27 feb 2024, 19:34

En ocasiones, aquellas palabras que nos llevan a meditar, no se encuentran negro sobre blanco, sino en otros formatos. Signo de los tiempos.
He aquí unos cuarenta minutos de una profunda reflexión. Profunda y extrema.
Algunas comunidades contemplativas llevan a cabo, o al menos lo intentan, lo que humildemente llamo la espiritualidad del presente absoluto. Oyendo se entiende lo que quiero decir.
Cierto que (y él lo dice) hay muchos y diversos carismas, pero se supone que aquí se opta por la mayor perfección, que en contraposición deja a otros en la menor perfección. Y puede que así sea, no lo sé.
Intentar llevar a cabo estas básicas recomendaciones, me ha llevado en el mejor de los casos, a unos veinte segundos de seguimiento. En el veintiuno ya salían ruidos, recuerdos, inquietudes, curiosidades, fantasías, temores, y esa larga retahíla de obstáculos en la búsqueda del silencio interior.
Se podría quizá pensar en similitudes de esta "espiritualidad extrema" con postulados del quietismo, en una especie de ataraxia teísta.
Bueno, fin del rollo. En este vídeo se escucha a un monje que en principio habla para otros monjes, pero bien podría también dirigirse a otras personas.
También añadir que poner de fondo musical el himno de los querubines de Tchaikovsky, ayuda bastante. Es una pequeña trampita.
Es posible al acabarlo sentirse como ser muy imperfecto, o incluso impío, pero con esa ventanita abierta a la mejora en esa interminable lucha por purificar la vida interior.