Creo que en este hilo ya hemos dado protagonismo al Requiem de Mozart. Como es bien sabido, fue su última obra, escrita en su lecho de muerte (tenía sólo 35 años) y que él realmente era consciente de estar componiendo su propia misa de difuntos.
Es muy difícil destacar una pieza por encima de otra, y sin ánimo de hacerlo, invito a reescuchar el "Domine Jesu", dentro del ofertorio.
En él hay que apreciar que participaron el propio Mozart junto a un íntimo amigo, también compositor y también austríaco, que no nombro por la complejidad de su apellido y para no escribirlo mal.
Este hombre fue quien permaneció al lado del excelso Amadeus hasta su último aliento. Por alguna razón se ha extendido la idea de que fue Salieri, pero no, fue él. Quizá la afamada película "Amadeus" tuvo algo que ver.
Por cierto, este hombre también murió muy joven.
Voy a poner la letra. Es bastante tétrica, de ésas que pueden provocar pesadillas y traumas en los niños. Afortunadamente está en latín, y así se libraron muchos tiernos infantes.
Es ésta traducida al castellano:
"Señor, Jesucristo, Rey de la gloria,
liberad las almas de los fieles difuntos
de las llamas del Infierno y del Abismo sin fondo.
Liberadlos de la boca del león
para que el abismo horrible no los engulla
y no caigan en los lazos de las tinieblas.
Que san Miguel, portador del estandarte,
los introduzca en la santa luz;
como le prometiste a Abrahán y a su descendencia"
:granotas_2:
Bueno, y aquí lo importante, la música. Esta interpretación bajo la batuta maestra de Von Karajan