En medio de la noche, o del día, una oración sube desde lo más profundo del alma pidiendo que el sabio y amoroso espíritu nos atrape y eleve esta pobre conciencia a las alturas más sublimes.
Somos criaturas imperfectas, y desde esa carencia existencial aspiramos a lo más elevado.
Cómo? Quizá asumiendo esa inmensa pequeñez.
Y a través de la oración, de la meditación, dejarnos sumergir en la profundidad del misterio.
Es posible que esto también lo lean personas sin fe. Ojalá. Y también lo es que desdeñen estas "beaterías". Sería muy comprensible.
A ellas especialmente decirles que aunque no crean, hay Quien cree en ellas.
Y que el término "beato" procede del latín "feliz".
No es la felicidad del ignorante o el iluso. Personalmente no me tengo por nada de ello, aunque suene pretencioso.
Buscad esa felicidad.
Y para que no se haga bola, un traguito de ese néctar precioso que es la música sacra, fuente de revelación.
Si has llegado aquí, gracias.
Y ya puesto, por qué no escuchar, admirar, esas bellas palabras musicadas del "ven Espíritu Santo", sinónimo de verdad y amor.
Que Dios os bendiga a todos. Siempre. Y a todos a quienes amáis y por los que vuestra vida cobra sentido.
Que la oscuridad jamás se asiente en el corazón, porque el horizonte está teñido de colores. Que no se ve? Puede ser. La vida no es un camino recto, por contra, la asumimos como una vereda sinuosa. Pero detrás de la última curva hay una luminaria como nunca imaginaste, como nunca nadie imaginó.
No hay que olvidar esto.
Y perdón por la chapa.