@hoosier:
El hecho en cuestión tuvo lugar durante un partido de segunda B, de esos que retransmite c-nou el sábado por la tarde. Todo transcurría con total normalidad. Era el típico partido coñazo, de brega entre dos equipos espantosos y campo medio vacío. El encuentro parecía condenado al 0-0 cuando, por fin, el delantero del Novelda consiguió un buen desmarque. Jupiter se alineó con Saturno y el centrocampista VIO EL DESMARQUE de su compañero. En un insólito destello de genialidad, le dio un pase en profundidad que lo ponía en ventaja con respecto a los defensas rivales.
Cuando el gol parecía cantado, el juez de línea alzó la bandera, indicando fuera de juego y anulando la clarísima ocasión para marcar el 1-0. Como te puedes imaginar, el desánimo y la frustración se apoderaron de las gradas. A modo de juez instructor, las cámaras de canal 9 enfocaron al línea durante unos segundos que parecieron horas. Aquel hombrecillo con banderita en mano permanecía inmóvil como una estatua. Parecía uno de estos artistas urbanos subidos a un pedestal, que no mueven ni un dedo hasta que alguien les da 50 céntimos de euro.
Seguramente ello debió cabrear aún más al aficionado del Novelda que se encontraba detrás de él. Cuando las cámaras de canal 9 todavía se estaban cebando con el juez de línea, surgió por detrás la extraña figura de este aficionado noveldense, un señor de unos 60 años, con aire cansado, pero con energía suficiente para alzar su silla de madera hasta situarla por encima de su cabeza y, en un gesto de rabia, estamparla contra la cabeza del juez de línea, que se desplomó contra el suelo en un instante.
Todo el mundo temió lo peor. Alguien anunció en la radio lo sucedido. Y yo, que en aquel momento estaba ocupado de cara al ordenador, salí corriendo hacia la televisión para ver lo sucedido. El sádico realizador de Canal nou repetía la agresión hasta la saciedad. Siempre desde el mismo ángulo (era un partido de segunda B), pero modificando el zoom para que pudiera apreciarse mejor el gesto de ira del agresor y la fragilidad del juez de línea que, apenas unos segundos antes, parecía firme como una roca.
La policía detuvo al sujeto y el juez de línea se recuperó milagrosamente del incidente. No así la silla que se partió en mil pedazos tras impactar en la cabeza y la espalda del auxiliar. Cuentan que, trasncurrido un tiempo desde el incidente, la policía oblligó al agresor a presenciar lo sucedido en la televisión de la comisaría. El hombre se echó a llorar al ver su gesto de ira, repetido una y otra vez por las cámaras de televisión. Nunca más volvió a un estadio de fútbol.