Post para meditar
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@rana baileys:
Yo no me aventuraría a decir que este hilo se limita a una conversación de dos. Nunca se sabe, es como esa pareja que habla de sus cosas en un restaurante, y realmente los oídos de las mesas adyacentes están bien enchufados.
Quiero creer que nos leen y parafraseando a los griegos, le haría un homenaje a "ese forero desconocido".PD: muy bien por hablar a ese lector desconocido.
Saludos guapis ![8-[/quote:21frle88]
No, no, el guapi eres tú. Recuerda: caía por su propio peso
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Como para olvidarlo… pero bueno, como guapi oficial tengo la potestad para designaros.
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Estimado rana, aquí vamos a tener otra fraternal discrepancia. Parafraseando a Gandhi, no hay camino para el amor perfecto; el amor perfecto es el camino. Lo que Cristo enseña y Pablo recuerda no es una cosa que veremos en un futuro maravilloso si Dios quiere, y mientras tanto "vamos a apañarnos como podamos aquí y ahora". Al contrario, el reino de los Cielos es precisamente ese amor. Y cada vez que lo conseguimos, lo hacemos presente. Y cuando muchos lo hacen, se hace muy real (así entenderás porqué en tu querido Silos te parece estar transportado a un lugar sobrenatural; no son los claustros, si no los monjes, esforzándose todos a la vez por llevar a cabo ese amor perfecto).
Imagínate en la Jerusalén Celeste como será, cuando todo ese amor sea, esta vez sí, perfecto y sin mancha.
El hombre de hoy en día no es que no entienda a Cristo, sino que sencillamente no cree en lo sobrenatural, en lo divino, en el misterio. Solo cree en lo que ve, y está persuadido de que todo el universo viene de la nada y el azar. Ha expulsado a Dios de su vida radicalmente. Es un hombre cartesiano, de materia y sueño, donde el alma no es más que un recurso literario, y se iguala la espiritualidad a la irracional (y ahí lo vemos, adorando ideologías y naciones). A ese hombre no hay que hablarle de forma desacralizada, muy al contrario, hay que hablarle de lo sagrado, porque es lo que le falta, es lo que en el fondo de su corazón anhela, aunque no lo sepa.
De acuerdo en adecuar el lenguaje a los tiempos; en desacuerdo en adecuar la enseñanza a los tiempos, porque son tiempos sin Dios.Un abrazo, amigo, y bendiciones.
PD: muy bien por hablar a ese lector desconocido.
Querido gim, seguimos discrepando fraternalmente. Lo que a mí me cautiva, y supongo que a más personas, no son los monjes "esforzándose por llevar a cabo ese amor perfecto".
Es una cuestión sensual, es decir, de los sentidos corporales, el oído, la vista, el olfato y el tacto.
Entrar en ese templo, con un olor único y que los monjes se niegan a desvelar su origen, es algo grandioso. Ninguna otra iglesia huele igual. Y ver ese cristo yacente en la semipenumbra, escuchando el silencio que te transporta.
Ver a los monjes (aquí luego introduciré una afirmación conceptual) salir uno a uno, con una completa reverencia al altar, y colocarse en su asiento. Oír ese canto gregoriano único donde los haya. Percibir el aroma del incienso, con esa luz zenital, ver y tocar piedras milenarias…son experiencias sensuales que te hacen, como bien dices, enlazar con lo sobrenatural.
Los monjes no. Ya tengo la experiencia de vida religiosa, pero uno siempre piensa que los contemplativos son otra cosa. Pues no lo son.
Es lo que tiene estar años en un pueblo pequeño, que hablas con los habitantes y te cuentan cuestiones muy poco edificantes de fulano y mengano. Y sabes que tal es una mala persona, que cual tiene sus debilidades, que otro es un pecador empedernido, que otro con el que has hablado tiene una actitud extraña...
La vida consagrada exige un equilibrio psicológico muy grande. La contemplativa mucho más. Y eso está al alcance de muy pocos.
Yo veo "al monje" en su concepción romántica e idealizada, cuando están cantando y orando en el coro, no a "los monjes" como son. Porque en ese caso me iría del templo al cabo de un minuto. Y esto es contradictorio con el nominalistas vital que profeso. Pero el caso merece con creces hacer esa excepción.
No se esfuerzan en ese amor perfecto, o no al menos como se podría esforzar cualquiera de nosotros o esa ancianita que está de rodillas en la capilla de cualquier iglesia.
Y lo malo es que esto que he contado, puede alejar, y de hecho lo hace, de la iglesia y de la fe a mucha gente. A mí evidentemente no, pero yo juego con ventaja.Y vamos con otra cosa. Si el amor perfecto es el camino, entonces no hay camino. No hay ni puede haber un amor perfecto, salvo el que Dios profesa por sus criaturas. Éstas son incapaces siquiera de acercarse a ello.
Cuando Jesús dice "yo soy el camino, la verdad y la vida" se refiere a su imitación, una burda imitación hasta para Kempis. El "camino de perfección" es un partir desde una posición muy baja a sabiendas de que en el mejor de los casos podremos acercarnos a un punto en el que poder percibir esa perfección sin llegar a alcanzarla nunca.
En el camino que Cristo nos invitó a seguir, estamos la inmensa mayoría en el borde, fatigados, desanimados porque no vemos la meta o resignados en querer llegar a donde nunca lo haremos, al menos en la vida terrenal.Y para no alargarme en exceso, acabo con el lenguaje. El Divino Maestro enseñaba la verdad recurriendo a parábolas para ser entendido en una sociedad dominada por el analfabetismo y la ignorancia, y en la que utilizar terminología teológica hubiera sido como echar semilla en la piedra.
Hoy la realidad es otra, y estoy en gran medida de acuerdo (no en todo) con la definición que has hecho.
Dices "De acuerdo en adecuar el lenguaje a los tiempos; en desacuerdo en adecuar la enseñanza a los tiempos, porque son tiempos sin Dios."
Pues bien, no hay mensaje sin lenguaje. Y en eso quiero hacer hincapié. El mensaje cristiano es en esencia muy simple, y aquí hemos reproducido textos que van en esa dirección.
El mensaje no puede cambiar, eso nunca lo he dicho yo, lo debe hacer la forma de presentarlo, no tanto en los textos en sí, que están muy bien como están, sino en la homilética. Si hablas a alguien no iniciado de la Gracia, la Misericordia o términos semejantes, da igual el idioma que utilices: le sonará a chino.
Mejor hacerlo en conceptos que conozcan, como la fuerza, la empatía, la solidaridad, porque una buena comprensión es el primer paso. De los siguientes ya hay tiempo de hablar.
Eso no es cambiar, y mucho menos adulterar el mensaje, es vestirse con el ropaje del tiempo, que como dices puede que sea un tiempo sin Dios (habría que matizar esto) pero que justamente por ello, requiere otro tipo de comunicación.
Se puede hablar de un partido con términos comprensibles o se puede hacer un Nadal. Y salvo tipos raros como yo, con esa segunda opción, es posible que tras cada crónica se aborten tres granotas.Perdón por esta última licencia al humor. Nunca está de más.
Un abrazo, mi buen amigo, extensible a foreros conocidos y desconocidos.
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Estimado rana, veo que discrepamos, pero menos de lo que pensaba.
Lo sensual que a ti te atrae de Silos proviene precisamente de ese esfuerzo por amar a Dios de los monjes. Lo material que seduce tus sentidos- el detalle, el silencio reglamentado, los tiempos, los signos de devoción, la exactitud de la colocación de las velas y su perfume- tiene un origen, es la plasmación de un acto humano. Y ello no significa que los monjes sean perfectos (aunque esa reverencia ante las cosas sagradas, incluso sea mecánica y ritual, ya es signo de una virtud, aunque sólo sea esa). No lo pienso así. Ni lo son los sacerdotes, ni los médicos, ni los jueces, ni los padres de familia (otras opciones vitales que también necesitan bastante clarividencia y fortaleza psicológica). Pero ahí están ellos (y nosotros) haciendo lo que pueden. Y frutos hay, porque al final aunque la herramienta sea defectuosa, si se deja manejar por el Maestro, produce obras de arte. Idealizar a los agentes, y decepcionarse porque no responden a nuestro ideal es poner el foco fuera de sitio. Los cristianos no somos seguidores de curas ni monjas (y el que lo hace, mal hace), sino de Dios hecho carne en Cristo. Ese sí que no falla nunca, porque "sé en quien he puesto mi confianza" (2 Tim 1:12)
Y en cualquier caso, mayor bien hará un mal fraile que un buen estafador.En cuanto al lenguaje, tampoco andamos tan desparejos: naturalmente que yo no pretendo que la homilética sea un cursillo de teología (aunque tampoco viene mal de vez en cuando hacer algo de docencia con aspectos básicos de la fe, como la Gracia). Claro que hay que emplear términos que la gente entienda hoy en día (aunque yo intentaría también recuperar para el ágora pública términos cristianos hoy en desuso o malinterpretados, como la Caridad, o la Providencia, por decir dos de uso común no hace tanto, pero eso sí es opinión personal). Tampoco es lo mismo hablar para católicos, que normalmente presentan un nivel de conocimientos elemental que permite profundizar algo (como las típicas homilías de misa dominical), que hacerlo con personas ajenas por completo al cristianismo, o que lo han rechazado tras haber recibido algún tipo de catequesis en la infancia, que son la mayoría. Obviamente, para el que primeramente entra en contacto con esto, habrá que remarcarle lo más importante: que ser cristiano es amar a Dios (y a su Creación) y amar al prójimo. Lo demás ya viene por añadidura.
De todas formas, tampoco hay que considerar que la gente normal es imbécil. Cuando a uno le diagnostican una enfermedad, rápidamente se va a internet a empaparse de todo lo relacionado con ella, y de repente los términos médicos incomprensibles y que hasta entonces se veían farragosos y ajenos, resultan ser dominados, y se dedica a ello el tiempo y esfuerzo que haga falta. Por la cuenta que trae.
O sea, que no es un tema de excesiva complejidad de la materia, sino de falta de interés. Y ahí está el problema.Por último, y en lo que sí discrepamos más, es en lo del amor perfecto. Tu lo pintas como un ideal inalcanzable salvo para Dios. Si así fuera, entonces sería crueldad que Cristo nos mandase ser "perfectos como vuestro Padre del Cielo es perfecto" a sabiendas de que eso es imposible, y acabaremos "en el borde, fatigados, desanimados porque no vemos la meta o resignados en querer llegar a donde nunca lo haremos", con lo cual estaremos peor que si nunca lo hubiésemos intentado: abatidos y frustrados.
Yo no veo el amor perfecto como un objetivo mensual de la empresa que alcanzar. Ni tampoco como un premio a una labor bien hecha. Cristo es el faro que nos orienta en la oscuridad para no tropezar con las rocas y naufragar, y su amor es como los rayos de ese faro. Hemos de seguirlos. La constancia es la clave. Intentarlo una y otra vez. Algunas veces lo lograremos (ahí entra la Gracia), la mayoría no, o lo haremos sólo de forma parcial. Pero no importa (y ahí entra la Misericordia): Cristo nos tomará de la mano, otra vez a levantarse y otra vez a caminar. Como dice el dicho, no importa cuántas veces te caigas, importa cuántas te levantas. O dicho de otra forma: el mayor pecado es desesperar. ese fue el pecado de Judas.
Ya te lo he dicho antes: no te preocupes por el examen. El profe te lo aprobará. Preocúpate por estudiar, preocúpate por hacerlo lo mejor que puedas.
Tal vez sea una explicación pedestre. No siempre encuentro las palabras adecuadas.Un abrazo fraterno. Y también a los lectores anónimos, en especial a Malcontent el guapi
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Me lo estáis poniendo difícil, kbrns!!
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Me lo estáis poniendo difícil, kbrns!!
¿difícil banearnos? ¿difícil torrarnos los collons ?
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Difícil leeros, claro
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Estimado rana, veo que discrepamos, pero menos de lo que pensaba.
Lo sensual que a ti te atrae de Silos proviene precisamente de ese esfuerzo por amar a Dios de los monjes. Lo material que seduce tus sentidos- el detalle, el silencio reglamentado, los tiempos, los signos de devoción, la exactitud de la colocación de las velas y su perfume- tiene un origen, es la plasmación de un acto humano. Y ello no significa que los monjes sean perfectos (aunque esa reverencia ante las cosas sagradas, incluso sea mecánica y ritual, ya es signo de una virtud, aunque sólo sea esa). No lo pienso así. Ni lo son los sacerdotes, ni los médicos, ni los jueces, ni los padres de familia (otras opciones vitales que también necesitan bastante clarividencia y fortaleza psicológica). Pero ahí están ellos (y nosotros) haciendo lo que pueden. Y frutos hay, porque al final aunque la herramienta sea defectuosa, si se deja manejar por el Maestro, produce obras de arte. Idealizar a los agentes, y decepcionarse porque no responden a nuestro ideal es poner el foco fuera de sitio. Los cristianos no somos seguidores de curas ni monjas (y el que lo hace, mal hace), sino de Dios hecho carne en Cristo. Ese sí que no falla nunca, porque "sé en quien he puesto mi confianza" (2 Tim 1:12)
Y en cualquier caso, mayor bien hará un mal fraile que un buen estafador.En cuanto al lenguaje, tampoco andamos tan desparejos: naturalmente que yo no pretendo que la homilética sea un cursillo de teología (aunque tampoco viene mal de vez en cuando hacer algo de docencia con aspectos básicos de la fe, como la Gracia). Claro que hay que emplear términos que la gente entienda hoy en día (aunque yo intentaría también recuperar para el ágora pública términos cristianos hoy en desuso o malinterpretados, como la Caridad, o la Providencia, por decir dos de uso común no hace tanto, pero eso sí es opinión personal). Tampoco es lo mismo hablar para católicos, que normalmente presentan un nivel de conocimientos elemental que permite profundizar algo (como las típicas homilías de misa dominical), que hacerlo con personas ajenas por completo al cristianismo, o que lo han rechazado tras haber recibido algún tipo de catequesis en la infancia, que son la mayoría. Obviamente, para el que primeramente entra en contacto con esto, habrá que remarcarle lo más importante: que ser cristiano es amar a Dios (y a su Creación) y amar al prójimo. Lo demás ya viene por añadidura.
De todas formas, tampoco hay que considerar que la gente normal es imbécil. Cuando a uno le diagnostican una enfermedad, rápidamente se va a internet a empaparse de todo lo relacionado con ella, y de repente los términos médicos incomprensibles y que hasta entonces se veían farragosos y ajenos, resultan ser dominados, y se dedica a ello el tiempo y esfuerzo que haga falta. Por la cuenta que trae.
O sea, que no es un tema de excesiva complejidad de la materia, sino de falta de interés. Y ahí está el problema.Por último, y en lo que sí discrepamos más, es en lo del amor perfecto. Tu lo pintas como un ideal inalcanzable salvo para Dios. Si así fuera, entonces sería crueldad que Cristo nos mandase ser "perfectos como vuestro Padre del Cielo es perfecto" a sabiendas de que eso es imposible, y acabaremos "en el borde, fatigados, desanimados porque no vemos la meta o resignados en querer llegar a donde nunca lo haremos", con lo cual estaremos peor que si nunca lo hubiésemos intentado: abatidos y frustrados.
Yo no veo el amor perfecto como un objetivo mensual de la empresa que alcanzar. Ni tampoco como un premio a una labor bien hecha. Cristo es el faro que nos orienta en la oscuridad para no tropezar con las rocas y naufragar, y su amor es como los rayos de ese faro. Hemos de seguirlos. La constancia es la clave. Intentarlo una y otra vez. Algunas veces lo lograremos (ahí entra la Gracia), la mayoría no, o lo haremos sólo de forma parcial. Pero no importa (y ahí entra la Misericordia): Cristo nos tomará de la mano, otra vez a levantarse y otra vez a caminar. Como dice el dicho, no importa cuántas veces te caigas, importa cuántas te levantas. O dicho de otra forma: el mayor pecado es desesperar. ese fue el pecado de Judas.
Ya te lo he dicho antes: no te preocupes por el examen. El profe te lo aprobará. Preocúpate por estudiar, preocúpate por hacerlo lo mejor que puedas.
Tal vez sea una explicación pedestre. No siempre encuentro las palabras adecuadas.Un abrazo fraterno. Y también a los lectores anónimos, en especial a Malcontent el guapi
Pues yo creo que generalmente sueles encontrar las palabras adecuadas, porque lo que pretendes comunicar lo consigues de forma impecable.
Hay algunos puntos sobre los que podría trazar matices diversos, pero en el fondo son eso, matices. Cuando dos cristianos debaten, se supone que con honradez intelectual, es imposible que las divergencias sean profundas, y bastante probable que haya una convergencia, no periférica, sino nuclear.
Y es precisamente en esa periferia donde corremos el riesgo de desorientar o confundir a terceras personas.
El cristianismo, y creo que de esto ya hemos hablado, es muy simple de entender, aunque muy difícil de asumir. Y podríamos acudir a expresiones populares para explicarlo, tales como "haz el bien y no mires a quién", o "no hagas a los demás lo que no quisieras que te hicieran a ti". Un código ético universal que nos abre la siguiente puerta: la trascendencia del ser humano, objeto de la máxima dignidad y respeto…(y aquí viene el punto donde muchos echan el freno)..por la Gracia de Dios.
Porque aquí se bifurcan los caminos de la ética y la religión, no para alejarse sino para permanecer en un constante paralelismo en el que es muy fácil dar el salto de uno a otro, o instalarse en una extraña bilocación, queriendo abarcarlo todo.Recuerdo cosas que me enseñaron los Predicadores, como "si alguien no ha entendido tus palabras, el problema lo tienes tú", "habla a cada utilizando su lenguaje", o "no hay personas incapaces de comprender, sino oradores incapaces de hacerse entender".
Y como dije que cada cristiano comprometido lleva un predicador dentro, hagamos el esfuerzo de bajar a la arena y mostrar nuestro mensaje con el aderezo necesario que cada momento, persona o lugar precise.
La doctrina es resumible como que "Dios se reveló al hombre, a través de palabras y acontecimientos, para que el hombre pueda conocer su designio de benevolencia. Ese designio "consiste en hacer participar, por la gracia del Espíritu Santo, a todos los hombres en la vida divina, como sus hijos adoptivos en su único hijo", que es Jesucristo.". Está entrecomillado porque no son palabras mías.
En cambio, la meditación (que en el fondo es el objeto de este hilo) es mucho más simple: haz un alto en el camino y mira en tu interior.
Y para ello hemos puesto oraciones o música, como herramientas eficaces para llevar eso a cabo.
Es momento de volver a ello?. No sé, por mi parte creo que sí. Pero sólo por mi parte, lo cual no quiere decir que sea infértil el debate, al que siempre estaré presto.Y para predicar con el ejemplo (otra de esas frases populares), voy a poner una música que utilicé hace muchos años, allá a mediados de los 80, para hacer un programa de meditación en la radio. Me dijeron que en esa cuidad tropical al borde del mar y a esa hora, lo único que la gente oía era salsa y merengue, que nadie se iba a parar a meditar. Hasta yo mismo llegué a pensarlo. Pero para sorpresa de todos, la gente se enganchó según decía el boca a boca (equivalente al EGM en aquellos tiempos y lugares).
Esta pieza era sólo de entrada y salida. En síntesis era música clásica bien elegida de fondo a oraciones, meditaciones con mi voz como hilo conductor.
Me llevé muchas satisfacciones, como que el Obispo de allí me confesó que cada noche se acostaba al principio, oía el programa en semipenumbra y al terminar, se entregaba al sueño. Me decía con cierto rubor que había sustituído por ello sus oraciones. Poco después falleció.Sigamos meditando pues.
Abrazos y bendiciones.
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Precioso mensaje, rana, con el que estoy completamente de acuerdo. Simplemente te diría que respeto profundamente a quien quiere hablar de ética, bien porque él mismo no sea creyente, o bien porque pretenda dirigrse a quienes no lo son. Seguramente se ha hecho mucho bien así, y yo mismo encuentro muchos de esos caminos interesantes y constructivos. Sencillamente, yo soy cristiano, y mi (gozosa) obligación es predicar a Cristo, como buenamente pueda. Creo que es lo mejor que puedo hacer.
Hay muchas formas de modos de comunicar las propias convicciones, hermano, y cada uno, mientras no traicione lo fundamental, debe hacerlo según su estilo y gustos.
Muy hermosa la melodía de la flauta.Abrazos y bendiciones.
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Aprovecho para hacer un inciso y recomendaros dos series que me han hecho pensar sobre la religión y la ética. Las dos europeas y de momento tienen solo una temporada. Ambas se ofrecen en MOVISTAR:
Broken: inglesa, 6 episodios de 50 y pico minutos.
Herrens Veje: danesa, 10 capítulos de casi una hora.
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Aprovecho para hacer un inciso y recomendaros dos series que me han hecho pensar sobre la religión y la ética. Las dos europeas y de momento tienen solo una temporada. Ambas se ofrecen en MOVISTAR:
Broken: inglesa, 6 episodios de 50 y pico minutos.
Herrens Veje: danesa, 10 capítulos de casi una hora.Concretamente en qué canales?
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Creo que ambas en MOVISTAR SERIESMANÍA, antes llamado MOVISTAR SERIES XTRA. Se pueden ver en ese canal cuando la emiten, o en VOD (bajo demanda) si tienes FUSIÓN SERIES, FUSIÓN+OCIO o cualquier otro FUSIÓN superior con el paquete series.
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Creo que ambas en MOVISTAR SERIESMANÍA, antes llamado MOVISTAR SERIES XTRA. Se pueden ver en ese canal cuando la emiten, o en VOD (bajo demanda) si tienes FUSIÓN SERIES, FUSIÓN+OCIO o cualquier otro FUSIÓN superior con el paquete series.
Yo no tengo de esas cosas…
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Lástima, si te gustan las series vale la pena… o a mi por lo menos. Por 65 euros al mes tienes esas cositas (TV de pago con series sobre todo) junto con internet de fibra y un par de líneas móviles. Sin fútbol, eso sí.
Pero si no os interesan especialmente... pues nada, no sé, leed sobre esas dos series al menosPD; por cierto, la danesa en español se llama Algo en que creer. En inglés Ride Upon the Storm.
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Lástima, si te gustan las series vale la pena… o a mi por lo menos. Por 65 euros al mes tienes esas cositas (TV de pago con series sobre todo) junto con internet de fibra y un par de líneas móviles. Sin fútbol, eso sí.
Pero si no os interesan especialmente... pues nada, no sé, leed sobre esas dos series al menosPD; por cierto, la danesa en español se llama Algo en que creer. En inglés Ride Upon the Storm.
65 euros al mes?
Yo tengo la plataforma pirata y creo que no me salen esos canales. Lo veré.
Y para que no se me equipare a Barbarroja, pago 10 euros por Bein Connect, que conste.
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65 euros al mes por todo el internet, fijo (aunque yo no uso) y dos móviles no me parece caro si incluye buena TV con series que me interesan. Pero entiendo que a otro sí le pueda parecer demasiado, si no le despiertan mayor interés.
PD; en todo caso yo hasta mayo pago solo la mitad.
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No es nada caro eso, yo pago 27,45 en Ptv Telekom pero solo es Internet.
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Sigamos meditando.
Como Dios tiene un amor infinito e incondicional (aunque se puede sustituir el "tiene" por el "es"), nada malo me puede ocurrir.
Eso debió pensar Giovanni Papini en los umbrales de su muerte. El mismo que poco antes había desafiado al dogma afirmando que el amor de Dios es tan inconmensurable que en la hora final acogerá en su seno hasta a los pecadores más abyectos.
Lo que pasó después no lo sabemos.Para quien no lo conozca, decir que Papini fue un escritor italiano que hasta la cuarentena era un ateo convencido, y luego un católico ferviente. Su bibliografía es tan extensa como atractiva.
Y os presento uno de sus cuentos más conocidos.
Se llama "El reloj parado a las siete""_Hay en una de las paredes de mi cuarto un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas detenidas casi desde siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto. Casi todo el tiempo, el reloj es sólo un inútil adorno en una blanquecina y vacía pared.
Sin embargo hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix.
Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares, marcan las 7 y los cu—cu y los gong de las demás máquinas hacen sonar por 7 veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces por día, a la mañana y a la noche, el reloj se siente en absoluta armonía con el resto del universo.
Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección…
Pero pasado ese instante, cuando los otros relojes han acallado su canto y las manecillas siguen sus monótonos caminos, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que alguna vez detuvo su andar.
Y yo amo ese reloj y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez me siento más parecido a él— También yo estoy parado en un tiempo, también yo me siento clavado e inmóvil, también yo soy de alguna manera un adorno inútil en una pared vacía.
Pero tengo también fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora.
Durante esos tiempos, yo siento que vivo. Todo está claro y el mundo se transforma en maravilloso. Yo puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todos los otros momentos. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable.
La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como a mi amigo el reloj, también a mí se me escapa el tiempo de los otros.
...Pasado estos momentos, los otros relojes que anidan en otros hombres, continúan su giro y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar que acostumbro a llamar vida.
Pero yo sé que la vida es otra cosa. Yo sé que la vida, la vida de verdad es la suma de aquellos momentos que aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía con el universo.
Casi todo el mundo, pobre, cree que vive.
Sólo hay momentos de plenitud y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianeidad.
Por eso te amo, viejo reloj. Porque somos la misma cosa tú y yo......"_
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Lo prometido es deuda, rana. Más Kempis:
"El que quiera entender plenamente las palabras de Cristo, conviene que procure conformar con Él toda su vida. ¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad? Ciertamente, las palabras subidas no hacen más santo ni más justo; mas la virtuosa vida hace al hombre amable para Dios. Mas deseo sentir la contrición, que saber definirla. Si supieses toda la Biblia a la letra, y los dichos de los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de Dios? Vanidad de vanidades y todo vanidad (Ecl 1, 2) sin amar y servir solamente a Dios. Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales".
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Lo prometido es deuda, rana. Más Kempis:
"El que quiera entender plenamente las palabras de Cristo, conviene que procure conformar con Él toda su vida. ¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad? Ciertamente, las palabras subidas no hacen más santo ni más justo; mas la virtuosa vida hace al hombre amable para Dios. Mas deseo sentir la contrición, que saber definirla. Si supieses toda la Biblia a la letra, y los dichos de los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de Dios? Vanidad de vanidades y todo vanidad (Ecl 1, 2) sin amar y servir solamente a Dios. Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales".
Bello fragmento. Es difícil encontrar en esa obra algo que no te interpele.
Aunque en este caso hace un mix del Eclesistatés (citado) y una clara inspiración de una carta de San Pablo (no citado).Quizá en estos absurdos días alguien le acusaría de plagio.
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He hablado esta mañana, largo y tendido, con un viejo compañero de noviciado, con motivo de cumplirse hoy los 40 años de nuestra toma de hábito.
Es el único que sigue de los siete.
Me alegra que se acuerde de mí, porque me ha preguntado si continúo con mi profunda afición por el fútbol (curioso que sea eso lo que me ha preguntado y no otras cosas más "espirituales").
Te sigues conociendo todos los equipos de primera, segunda y tercera? , me ha dicho.
Sí, y los de regional también. .le he dicho.La verdad es que no recordaba que fuera tan pesado con el fútbol. Sin duda ya entonces mis connovicios se ganaron el Cielo. Debía ser inaguantable.
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He encontrado esta bella oración medieval.
Pongo el texto en castellano:O Domine Jesu Christe
"Señor mío Jesucristo, te adoro colgado en la Cruz y coronado de espinas, rogándote que esa misma Cruz me libre del ángel vengador.
Señor mío Jesucristo, te adoro herido en la Cruz, manchados los labios de hiel y vinagre, rogándote que tus heridas sean el remedio que necesita mi alma.
Señor mío Jesucristo, te adoro colocado en el sepulcro, ungido con mirra y perfumes, rogándote que en tu muerte encuentre yo mi vida.
Señor mío Jesucristo, pastor bueno, protege a los justos, convierte en justos a los pecadores, ten piedad de todos tus siervos y a mí, pecador, mírame con compasión.
Señor mío Jesucristo, por aquella amargura que sufriste por mí en la Cruz, especialmente en el momento en que entregaste el espíritu, apiádate de mí en la hora en que yo entregue el mío.
Amen."Bendiciones para todos.
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Frays unos ejercicios de memoria (bíblica) para ejercitarse en l' esmorçaret, a l hora del cafè i el ceregumil ixe…
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Esto no es música religiosa, pero da igual. Es una pieza tan bella que a mí personalmente me sirve bastante para la cuestión que nos ocupa. A veces, incluso la he utilizado como sonido de fondo cuando he tenido que escribir cosas de especial emotividad.
Quizá os suene como la banda sonora de "Muerte en Venecia", esa delicada y preciosa película, una de las mejores de la historia del cine.
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@rana baileys:
Esto no es música religiosa, pero da igual. Es una pieza tan bella que a mí personalmente me sirve bastante para la cuestión que nos ocupa. A veces, incluso la he utilizado como sonido de fondo cuando he tenido que escribir cosas de especial emotividad.
Quizá os suene como la banda sonora de "Muerte en Venecia", esa delicada y preciosa película, una de las mejores de la historia del cine.Belleza,belleza.
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El Salve Regina es una oración que creo haber puesto ya.
A riesgo de eso, es una bellísima plegaria que loa la figura de la Virgen María.
Y la música también ayuda, por supuesto."Salve, Regina, Mater misericordiae,
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules filii Hevae,
Ad te suspiramus, gementes et flentes
In hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos
Misericordes oculos ad nos converte;
Et Jesum, benedictum fructum ventris tui,
Nobis post hoc exilium ostende
O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria."El resaltado es mío…spes nostra. Muy importante.
Y aquí otro himno muy bello y muy antíguo dedicado a la Virgen.
Merece la pena esos cinco minutitos. Os dará paz.
Que la bendición de Dios inunde vuestros corazones.
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Y para terminar esta jornada (infausta) y recibir con gozo y esperanza la próxima, os invito a escuchar este bonito himno.
Que las dificultades de cada día, los problemas, las desventuras cotidianas se vean eclipsadas por la esperanza y la certeza de que Él siempre está ahí, para volver la tristeza en alegría y la oscuridad en luz.Que su amoroso manto os cubra ésta y todas las noches de vuestra vida.
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En un pequeño librito dorado, de apenas cuatro dedos de tamaño, en una página (liliputiense y hermosa) Entre montañas y lagos, ilustrado encontré estas palabras:
Si pudiera
Ser más firme.
Más sencillo.
Más callado.
Más cordial.(Palabras sobre la serenidad.Editado por Helen Exley. Edaf. Madrid. México. Buenos aires. (1).)
(1) (El de cuando yo te vuelva a ver)