BETTINI RESUCITA LA LEYENDA DE LA MALDICIÓN DEL ARCOIRIS
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Jo sí recorde alguns campions mundials que van tindre molt mala sort com el de Rudy Dhaenens, eixes temporades sí que deien que qui guanyava l'Arco Iris la temporada següent era quasi sense victòries.
Ciclismo | Leyenda negra
BETTINI RESUCITA LA MALDICIÓN DEL ARCOIRISLa reciente muerte en accidente de coche de Sauro, hermano del campeón mundial Paolo Bettini, rescata la vieja leyenda de la maldición del maillot arcoiris.
La leyenda negra continúa. La maldición del maillot arcoiris. La noche del pasado lunes, una semana y un día después de que Paolo Bettini conquistara el título mundial en Salzburgo, su hermano Sauro falleció en un accidente de tráfico a los 42 años.
La maldición del arcoiris afecta sobre todo a los resultados deportivos, a temporadas infértiles con el arcobaleno en el pecho. Pero también ha traído tragedias. Muchas lágrimas. Como la historia de Jean Pierre Jempi Monsere. Espeluznante.
Monsere ganó el Mundial de Leicester en 1970 con 21 años. El nuevo Merckx. Unos meses después, el 15 de marzo de 1971, el belga competía en una kermesse en Gielle. Una imprudente conductora se coló en el circuito con su Mercedes y arrolló a Jempi. Murió en el acto. Cuatro años después, su hijo Giovanni salió a dar una vuelta en bici y otro vehículo segó su corta vida. Tenía 7 años. Y vestía un maillot arcoiris que le había regalado su tío Freddy Maertens. Lo dicho: espeluznante. El propio Maertens ganó dos veces el Mundial: 1976 y 1981. Y también alimentó la leyenda negra: alcohol, juergas, ruina… Y llegó a estar ingresado en una clínica psiquiátrica.
Otros dos belgas, Stan Ockers (campeón en 1955) y Rudy Dhaenens (1990), siguieron la negra estela de Monsere. Ockers murió 14 meses después de su título mundial en el velódromo de Amberes. Dhaenens falleció en 1998 al volante de su coche.
El drama más conocido, sin embargo, es el del inglés Tom Simpson, que se enfundó el arcoiris en San Sebastián en 1965, en un agónico sprint con Rudi Altig. Su trágico final dos años después, en el Tour, en las rampas del Mont Ventoux, forma parte de otra leyenda negra del ciclismo: el dopaje.
Laurent Brochard ganó en San Sebastián, como Simpson. En 1997. Un año después, el caso Festina. El francés corría en aquel equipo que fue expulsado del Tour por portar en uno de sus coches un arsenal de EPO. Paradojas: el campeón precedente, Johan Museeuw, y el siguiente, Oscar Camenzind, acabaron sus carreras inmersos en escándalos de dopaje.
Hay más historias. Benoni Beheyt cometió la irreverencia de ganar a su líder, Rik Van Looy, en 1963. Los aficionados belgas y el propio pelotón nunca perdonaron la traición. Luego está la vida trágica de Fausto Coppi, campeón en 1953, o el accidente de coche que retiró del ciclismo a Louison Bobet, vencedor en 1954...
También hay supervivientes. Greg Lemond y Lance Armstrong ganaron el Mundial en 1983 y 1993. Lemond sufrió luego un accidente de caza y Armstrong, un cáncer. Pero ambos volvieron para ganar el Tour. Otros muchos están sanos y salvos. Toquemos madera.