No hay mejor lección aprendida que aquella, en la que te estrellas en esa curva de la que te habían comentado que fueras con cuidado. Primero porque no te olvidarás nunca de quien te lo dijo, posiblemente un buen amigo, y segundo porque no te volverás a salir.
Aquello fue la mano de Judas, un Judas disfrazado de hiena y no de lobo, con piel de borrego y no de cordero. Animal carroñero que infecta a todo aquel que se deja y después sale corriendo.
No se puede caer mas bajo como ser, que aquel que utiliza a los críos y el deporte con gran estrategia maligna, para aliviar su fracasada vida.
Las oportunidades para los que se equivocan, meten la pata o patinan. Para los otros no debe de haber una segunda, y la tuvo.
A mi edad tengo una mala opinión del ser humano, la capacidad para el mal o abusar de los débiles es infinita.
Mister, solamente soy un viejo humano que se ha salido en muchas curvas.