1 ene 2017, 15:37

En el debate no se plantea ninguna existencia o inexistencia de Dios, sino qué seria más conveniente para eliminar la injusticia en este mundo, presuponer que sí existe, o no.

PD. Aquí te coloco yo mi octavilla:

**…..Este es el superhombre: el que ama el mundo y ama su existencia con todo lo que ella conlleva. Ese es la principal enseñanza de Zarathustra: “todo lo que ha sido, es fragmento, enigma, espantoso azar, hasta que la voluntad creadora añade: así quería que fuese, así quiero que sea, así querré que sea en un el futuro”.

Como vemos en estas últimas palabras, el superhombre no se queda únicamente en un aceptar la existencia; el hombre de Nietzsche no es un estoico que acepta todo lo terrible que le pueda ocurrir y lo sufre con paciencia, no. El hombre Nietzscheano es PURA VOLUNTAD DE PODER. Acepta que la vida es cambio cruel, una ciega lucha de poderes contrario, pero también quiere ser él parte de la vida, también quiere zambullirse en la vida y ser él pura voluntad de poder. El superhombre en el que piensa Nietzsche es, sin duda el ARTISTA que se comporta como la vida misma: es creación y variedad. Busca crear lo nuevo constantemente y que sea su palabra y su obra la que llegue lo más arriba posible.

Pero también es TRAGEDIA. Porque el que hace de su voluntad su destino, sabe que su destino es el de perecer. Por eso Nietzsche define al superhombre como TRÁNSITO Y OCASO. Tránsito en el sentido de que el superhombre nunca dice “hasta aquí he llegado” sino que es siempre un tránsito hacia algo mejor, es siempre exigencia personal, siempre voluntad de poder, siempre querer más. Pero es ocaso porque sabe que su destino es el ocaso, el crepúsculo, la muerte y que su voluntad se volverá ciega en el final. Sin embargo este destino no hace que le tiemblen las piernas sino que, desde su amor infinito a la vida, sigue adelante. El superhombre sabe qué es lo que apuesta a la hora de vivir: la vida. Y sabe también cuál será el resultado de su apuesta: perder. Por eso Nietzsche escribe que el superhombre es

“Un peligroso pasar al otro lado, un peligroso caminar, un peligroso mirar atrás, un peligroso estremecerse y pararse (…) lo que en el hombre se puede amar es ser un tránsito y un ocaso" y añade que éstos son “los que no saben vivir de otro modo que hundiéndose en su ocaso”**