Bueno, hace un par de meses que no pongo nada de la guerra de Ucrania porque el invierno y las bajas temperaturas han ralentizado mucho las operaciones. Pero haberlas, haylas, claro.
Los ataques rusos con misiles y drones sobre infraestructura eléctrica y energética ucraniana se han ralentizado, espaciado y cada vez tienen menor intensidad. Al principio de la campaña se lanzaban aproximadamente un centenar en cada ataque. En el de ayer fueron 55 misiles y drones iraníes. Los ucranianos se adjudican cada vez más derribos. Si inicialmente afirmaban haber derribado el 50-60% de los proyectiles atacantes, ahora ya dicen que están en torno al 85-90%. Algún papel han jugado las defensas tierra- aire transferidas por muchos países OTAN.
En algún momento los analistas militares opinaban que los rusos lanzaban tantos drones baratos iraníes para agotar las municiones de misiles tierra-aire ucranianos que, paradójicamente, eran más caros que los proyectiles que pretendían derribar. Son tácticas que se van improvisando y en toda guerra se aprende algo nuevo.
El impacto sobre la vida diaria de los ucranianos ha sido fuerte, sobre todo en pleno invierno, pero si en armamento ha habido países más generosos que otros en ayudar a Ucrania, en equipos electrógenos, material de reparación y repuestos para su sistema eléctrico se puede decir que todo occidente se ha volcado. El sistema eléctrico ucraniano sigue funcionando pese a los ataques.
Militarmente, todo el foco está centrado en el oblast de Donetsk. Sin duda la retirada ordenada de la orilla norte del Dnieper ha supuesto un alivio y un refuerzo para el ejército de la federación rusa. En las últimas semanas las fuerzas rusas han logrado avances con sus sistema de machaque de artillería y oleadas de infantería. Desde el sur hacia el norte, los rusos tomaron y conservan Pavlivka, y atacan Vuhledar, pero con escaso éxito por el momento. En Marinka (al oeste de la propia ciudad de Donetsk) los rusos hicieron una incursión pero sufrieron una emboscada con muchas pérdidas la semana pasada. Actualmente el pueblo está dividido por la mitad, con el este bajo control ruso y el oeste ucraniano. Los rusos también fracasaron frente a Krasnogorivka, otro arrabal de Donetsk, algo más al norte. Sí lograron conquistar finalmente todo Pisky, un suburbio al norte de Donetsk que llevaban intentando tomar desde hacía al menos 5 meses. También lograron conquistar Novoselivka, pero no Avdiivka, el pueblo más grande de esa comarca, ya más al norte de Donetsk.
Sin duda la gran noticia han sido los avances de el ejército privado Wagner, del magnate Prigorzhin en los alrededores de Bajmut. La ciudad en sí sigue resistiendo, aunque la están dejando como a Mariupol, hecha un colador. Sin embargo, hace dos semanas, tras durísimos y sangrientos combates, los mercenarios rusos lograron conquistar Soledar (antes de la guerra 11.000 habitantes), la localidad más importante conquistada por Rusia desde la toma de Sieverodonetsk. Está al noreste de Bajmut y es la pieza de defensa más importante de la ciudad por ese flanco. Por el sur han conseguido también conquistar los rusos Klivchiivka, un pueblo disputado hasta hace unos días. Son avances importantes, los más importantes en muchos meses, pero son lentos y en ningún caso suponen una ruptura de frente. Las fuerzas ucranianas retroceden a posiciones cercanas preparadas de antemano. El objetivo evidente es conquistar todo el oblast de Donetsk de cara a unas negociaciones de paz.
Más al norte, hay pocas noticias. Los frentes no se han movido apenas, pese a que los rusos reclamaron diversas conquistas al oeste de Lysichansk que no han podido confirmar.
En todo el frente los ucranianos sólo han logrado algunos avances en Kremnina, donde se llegó a rumorear que se había evacuado a los prorrusos. Pero son poca cosa. En svaove el frente se ha estabilizado, y los rusos controlan la vital autopista P66, aunque en algunos tramos al norte de Kremnina está constantemente bajo fuego artillero ucraniano.
Si queréis más detalles, aquí hay un mapa interactivo actualizado (la fuente el ucraniana, pero hasta donde he podido comprobar, es bastante escrupulosa en marcar los avances y retrocesos).
https://www.google.com/maps/d/u/0/viewer?mid=1Sa7IzHRxXsCzdRhGF9eTs7Sg6Vx4yHA&ll=48.27483135305965%2C37.83009190964396&z=11
En Zaporizhia los rusos anunciaron una ofensiva hace un par de semanas, pero parece que era propaganda de guerra, porque no parece que haya habido ninguna conquista.
En Jerson hay bombardeos a un lado y otro del Dnieper y nada más. Los ucranianos afirman que siguen destruyendo objetivos vitales (depósitos de armas o combustible, concentraciones de tropas, radares, puestos de mando, etcétera) con los famosos HIMARS en las lineas de retaguardia rusas. No obstante, parece que la logística rusa, al reducirse mucho los puntos de ataque, han logrado eficazmente alimentar a su artillería y pertrechar a sus tropas.
Tras un mes hablando de los sistemas antiaéreos que recibió Ucrania para hacer frente a misiles y drones rusos, ahora de lo que más se habla es de vehículos pesados. Hace ya varias semanas que varios países occidentales se han puesto de acuerdo en ceder transportes blindados de tropas y vehículos blindados de apoyo a infantería (una especie de carros ligeros) de fabricación europea o americana a Ucrania, y han comenzado la transferencia, como ocurrió con la artillería u otros sistemas de combate.
La noticia de esta semana es la transferencia de carros de combate occidentales, algo que venía reclamando Ucrania desde hacía meses. Los T-72 de los países ex-soviéticos ya se han agotado, y lo que se puede capturar a los rusos probablemente no da suficiente ni tiene la suficiente calidad para montar suficientes brigadas acorazadas. Ahora pues, los USA transferirán tanques Abrams, y los países europeos los Leopard alemanes, dicen que posiblemente el mejor o de los mejores carros del mundo. Aquí el quid no era tanto que Alemania, que es quien más Leopard tiene, los cediera a Ucrania, sino que autorizara a países que los tienen a traspasarlos (en el contrato consta que hace falta el permiso de Berlín). Principalmente Polonia, la mayor aliada de Ucrania, que ya ha anunciado que va a enviar los suyos, puestos a punto hace meses, y comprará carros más modernos y nuevos. El esfuerzo de Polonia para ayudar a Ucrania es más que notable. Se nota que es el vecino más hostil (y fuerte) que tiene Rusia.
Como inciso, se ha hablado también de que España enviará a algunos de los 50 que tiene en un almacén de Zaragoza cogiendo herrumbre desde hace una década. La mayoría creo que servirán para piezas de recambio, como mucho. Y la docena salvable van a necesitar mucho repaso, muchas piezas nuevas y muchas modernizaciones (son de una versión antigua y superada, aunque frente a tanques diseñados en 1972, probablemente más que suficiente). Los carros, sean de quien sean, salvo los polacos, van a tardar en llegar.
No obstante, creo que esto está muy pensado, y la presión se ha hecho ahora calculando que llegarán en primavera. Y es que me malicio que tanto cacharro mecanizado y acorazado está pensado porque el alto mando ucraniano tiene en mente alguna ofensiva importante. Uno pide desesperadamente carros de combate cuando va a atacar.
O sea, que creo que Ucrania con el asesoramiento del pentágono está preparando una ofensiva para cuando se acabe la nieve, el hielo y el barro. Supongo que piensan que será decisiva. Lo digo porque el ejército ucraniano está muy tranquilo, más allá de la defensa encarnizada de Bajmut y aledaños.
Por cierto, spoiler: lo próximo de lo que oiréis hablar a los medios es de la transferencia de aviones de combate occidentales a Ucrania, eso está ya en cocción.
En cuanto a la perspectiva estratégica, salvo cambio radical en el frente, esto va para largo. Vayamos con Rusia: las sanciones han hecho daño a su economía más especializada, pero en absoluto han averiado al país. No es que sean inocuas, pero excepto para producciones muy tecnológicas, para el resto de la economía apenas han afectado (aunque a largo plazo pueden hacerlo, cuando los recambios, incluso de contrabando, se acaben). Rusia ha tenido muchos bandazos económicos este año pasado. Empezó sorprendentemente con un rublo fuerte tras el inicio de la guerra, aunque posteriormente se devaluó. La bolsa de Moscú ha sufrido bajones y alzas todo el año, pero en conjunto, desde el inicio de la guerra ha perdido un 25%. El PIB ruso ha bajado aproximadamente un 9% (las previsiones al comienzo de la guerra eran mucho peores, en torno al 20%). Eso sí, teniendo en cuenta que en 2021 su PIB ya estaba entre Brasil y Australia, y que el de España no andaba muy lejos y ha subido el 5,5%, no sería raro que antes de un año España tuviese el mismo PIB o superior al de Rusia... No hablemos de la UE en su conjunto.
En cuanto a la venta de hidrocarburos, la principal exportación de Rusia, fue muy bien unos meses. Lo curioso es que la principal causa fue la subida de precios por el acopio de un mercado temeroso de que faltase en el futuro próximo carburantes fósiles. El precio subió y quien más se benefició fue Rusia y su principal cliente fue... Europa. Pero Europa compraba gas y petróleo a los rusos (no sólo a ellos, claro) para rellenar sus reservas de cara a un posible corte ruso en el invierno. Lo hicieron tan bien que el precio del gas, y en menor medida el del petróleo, se ha desplomado, perjudicando a Rusia. Ahora Europa está consiguiendo fuentes alternativas de energia, y los principales clientes de Rusia son China e India, que naturalmente están aprovechando la situación para obtener precios más bajos. Por tanto, menos ingresos para el Kremlin.
Hay indicios de que la industria rusa se está orientando lentamente hacia una producción de guerra para mantener las ingentes necesidades del frente.
Las encuestas muestran que el mensaje nacionalista de Putin ha calado, y la mayor parte de la población sigue apoyando la guerra (un 70%). No obstante, es interesante ver como cuando se desglosan los datos, entre los jóvenes (los reclutables, vaya) baja hasta el 50%. Fifty fifty que dicen los anglocabrones.
Si los servicios secretos de Occidente esperaban que el fracaso inicial de la guerra fuese a provocar un estallido social contra Putin en Rusia, se han equivocado.
En la parte europea, más de lo mismo. La busqueda desesperada de fuentes alternativas para el gas y petróleo ruso provocó un encarecimiento, y ha disparado aún más la inflación (muchos países en cifras del 10%). Pero esa búsqueda ha tenido bastante éxito, y se puede decir que en general Europa ha conseguido en menos de un año dejar de depender de los hidrocarburos rusos. Aparte de la inflación, no hay otros signos de estrés económico o social. El apoyo a Ucrania se mantiene elevado en casi todos los países de la UE. En los escandinavos, bálticos, y eslavos orientales, es abrumador.
Ni que decir tiene que el eje anglo-yanqui sigue apostando fuerte por el apoyo de todo tipo a Ucrania (los gringos se frotan las manos, por supuesto). Así que si Putin esperaba que los problemas de suministro energético en Europa o la inflación fuesen a provocar un movimiento antiguerra que forzase a la UE a abandonar a Ucrania y a Zelensky a sentarse a negociar las cesiones territoriales que el Kremlin desea, también se ha equivocado.
Termino con unos mapitas, aunque os anticipo que hay poco cambio.


