduce a conflictos entre jugadores, técnicos y familiares.
La escuela precisa gente nueva, sin ataduras profesionales, que rompa la vergonzosa deriva adoptada en los últimos años. La Directiva y la Fundación del Levante deben intervenir ya.