LA SOLUCION A NUESTRO PROBLEMAS
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Para nuestros jugadores de la tercera edad.
Raúl Gonzaléz busca la 'eterna juventud'. Según desveló en su edición de ayer el diario ABC, en una amplia y detallada información firmada por Julián Ávila, el delantero madridista, camino de los 31 años, ha transformado el dormitorio de su domicilio en una cámara de hipoxia que simula una estancia en altura con el objetivo de mejorar su resistencia. Este procedimiento, que ha sido llevado a la práctica por la empresa Colorado Altitude Training, se denomina 'hipoxia normobárica domiciliaria' y se basa en la suministración de nitrógeno para empobrecer el aire en una habitación totalmente aislada y blindada.
Raúl es un deportista que se cuida al milímetro. Es un obseso de la comida, de las horas de descanso en mitad del día, de las horas destinadas a dormir. Los fisioterapeutas son parte fundamental en sus jornadas de trabajo, se ha ejercitado en la nieve y ha comprobado los beneficios con el agua a punto de congelarse. Está entregado a la ciencia más vanguardista y, por eso, desde hace un año, bajo la supervisión de especialistas, se somete a esta técnica de entrenamiento en condiciones de hipoxia.
No es una aplicación nueva en el ámbito del deporte. El empleo de la altitud como herramienta de entrenamiento arrancó en los años sesenta, comprobándose que en altura el rendimiento físico era mucho mayor. Primero fueron las mascarillas (Radomir Antic las utilizó en el Atlético del 'doblete' en los descansos de los partidos), después las tiendas transportables (utilizadas por los ciclistas y atletas) y ahora son las habitaciones blindadas, una fórmula mucho más compleja para su aplicación diaria pero también con resultados más efectivos.
La idea es descansar en altura y entrenarse en el hábitat cotidiano. Las cámaras de hipoxia simulan una estancia como si se estuviese a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, permaneciendo en ellas entre seis y ocho horas para que el organismo se adapte a las nuevas condiciones. En esta situación el cuerpo nota que hay menos concentración de oxígeno, motivada por una mezcla de nitrógeno artificial, y se estimula la multiplicación de glóbulos rojos. De esta manera se mejora la capacidad de transmitir oxígeno a los músculos, se retrasa la aparición de la fatiga y se optimiza la capacidad de recuperación en el deportista. Eleva, pues, el hematocrito y la concentración de hemoglobina, aunque no a límites preocupantes para la salud, y se logra mantener el estímulo del cuerpo en los momentos físicos más exigentes.
La concentración de oxígeno en el aire es del 21 por ciento y en la cámara de hipoxia se empobrece el aire que se respira durante el sueño a través de la suministración de nitrógeno a través de un aparato de aire acondicionado. Existen unas tablas para ajustar el porcentaje, pero lo aconsejable para un futbolista es no rebajar la frontera del 16 por ciento ni tampoco la de los 3.000 metros de altitud.
El tratamiento puede ocasionar efectos secundarios, como la alteración del sueño, pero pueden ser controlados y revertidos por médicos deportivos especialistas, por lo que no es peligroso para la salud. Por ello, la Agencia Mundial Antidopaje no lo
ha prohibido.
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Pues si Mamen duerme con él también habrá mejorado su resistencia, ¿no?
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Mamen..por diosss, que nombre…da para mucho.