Cuarenta años de una dictadura (interesadamente) olvidada.
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Pues sigo.
Malabo en las noches era una ciudad completamente oscura. En las pocas veces que se encendía el alumbrado, era insuficiente y sólo alumbraba algunas esquinas del centro colonial. Ya de barrios periféricos ni hablamos.
Sólo los faros de los pocos coches que circulaban daban algo de visibilidad. Todo ello daba un aspecto fantasmagórico que se acentuaba en la época de lluvias.
En esos meses, tanto de noche como de día, el agua estancada hacía imposible distinguir dónde estaban los baches, y la suspensión de los automóviles quedaba muy perjudicada.
Volviendo a la oscuridad, la única excepción a la tónica reinante era la emisora que España puso en marcha con los objetivos de dar contenidos educativos y culturales. Por supuesto nada de política a no ser que fuera para hablar de desastres que evidenciaban lo mal que estaban otros lugares. Algo muy propio de las dictaduras.
La radio, un edificio de dos plantas, sí estaba muy iluminada, quizá hasta en exceso, y ello provocaba atracciones. Por un lado jóvenes estudiantes que se acercaban a focos de luz para leer o estudiar sus apuntes y por otro los insectos que eran auténticas nubes voladoras que pululaban por allí.
Había una época en la que un tipo de bichillos se suicidaban en masa por todos los aledaños del edificio, e incluso en su interior era preciso sacarlos con palas y depositar los restos en auténticas montañas de insectos muertos.
Obvia decir que el suministro eléctrico de la emisora lo proporcionaba un gran grupo electrógeno que se chupaba una gran cantidad de litros de combustible cada día.
Un avión que hubiera sobrevolado Malabo de noche sólo habría captado un edificio con luces en una urbe oscura. Y digo "hubiera" porque no existía la aviación nocturna. El viejo aeropuerto de Malabo no pasaba de ser un barracón en el que los días de actividad se hacinaban los viajeros, que en buen número eran directamente coaccionados por cutres aduaneros en busca de sacar algo. Ni se escondían, lo hacían abiertamente. Y en esa pírrica infraestructura no había torre de control ni nada que se le pareciera. Los aviones (Iberia y poco más) que llegaban sólo podían hacer la aproximación de forma visual. Cuando la visibilidad era escasa se debían buscar la vida, y sólo pocos pilotos estaban capacitados para hacer esa línea.
Malabo se limitaba a ser esa vieja ciudad colonial de Santa Isabel pero con evidente deterioro de las casas y las vías. A partir de ahí, la cuidad crecía en barrios y asentamientos chabolistas, donde por supuesto no había servicio ni luz ni de agua, pero tampoco en el centro es que fuera abundante. Para nada.
La emisora junto a la precaria TV local tenían sus antenas en el pico Basilé, distante unos 20 o 30 kms de la capital, por un camino que pasaba de la vegetación de selva a la de altura, en poco espacio. Ni que decir tiene que el camino era impracticable y suponía horas, que en tiempo de lluvia podía significar de sol a sol, es decir, de 6:30 a 18:30, que como en toda la franja ecuatorial del planeta, supone el día frente a la noche.
Y era precisamente en esos momentos (amanecer y
anochecer) cuando había más riesgo de contraer la malaria, por ser los instantes de mayor actividad del mosquito transmisor, sobre todo en lugares con algo de vegetación, aunque realmente no había ni lugar seguro ni hora segura.
La malaria la pasaban y pasábamos todos, y no una sino varias veces, en función del tiempo de estancia.
Lo único que no hacía "democrática" la enfermedad es que las personas con mejor nivel de vida, podían sobrevivir, lo cual no pasaba en muchas ocasiones con la gran mayoría de la población.
Mortalidad infantil alta e infraestructura sanitaria escasa o nula. También en la misión española había sanitarios, y ellos sí que daban el callo. A destacar la figura de un médico muy querido por los guineanos y amigo personal al que llevé muchas veces a la radio. Un catalán que se convirtió al islam, y era conocido por todos como "doctor pipa" porque era algo que siempre le acompañaba. Cuando iba de vacaciones a Barcelona era fácil localizarle en el Pipa Club que estaba ubicado en la plaza Real, no sé si seguirá allí. Lamentablemente ya falleció.
Bueno, ya me fatigué. Ya seguiré con otros asuntos.
De un reportaje de la visita de Felipe González he sacado una captura para que podáis ver esa radio de la que he hablado.
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Ah bueno y también tenía por ahí una foto de noche.
Es la foto de una postal. Por eso se ve borroso
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@rana-baileys muchísimas gracias. Me parece apasionante esa aventura, aunque entonces te parecería cutre. Pero no hay nada como visitar esos países para entender mejor a esas gentes, y no dejarse llevar por clichés.
Mi experiencia africana es mucho menor que la tuya (apenas once días de voluntariado en el sur de Camerún, no muy lejos de la frontera, precisamente, de Guinea Ecuatorial. De hecho, los nativos eran fang, como los de Río Muni) pero muchas cosas me la recuerdan: las bandadas de mosquitos, la malaria que allí era como una gripe en Europa, los caminos infames, la pobreza general salvo unos pocos... y lo que no has puesto, la gente, que era lo mejor: pacientes, casi siempre sonrientes, pasotas (como decía una monja española: para ellos mañana está muy lejos y pasado mañana no existe), alegres, gritones...Entiendo que trabajabas en la radio de cooperación exterior. El edificio por fuera no parece tan mal, aunque supongo que la construcción sería más cutre que la de España.
Cuando quieras y puedas sigue, por favor.
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Mejor que una novela!!!
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@gimnastico_1909 dijo en Cuarenta años de una dictadura (interesadamente) olvidada.:
@rana-baileys muchísimas gracias. Me parece apasionante esa aventura, aunque entonces te parecería cutre. Pero no hay nada como visitar esos países para entender mejor a esas gentes, y no dejarse llevar por clichés.
Mi experiencia africana es mucho menor que la tuya (apenas once días de voluntariado en el sur de Camerún, no muy lejos de la frontera, precisamente, de Guinea Ecuatorial. De hecho, los nativos eran fang, como los de Río Muni) pero muchas cosas me la recuerdan: las bandadas de mosquitos, la malaria que allí era como una gripe en Europa, los caminos infames, la pobreza general salvo unos pocos... y lo que no has puesto, la gente, que era lo mejor: pacientes, casi siempre sonrientes, pasotas (como decía una monja española: para ellos mañana está muy lejos y pasado mañana no existe), alegres, gritones...Entiendo que trabajabas en la radio de cooperación exterior. El edificio por fuera no parece tan mal, aunque supongo que la construcción sería más cutre que la de España.
Cuando quieras y puedas sigue, por favor.
El edificio no era cutre ni por fuera ni por dentro. De hecho a nivel de equipamiento radiofónico estaba por encima de la mayoría de emisoras españolas.
Se trataba de una edificación colonial que durante la infame tiranía de Macías quedó en un estado lamentable. Bueno, como el país en general.
El gobierno español acometió una reforma integral, de arriba a abajo y quedó niquelado, con el objetivo de convertirlo en la sede de una radio. Y así fue.
No debió ser nada barato ese proyecto, porque tenía de todo lo que se podía esperar, y como digo, muy por encima de muchos centros territoriales de RNE.
Luego la contratación de telecos, técnicos de mantenimiento, operadores de sonido..
Bueno, y el personal local contratado cobraba como el triple de los trabajadores en otros lugares.
En fin, un caramelito al que sólo faltaba al final, alguien que se encargase del proyecto. Y tuve la suerte que me eligieron a mí.
No sorprende por tanto que Felipe González fuera a ver en su viaje, cómo iban yendo las cosas.
Esa visita me pilló en España y casi mejor. Un marrón menos. De lo que no pude escaquearme fue de dar la mano a Obiang cuando el acto de inauguración. Cosas de la vida.
Puede resultar paradójico pero al evocar aquella etapa me viene una idea a la cabeza: frío.
Y es que el aire acondicionado estaba tan fuerte siempre, que a la salida reconfortaba volver a la realidad térmica.
De lo que dices, me pregunto por qué fue tan breve tu estancia. Si uno va a Camerún no se queda once días hombre
Ya hablaré más de esa "alegría" innata que comentas. Lo pongo entrecomillado porque son sentimientos a debatir, aunque debo decir que comparando el gusto por la vida de subsaharianos y afroamericanos, éstos ganan de forma notable.
O al menos eso pienso yo. O mejor, eso pude comprobar. -
@rana-baileys dijo en Cuarenta años de una dictadura (interesadamente) olvidada.:
@gimnastico_1909 dijo en Cuarenta años de una dictadura (interesadamente) olvidada.:
@rana-baileys muchísimas gracias. Me parece apasionante esa aventura, aunque entonces te parecería cutre. Pero no hay nada como visitar esos países para entender mejor a esas gentes, y no dejarse llevar por clichés.
Mi experiencia africana es mucho menor que la tuya (apenas once días de voluntariado en el sur de Camerún, no muy lejos de la frontera, precisamente, de Guinea Ecuatorial. De hecho, los nativos eran fang, como los de Río Muni) pero muchas cosas me la recuerdan: las bandadas de mosquitos, la malaria que allí era como una gripe en Europa, los caminos infames, la pobreza general salvo unos pocos... y lo que no has puesto, la gente, que era lo mejor: pacientes, casi siempre sonrientes, pasotas (como decía una monja española: para ellos mañana está muy lejos y pasado mañana no existe), alegres, gritones...Entiendo que trabajabas en la radio de cooperación exterior. El edificio por fuera no parece tan mal, aunque supongo que la construcción sería más cutre que la de España.
Cuando quieras y puedas sigue, por favor.
El edificio no era cutre ni por fuera ni por dentro. De hecho a nivel de equipamiento radiofónico estaba por encima de la mayoría de emisoras españolas.
Se trataba de una edificación colonial que durante la infame tiranía de Macías quedó en un estado lamentable. Bueno, como el país en general.
El gobierno español acometió una reforma integral, de arriba a abajo y quedó niquelado, con el objetivo de convertirlo en la sede de una radio. Y así fue.
No debió ser nada barato ese proyecto, porque tenía de todo lo que se podía esperar, y como digo, muy por encima de muchos centros territoriales de RNE.
Luego la contratación de telecos, técnicos de mantenimiento, operadores de sonido..
Bueno, y el personal local contratado cobraba como el triple de los trabajadores en otros lugares.
En fin, un caramelito al que sólo faltaba al final, alguien que se encargase del proyecto. Y tuve la suerte que me eligieron a mí.
No sorprende por tanto que Felipe González fuera a ver en su viaje, cómo iban yendo las cosas.
Esa visita me pilló en España y casi mejor. Un marrón menos. De lo que no pude escaquearme fue de dar la mano a Obiang cuando el acto de inauguración. Cosas de la vida.
Puede resultar paradójico pero al evocar aquella etapa me viene una idea a la cabeza: frío.
Y es que el aire acondicionado estaba tan fuerte siempre, que a la salida reconfortaba volver a la realidad térmica.
De lo que dices, me pregunto por qué fue tan breve tu estancia. Si uno va a Camerún no se queda once días hombre
Ya hablaré más de esa "alegría" innata que comentas. Lo pongo entrecomillado porque son sentimientos a debatir, aunque debo decir que comparando el gusto por la vida de subsaharianos y afroamericanos, éstos ganan de forma notable.
O al menos eso pienso yo. O mejor, eso pude comprobar.Bueno, el proyecto de cooperación duraba once días, y once días estuve (tampoco me hubiesen dado muchos más en el trabajo, en pleno noviembre).
Ahora ya sé que eras un tío prestigioso, para que te diesen el mando de un proyecto así.
Bueno, y que le diste la mano a Obiang. esa foto destrozaría tu eventual carrera política como referente de la izquierda real

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@gimnastico_1909 dijo en Cuarenta años de una dictadura (interesadamente) olvidada.:
@rana-baileys dijo en Cuarenta años de una dictadura (interesadamente) olvidada.:
@gimnastico_1909 dijo en Cuarenta años de una dictadura (interesadamente) olvidada.:
@rana-baileys muchísimas gracias. Me parece apasionante esa aventura, aunque entonces te parecería cutre. Pero no hay nada como visitar esos países para entender mejor a esas gentes, y no dejarse llevar por clichés.
Mi experiencia africana es mucho menor que la tuya (apenas once días de voluntariado en el sur de Camerún, no muy lejos de la frontera, precisamente, de Guinea Ecuatorial. De hecho, los nativos eran fang, como los de Río Muni) pero muchas cosas me la recuerdan: las bandadas de mosquitos, la malaria que allí era como una gripe en Europa, los caminos infames, la pobreza general salvo unos pocos... y lo que no has puesto, la gente, que era lo mejor: pacientes, casi siempre sonrientes, pasotas (como decía una monja española: para ellos mañana está muy lejos y pasado mañana no existe), alegres, gritones...Entiendo que trabajabas en la radio de cooperación exterior. El edificio por fuera no parece tan mal, aunque supongo que la construcción sería más cutre que la de España.
Cuando quieras y puedas sigue, por favor.
El edificio no era cutre ni por fuera ni por dentro. De hecho a nivel de equipamiento radiofónico estaba por encima de la mayoría de emisoras españolas.
Se trataba de una edificación colonial que durante la infame tiranía de Macías quedó en un estado lamentable. Bueno, como el país en general.
El gobierno español acometió una reforma integral, de arriba a abajo y quedó niquelado, con el objetivo de convertirlo en la sede de una radio. Y así fue.
No debió ser nada barato ese proyecto, porque tenía de todo lo que se podía esperar, y como digo, muy por encima de muchos centros territoriales de RNE.
Luego la contratación de telecos, técnicos de mantenimiento, operadores de sonido..
Bueno, y el personal local contratado cobraba como el triple de los trabajadores en otros lugares.
En fin, un caramelito al que sólo faltaba al final, alguien que se encargase del proyecto. Y tuve la suerte que me eligieron a mí.
No sorprende por tanto que Felipe González fuera a ver en su viaje, cómo iban yendo las cosas.
Esa visita me pilló en España y casi mejor. Un marrón menos. De lo que no pude escaquearme fue de dar la mano a Obiang cuando el acto de inauguración. Cosas de la vida.
Puede resultar paradójico pero al evocar aquella etapa me viene una idea a la cabeza: frío.
Y es que el aire acondicionado estaba tan fuerte siempre, que a la salida reconfortaba volver a la realidad térmica.
De lo que dices, me pregunto por qué fue tan breve tu estancia. Si uno va a Camerún no se queda once días hombre
Ya hablaré más de esa "alegría" innata que comentas. Lo pongo entrecomillado porque son sentimientos a debatir, aunque debo decir que comparando el gusto por la vida de subsaharianos y afroamericanos, éstos ganan de forma notable.
O al menos eso pienso yo. O mejor, eso pude comprobar.Bueno, el proyecto de cooperación duraba once días, y once días estuve (tampoco me hubiesen dado muchos más en el trabajo, en pleno noviembre).
Ahora ya sé que eras un tío prestigioso, para que te diesen el mando de un proyecto así.
Bueno, y que le diste la mano a Obiang. esa foto destrozaría tu eventual carrera política como referente de la izquierda real

Teniendo en cuenta que Obiang ha dado la mano al ilustre camarada Xi Jinpg, a este humildísimo personaje que suscribe no le preocupa ese hecho
