El futuro del Levante UD, en juego: Un proceso en 2 fases, el pretendido as en la manga para eternizar la endogamia dedocrática
Por Carlos Ayats, presidente del FROG
De vez en cuando, es humanamente saludable llamar a las cosas por su nombre. Fundamentalmente, porque las simplifica, y ayuda a entender estos temas de fundaciones, acciones, patronatos, comisiones y demás tan repletos de vericuetos jurídicos y fórmulas laberínticas, sobre todo en casos como el que nos ocupa, en el que un reducido grupo de personas ostenta un poder adquirido de modo ilegítimo (dedocracia) y tiene la unívoca voluntad de seguir manteniéndolo a toda costa.
La mal llamada democratización de la Fundación CV Levante UD Cent Anys es, lisa y llanamente, una gran mentira. De hecho, los dedócratas no solo no tienen en este proceso ninguna voluntad de apertura de la misma al levantinismo, sino que pretenden, en una maquiavélica demostración de cinismo digna de estudio, aprovechar la evidente necesidad de renovación de la Fundación para eliminar a los elementos discordantes y aumentar su control sobre ella.
Un proceso iniciado sin dar a conocer, ni tan siquiera, sus normas
Porque, ¿nadie se pregunta cuáles son los verdaderos motivos del oscurantismo que rodea a un proceso iniciado, increíblemente, sin haber dado a conocer ni siquiera las normas del mismo?, ¿por qué no son públicas todavía las 41 candidaturas para que los accionistas conozcamos a quiénes podemos votar y cuáles son los méritos de cada uno de ellos?, ¿no interesa que las conozcamos para votar ‘sí’ a lo que proponga el consejo, sea lo que sea?, ¿podrá presentarse alguna lista alternativa a la elegida por el consejo para que sea votada al mismo tiempo que ésta en la Junta?
El trasfondo de todas estas cuestiones es que, durante estos últimos días, es obvio que el consejo que preside Quico Catalán y su séquito se están encontrando con algunos problemas que quizás no esperaban, fruto sin duda de la evidencia de su maniobra, unida al hastío de algunos buenos profesionales cansados de ser meros hombres de paja. Hasta José Manuel Fuertes, al que hasta la fecha habían conseguido dominar, les está saliendo respondón.
El motivo es que ya no se trata, tan solo, de lo absurdo de que una institución viciada pretenda vender un lavado de cara con los mismos que la viciaron marcando las pautas de su ‘renovación’, que impongan el nuevo número de patronos, su reparto, los requisitos de entrada, que elijan a los candidatos a votar de entre los presentados, etc.
No contentos con todo ello, ahora pretenden imponer (si es que no lo han impuesto ya, porque la semana pasada lo dieron por hecho), un nuevo as en la manga para perpetuar la endogamia: un proceso en dos fases que garantice siempre su mayoría a la hora de elegir.
La media verdad trasladada a la opinión pública
La clave de toda esta historia es que, intencionadamente o no, el proceso (lo que conocemos de él) no está bien explicado. Lo que se ha trasladado a la opinión pública es que se va a nombrar a 23 patronos, 9 de ellos controlados por el consejo (presidente + otros 2 consejeros + 6 accionistas que propondrán en la Junta sin enfrentar a ningunos otros en una primera votación de aceptación -sí o no- de quienes ellos propongan).
Se ha vendido que estos 9 entrarán en el ‘nuevo’ Patronato, junto a 4 instituciones (Ayuntamiento, Diputación y Generalitat y Federación Valenciana de Fútbol), y 10 patronos más, entre ellos, un ex presidente del club. Así, teniendo en cuenta que lo normal es que Ayuntamiento, Diputación y Generalitat se abstengan, quedarían 20 votos para decidir.
Por lo tanto, en el mejor de los casos, suponiendo (que ya es mucho suponer), que la FVF no votara en la línea del Consejo (la última sí vez lo hizo) y el que el ex presidente tampoco se manifestase en favor de los dedócratas, éstos, un día que se alinearan los planetas, las monedas cayeran de canto y Ghilas se fuera a dormir a las once (de la noche), podrían, ojo, podrían, perder una votación en la Fundación por 9 a 11…
Sin embargo, que nadie se lleve a engaño. Eso, también es mentira.
Un proceso realmente dividido en dos fases
¿Por qué? Porque los 23 no van a ser elegidos al mismo tiempo. La jugada (el enésimo truco) es elegir a los citados 6 patronos en la próxima Junta General de diciembre. Éstos se sumarán a Catalán y sus dos consejeros, los 4 patronos institucionales, los veteranos, las peñas y los accionistas. En total, 16.
Y aquí viene el detalle decisivo. Porque serán esos 16, con mayoría del consejo (9), los que constituyan inicialmente el nuevo Patronato ya en 2017 y elijan DESPUÉS a los 7 restantes, entre ellos al ex presidente patrono. Seguramente, con idéntico afán democratizador que el que viene protagonizando todo este proceso.
En total, un mínimo de 16 de los 23 patronos afines al consejo
Así pues, la intención no es elegir a 23 patronos de los que 9 sean directamente controlados por el actual consejo de administración. Se elegirá primero a 16, de los que 9 serán afines al mismo, y serán estos 16, con mayoría dedócrata de 9 a 7, quienes elijan a los 7 restantes.
Total: 16 patronos afines al Consejo, 4 institucionales y, como reducto arrinconado, accionistas, peñas y veteranos.
El futuro del Levante UD, en juego
Esto, no nos engañemos, supone garantizar el control de la Fundación por parte de un consejo puesto a dedo y con evidentes vínculos con épocas oscuras, afianzar en el poder de la institución a un grupo de empleados (muy bien auto-remunerados en sueldos y/o encargos) y ahogar la necesaria fiscalización independiente de la gestión actual del club.
No es un tema menor, y los orquestadores de este proceso tienen la obligación moral (y legal) de dotarlo de una transparencia de la que, hasta fecha, como es tan obvio como intolerable, carece.
Porque que nadie se confunda, no olvidemos que lo que está en juego es el control del dueño del club, de su mayoría accionarial, es decir, ni más ni menos, que el futuro del Levante UD.