12 sept 2024, 21:35

La lectura que la Iglesia propone para hoy incluye uno de esos mensajes fuertes que Jesucristo manda a todos sus discípulos. Se enmarca dentro de la parte de la enseñanza de Jesús destinada a la perfección espiritual. El nivel de abnegación que practica y predica no tiene precedente en la historia de la espiritualidad anterior a Él (y muy pocos imitadores en la posterior).
Aunque todo cristiano está obligado a aspirar a este ideal, pocos lo consiguen en vida. Sólo los más santos.
Y, sin embargo, sigue siendo un mandamiento de Cristo (las negritas son mías, claro).

Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.
Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica.
A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente.
Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman.
Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto!
Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.
Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos.
Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.

Lucas 6, 27-37.