Articulo interesante.
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Lo he encontrado en foroche ¿?, joder ponerlo aqui tambien y que conste que no es mío:
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Los siete pecados del ValenciaVaya por delante que considero a todo nacionalismo, vasco o kurdo, catalán o valenciano, español o americano, una patología social que ha traído grandes desastres a las naciones y a los pueblos. Pero la analogía viene como anillo al dedo para reproducir la situación de hegemonía de Partido Unico en que se desenvuelve el Valencia CF en nuestro ámbito. Una situación que puede describirse pedagógicamente en forma de 7 pecados capitales.
Primer Pecado: El valencianismo obligatorio
«No al nacionalismo obligatorio» fue la consigna del colectivo «¡Basta Ya!» en el conflicto vasco. Le tomamos el concepto prestado y vamos a extraer de él algunas conclusiones aplicadas al «valencianismo obligatorio» en que parece dirimirse la rivalidad futbolística valenciana. Una situación estimulada y explotada por las autoridades políticas, y generalmente ignorada por los aficionados valencianistas, que viven ensimismados y más que satisfechos con los fastos del «Pan y Circo».
Segundo Pecado: Una sinécdoque equivocada
Sinécdoque es la figura retórica que toma el todo por las partes, o viceversa. Una figura retórica que se usa para traducir al lenguaje las situaciones de hecho, anulando la reflexión racional. En mi tesis la sinécdoque es Valencia CF es igual a Valencia-Ciudad o Comunidad. Y, como consecuencia, que Valencianismo es igual a Valencianía. Lo que ni en uno ni otro caso es verdadero.
Tercer Pecado: Una apropiación indebida
La reciente restauración de la senyera como segunda equipación del Valencia CF, visualiza esa pretensión inaceptable de imponer el «valencianismo obligatorio». La senyera como uniforme de un club de fútbol trata de confundir la realidad con una apropiación indebida, con un acto espúreo claramente intencionado. La consecuencia política y social es que esa bandera pueda perder la representatividad histórica y política que se le otorga en bastantes lugares desde Vinaroz a Orihuela. Y en el ámbito futbolístico, que el Valencia CF consiga lo contrario de lo que pretende: que suscite más enemistades que adhesiones en el resto de la Comunidad. ¿Cómo se entendería desde Valencia, y desde sus propias sedes, que el Athletic de Bilbao se equipara con la ikurriña, el Barça con la cuatribarrada o el Real Madrid con las siete estrellas de cinco puntas sobre fondo rojo de su bandera comunitaria?
Cuarto Pecado: Una perversión política
Aprovechándose de la mencionada sinécdoque, las autoridades políticas de todo signo, aunque en los últimos años la iniciativa la lleve la derecha, han encontrado una forma simple y manipuladora de hacer nacionalismo. Un nacionalismo inocuo, que no representa amenaza al poder central porque traslada el hecho político al hecho futbolístico. Del todo «Valencia-Comunidad» a la parte «Valencia C.F». De esa forma se obvia lo fundamental: ya no es necesario ejercer un reivindicación nacionalista o una personalidad autonómica genuina de cariz político. La pulsión nacionalista queda convenientemente domesticada y simplificada: basta con ejercer cotidianamente en Mestalla un sustitutivo y populista antimadridismo.
Quinto Pecado: Un apoyo institucional poco equitativo
La realidad muestra que el Valencia CF efectivamente es, en la actualidad, la entidad futbolística más importante de la Comunidad, aunque no la única, ni la que puede arrogarse la representatividad absoluta y excluyente. Sostenemos que ese liderazgo ha sido construido con éxitos deportivos sustentados por cuantiosos apoyos institucionales, cuanto menos, de dudosa legitimidad. Nos referimos al sorprendente contrato de Canal 9, que más que duplica el precio de mercado de los derechos audiovisuales del VCF, valorados por el regulador del mismo, Audiovisual Sport. Nos referimos a la arrasadora cuota de pantalla, que excluye otras opciones deportivas y sociales. A los juglares que cantan sus hazañas en algunos medios, no con la objetividad del periodista sino con la obsequiosidad de un empleado del propio club. Nos referimos a los voluminosos créditos de entidades bancarias locales, gestionados con apoyos públicos, y que no han servido para reducir una deuda que no ha parado de crecer.
Sexto Pecado: El nuevo estadio. Confusión entre lo público y lo privado.
Una prueba definitiva de nuestra tesis: el protocolo sobre el Nuevo Estadio, que explica el reciente tráfico y escandalosa especulación en la compraventa de acciones. La causa de la causa era la celebración de unos hipotéticos Campeonatos de Europa de Atletismo ¡en el 2009!. La justificación política, falsa como vimos después, era construir un estadio emblemático a compartir entre los dos clubs de fútbol de la ciudad. La realidad cancela esas intenciones y presenta una cara muy distinta. La Generalitat y el Ayuntamiento ceden, con una fórmula jurídica que sin duda será viable, el suelo público a una sociedad anónima privada, el Valencia CF, y promueven una sociedad mixta para construir un nuevo Estadio. Recalifican Mestalla para aliviar la deuda del equipo ostentador de la sinécdoque. Tapan la boca del Levante UD con unas migajas urbanísticas.
Pero el corazón del problema sigue ahí. Yo no sé si los vecinos del actual Mestalla se opondrán a que una zona deportiva recalificada aumente el ya denso cemento y la demografía de su zona. Pero sé que hay razones para que colectivos sociales y vecinales se opongan a la nueva regalía. Para que los barrios de Benicalap y aledaños exijan que el solar de Ademuz se dedique a su destino original de equipamiento social y deportivo y no a un estadio de vanguardia para un usufructuario privado. Para que los simples contribuyentes, y a los que ni le va ni les viene el fútbol, exijan que sus impuestos se empleen en una función social y redistributiva, y no en fines particulares de sociedades privadas. Para que se termine de una vez por todas la confusión entre lo público y lo privado generada en torno al Valencia CF.
Séptimo Pecado: Atentado a la libre competencia
La libre competencia es uno de los pilares ideológicos sobre los que se asienta la Unión Europea a la que pertenecemos. Y la Comisión Europea está iniciando una investigación en los cinco grandes países, España incluido, sobre la presunta irregularidad de los regímenes fiscales y de la Seguridad Social aplicada a los clubes de fútbol. El fútbol europeo vive una peligrosa huida hacia delante, empujado por la codicia de los futbolistas de élite y sus representantes y la mala gestión de los directivos. De una forma genérica afirmamos que la hegemonía incuestionable del Valencia CF en nuestra ciudad y nuestra comunidad está en parte cimentada por ayudas institucionales poco equitativas, como las que hemos descrito, que atentarían al principio de libre competencia que promueve la Unión Europea y que ha manifestado de forma expresa «que no desea que se conceda a los clubes cualquier ventaja directa o indirecta ni que se rompa el principio de igualdad en el mercado europeo de fútbol».
Y todo lo demás
Este artículo se suma a los de Rafa Lahuerta, Manolo Lleó, Felip Bens y los míos propios que ha auspiciado este diario para celebrar la renacida rivalidad Valencia CF - Levante UD en la primera división. Aplaudo la forma culta y educada con que se han manifestado. Pero creo que no se trata ahora de dirimir los flecos pendientes de nuestros desacuerdos. Sobre la extracción burguesa o proletaria, rural o capitalina de uno u otro equipo. Sobre la violencia de algunos grupúsculos atentando a lugares, símbolos o sentimientos del contrario. Sobre los argumentos demagógicos o la demagogia de los argumentos.
Yo me uno a sus voces para dar de nuevo la bienvenida a la gran fiesta del fútbol. A invitar a una rivalidad sin violencia, festiva e imaginativa. Pero reafirmando la mayor, para que la rivalidad sea justa y leal. Y posible. Reivindicando la tesis de este artículo, que como colofón resumo: Que valencianismo no equivale a valencianía. Que las autoridades políticas deben ser neutrales y apoyar a todos por igual o a ninguno. Que los bienes y los caudales públicos tienen que ser administrados de forma equitativa y redistributiva en beneficio de la mayoría. Que se siga dando a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Sólo si eso ocurre tendrá sentido decir y desear que gane el mejor.
estoy de acuerdo en todo oye
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A KI YA ESTBA PUETO HACE UNAS SEMANAS
YO TAMBIEN ESTOY DE ACUERDO EN TODO!!!!!!!!!
FORÇA LLEVANT!!!!!!!!!!!!!!!!!
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@granotes:
A KI YA ESTBA PUETO HACE UNAS SEMANAS
YO TAMBIEN ESTOY DE ACUERDO EN TODO!!!!!!!!!
FORÇA LLEVANT!!!!!!!!!!!!!!!!!
Perdon, no lo sabía.
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Este article va ser publicat a Levante EMV fa pocs dies en la secció d'esports. Si no m'enganye, el firmava Felip Bens, periodista, editor i coautor de El libro del ascenso. Faig la resenya perquè crec que ha sigut molt bona esta inciatica de Levante: cedir part de les seus planes al diàleg entre aficionats granotes i xotos. La polèmica entre Bens i Lahuerta ha sigut molt profitosa. Entre d'altres coses perquè el d'El Cabanyal ha aclarit diversos conceptes que els de l'altre equip de la ciutat desconeixien. Enhorabona!
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Es un articulo publicado en el Levante-EMV, escrito por PEDRO SEMPERE - Socio y accionista del Levante UD
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Gràcies Virginia per l'aclaració. En qualsevol cas enhorabona a Sempere, Bens i a Levante.
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Jo des que el vaig llegir li pegue voltes a allò de "patologia social", algú m'ho pot explicar?.
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Es un buen artículo q explica una realidad como un templo. Me pone a parir q se apropien de nuestras señas de identidad.
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Jo des que el vaig llegir li pegue voltes a allò de "patologia social", algú m'ho pot explicar?.
patologia= enfermedad
social = socialAlbert Einstein:
"El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad"
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Jo des que el vaig llegir li pegue voltes a allò de "patologia social", algú m'ho pot explicar?.
Como bien han dicho:
patología= enfermedad
social= social
Este virus se adquiere en comidas de "coco" por profesores pagados para engañar a sus alumnos en la Facultad de Filología de Valencia.
Si queremos globalizar el mundo no fomentemos el separatismo-nacionalista.
¡¡¡Macho Llevant!!!
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Tuve la ocasión de leerlo y la verdad es que me gusto mucho.Son verdades como un templo.