"Considera que la caridad en el sentido en que ahora la tomamos, es hablando propiamente, efecto de una virtud moral y cristiana, que consiste en socorrer al prójimo en sus necesidades con la limosna, con el consejo y con los buenos oficios. Esta virtud, según la doctrina del mismo Jesucristo, nace del amor que se tiene a Dios, y según la misma doctrina, ha de ser el distintivo de todos los cristianos: la señal por la que todos conocerán que sois discípulos míos será si os amáis unos a otros. Esa caridad benéfica y liberal tiene siempre abiertas las manos para socorrer al prójimo en sus miserias. Quiso la divina providencia que se conservase entre los hombres la caridad por el recíproco comercio de asistencias y socorro que mutuamente dan unos a otros; pero este comercio no es precisamente voluntario y de pura benevolencia; es en algunos casos de justicia y de obligación indispensable. Si naciste en medio del esplendor y de la abundancia no lo debiste a tu industria, ni a tu mérito; Dios dispuso la diversidad de condiciones, y cuando quiso que unos naciesen necesitados de todas las cosas, encargó que los socorriesen en ellas a los que proveyó con abundancia de todo; de manera que favoreciendo a estos no se olvidó de aquellos, pues los puso al cuidado de los ricos. Son las riquezas beneficios a título oneroso; los pobres tienen derecho a ellos, y si la divina providencia se los concedió a los ricos fue con el gravamen y condición precisa de que los pobres habrían de entrar en sus rentas a la parte; y de esta manera proveyó a las necesidades de todos. Es Dios dueño absoluto y supremo de nuestros bienes; como a tal le debemos tributo, y no queriendo, por decirlo así, recibirlo en sus arcas, hace cesión en favor de los pobres. El socorrer, pues, a estos, no sólo es debido a título de caridad, lo es también a título de justicia, porque Dios no te hizo rico precisamente para ti solo; sino juntamente para beneficio de los pobres. ¡Mi Dios! ¡Qué poco conocida y que poco abrazada es esta verdad! ¡Qué poca caridad hay en el mundo! Y siendo esto así ¿tendrá Jesucristo muchos discípulos verdaderos entre los cristianos?"
Año cristiano. Ejercicio para devotos. Impreso en Madrid traducido del francés en el año 1787.