El Cristianismo
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@rana-baileys seguro que el vídeo de Letrán acabará apareciendo en la polvorienta biblioteca de algún monasterio benedictino suizo.
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@gimnastico_1909 dijo en El Cristianismo:
@rana-baileys seguro que el vídeo de Letrán acabará apareciendo en la polvorienta biblioteca de algún monasterio benedictino suizo.
Y si está en DVD también nos valdría
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He conegut a un Kiko que ha estat de missioner amb la seua família tres anys en Ucraïna (fins la guerra).
Molt interessant parlar amb ell. -
@nabil-el-zhar dijo en El Cristianismo:
He conegut a un Kiko que ha estat de missioner amb la seua família tres anys en Ucraïna (fins la guerra).
Molt interessant parlar amb ell.Y cuál era exactamente su misión?
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@nabil-el-zhar dijo en El Cristianismo:
He conegut a un Kiko que ha estat de missioner amb la seua família tres anys en Ucraïna (fins la guerra).
Molt interessant parlar amb ell.Conta, conta...
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@rana-baileys dijo en El Cristianismo:
@nabil-el-zhar dijo en El Cristianismo:
He conegut a un Kiko que ha estat de missioner amb la seua família tres anys en Ucraïna (fins la guerra).
Molt interessant parlar amb ell.Y cuál era exactamente su misión?
Supongo que la misma de todo misionero cristiano, ¿no?
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Evangelitzar.
Em va dir que no tant als ortodoxos sinó als cadàvers existencials/morals deixats pel comunisme.
Diu que allà a Ucraïna els catòlics són vistos com ací els testigs de Jehová.I això, no sé, em resultà molt agradable poder parlar de temes ultra tabú com l'avortament o l'homosexualitat. La seua visió de l'evangelisme, la idolatria, el cel i l'infern.
En sí la seua posició la defineix com "d'Església".
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@nabil-el-zhar dijo en El Cristianismo:
Evangelitzar.
Em va dir que no tant als ortodoxos sinó als cadàvers existencials/morals deixats pel comunisme.
Diu que allà a Ucraïna els catòlics són vistos com ací els testigs de Jehová.I això, no sé, em resultà molt agradable poder parlar de temes ultra tabú com l'avortament o l'homosexualitat. La seua visió de l'evangelisme, la idolatria, el cel i l'infern.
En sí la seua posició la defineix com "d'Església".
Això diu el kiko?
En fin, esperar algo de esa secta es bastante ilusorio. -
@nabil-el-zhar dijo en El Cristianismo:
Evangelitzar.
Em va dir que no tant als ortodoxos sinó als cadàvers existencials/morals deixats pel comunisme.
Diu que allà a Ucraïna els catòlics són vistos com ací els testigs de Jehová.I això, no sé, em resultà molt agradable poder parlar de temes ultra tabú com l'avortament o l'homosexualitat. La seua visió de l'evangelisme, la idolatria, el cel i l'infern.
En sí la seua posició la defineix com "d'Església".
Home, lo de els testigos de Jehovà ho dirà pels católics "llatins".
En Ucrania hi ha una esglesia oriental greco-católica, que té més de 4 milions i mig de fidels, està en comunió ab Roma i en algunes provincies més occidentals del país es sinclús la majoritartia.
https://ca.wikipedia.org/wiki/Església_grecocatòlica_ucraïnesa -
Hace 3 semanas: Una turba de fanáticos islamistas asaltaron el barrio cristiano de Jaranwala, un pueblo cercano a la ciudad de Faisalabad en Punjab (Pakistán), donde arrasaron varios tempos cristianos y cientos de hogares, destruyeron imágenes religiosas, biblias y saquearon las casas. Unos mil vecinos cristianos hubieron de huir a los campos, donde pasaron la noche. desde allí vieron su barrio arder, muchas casas, iglesias y comercios quedaron arrasados.
El motivo: se corrió la voz de que un limpiador cristiano había insultado a Mahoma y ultrajado un Corán. Algunos testigos afirman que desde los altavoces de una mezquita se llamaba a los fieles musulmanes a atacar a los cristianos.Pakistán es uno de los países donde mayor persecución a las minorías religiosas existe, sobre todo a los cristianos.
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@gimnastico_1909 dijo en El Cristianismo:
Hace 3 semanas: Una turba de fanáticos islamistas asaltaron el barrio cristiano de Jaranwala, un pueblo cercano a la ciudad de Faisalabad en Punjab (Pakistán), donde arrasaron varios tempos cristianos y cientos de hogares, destruyeron imágenes religiosas, biblias y saquearon las casas. Unos mil vecinos cristianos hubieron de huir a los campos, donde pasaron la noche. desde allí vieron su barrio arder, muchas casas, iglesias y comercios quedaron arrasados.
El motivo: se corrió la voz de que un limpiador cristiano había insultado a Mahoma y ultrajado un Corán. Algunos testigos afirman que desde los altavoces de una mezquita se llamaba a los fieles musulmanes a atacar a los cristianos.Pakistán es uno de los países donde mayor persecución a las minorías religiosas existe, sobre todo a los cristianos.
Lamentable
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"María parece, exteriormente, una mujer como las demás, pero es un Templo, que la gracia prepara para Dios. Y si para honrar el Templo de Jerusalén quiso Dios, en cierto modo, presentarse él mismo, bajando sensiblemente en figura de una nube [Ex 40, 33. En realidad es el tabernáculo con el arca lo que llena la nube de Yahvé]; ¿no era preciso, que habiendo formado el designio de bajar al templo vivo de María, le consagrase también? En ese Templo no debe preceder la construcción a la consagración, como sucede en los otros; es necesario, que el primer momento de su vida sea asimismo el de su consagración, para que de este modo se pueda decir de ella lo que se dijo del Templo de Salomón, que Dios llenó de su majestad y su gloria [2 Crónicas 7, 1-2]."
Del "Año Christiano", en su traducción castellana del francés, en el día correspondiente a la festividad de la Inmaculada Concepión de María, año 1787.
Faltaban dos años para el estallido de la Revolución liberal francesa.
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ESTAS NAVIDADES SINIESTRAS
"Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos de cometas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social. Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina.
Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau.
La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeran los Reyes Magos, como sucede en España con toda razón, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria, perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora.
Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papa Noél de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen San Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina.
Según la leyenda nórdica, San Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso le proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de los juguetes. Hace poco más de cien anos pasó a Gran Bretaña y Francia, luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno, y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad.
Todo eso en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños, viendo tantas cosas atroces, terminen por creer de verdad que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos."
Gabriel García Márquez
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@gimnastico_1909 dijo en El Cristianismo:
Hace 3 semanas: Una turba de fanáticos islamistas asaltaron el barrio cristiano de Jaranwala
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@rana-baileys dijo en El Cristianismo:
ESTAS NAVIDADES SINIESTRAS
"Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos de cometas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social. Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina.
Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau.
La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeran los Reyes Magos, como sucede en España con toda razón, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria, perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora.
Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papa Noél de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen San Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina.
Según la leyenda nórdica, San Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso le proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de los juguetes. Hace poco más de cien anos pasó a Gran Bretaña y Francia, luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno, y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad.
Todo eso en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños, viendo tantas cosas atroces, terminen por creer de verdad que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos."
Gabriel García Márquez
Magnífico.
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@gimnastico_1909 Yo tengo dos Belenes.... Siempre me han gustado los dioramas xD
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Ayer se celebró el día mundial de la mujer en la ciencia.
Con tal motivo traigo la figura de Miriam Stimson, monja dominica estadounidense que hizo una gran aportación al mundo de la ciencia aunque su doble condición de mujer y monja no ayudó en su reconocimiento. Trabajó especialmente en temas de ADN y su aplicación en la lucha contra el cáncer.
Aporto un artículo sobre ella en el que también aparece enlazado otro sobre el cristianismo y la ciencia. -
@rana-baileys dijo en El Cristianismo:
Ayer se celebró el día mundial de la mujer en la ciencia.
Mi musa, mi ídola es Heydi Lamarr, que además de ser una mente brillante y ser una adelantada a su tiempo...estaba Lamarr de bien xD ( tenia que hacer la gracieta)
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@alekgrana dijo en El Cristianismo:
@rana-baileys dijo en El Cristianismo:
Ayer se celebró el día mundial de la mujer en la ciencia.
Mi musa, mi ídola es Heydi Lamarr, que además de ser una mente brillante y ser una adelantada a su tiempo...estaba Lamarr de bien xD ( tenia que hacer la gracieta)
Su vida fue una auténtica aventura, aunque en este hilo no toca.