Todavia es pronto para hablar de jueces.
Yo, sinceramente, al único rival que temo es a nosotros mismos. El sábado, sin ir más lejos, si Xisco Muñoz (en dos ocasiones) y Javi Guerra están un poquito menos ansiosos de cara a gol, nos venimos con un 0-2 o un 0-3.
El Recreativo no pudo con nosotros en ningún momento del partido. A pesar de pegar patadas, golpes y tarascadas continuamente. Parecía que se jugaban la permanencia. Nuestro equipo hizo un partido soberbio: no cayó en las provocaciones (y era difícil, eh), aguantó en defensa el mal juego de nuestros atacantes en este partido ( a diferencia de otros), no se desanimó con el arbitraje de Amoedo (aunque desquició más a la escasísima parroquia onubense) y no dejaron que el Recre tirara con acierto en ninguna ocasión (exceptuando el balón que le saca Iborra a su delantero).
El único pero que le pongo al encuentro es la falta de agilidad de Luis en sustituir a Iborra, pues todos sabíamos que no acababa el partido (aunque lo expulsaron injustamente) y la tontería que hizo Angel. Todo lo demás PERFECTO.
Aquí hay algunos que saben muchísimo de fútbol, pero que no ven como juegan los equipos fuera de casa (con excepción de los que vienen a nuestro campo, claro). Qué poquitos juegan bien.
¿Qué se pretende a estas alturas, el juego preciosista? ¿La perfección? Ahora lo que cuentan son los resultados, el saber leer cada partido y jugar para ganar. No os fijáis que nuestros partidos se cuentan por victorias fuera de casa últimamente (con excepción de Córdoba, perdido inmerecidamente), Numancia, Girona, Recreativo. ¿Qué más se le puede pedir a este equipo?
Todos los jugadores se merecen un monumento. Todos serán recordados como el equipo que nos ilusionó y que surgió de la nada para llegar a lo máximo.
VISCA EL LLEVANT ARA I PER SEMPRE