Un drama contra el Nàstic
El Levante lleva todo el curso sobreponiéndose a las adversidades, aunque hasta ahora nunca se le habían juntado tantas a la vez. El parte de guerra del partido del Castellón es como para que Luis García se replantee calzarse las botas y autoalinearse de jugador. Y es que entre lesiones y sanciones va a perder a siete futbolistas para enfrentarse al Nàstic la próxima jornada. Más de la mitad, además, son titulares.
R. MARÍN La peor noticia de todas es la de Pallardó. El sábado jugaba por primera vez de inicio tras superar su lesión, pero se resintió. Tras varios gestos de dolor, muestra de que las cosas no iban bien, recién iniciada la segunda mitad abandonó el césped. El equipo está expectante con el resultado de las pruebas a las que debe someterse, aunque pinta mal. Los problemas físicos lo persiguen y su recaída hace más importante si cabe el regreso de Samuel, el otro puntal que lleva varios meses en el dique seco, ya que el único centrocampista nato para jugar en el doble pivote es Felipe, que en el Levante tampoco se ha hecho con los minutos que no le daba el Huesca.
Iborra, Tena, Ángel y un Gorka que para más inri también está tocado forman una larga lista de sancionados cuyas repercusiones negativas se multiplican por las dudas de que Molinero y Adrián salgan a tiempo de la enfermería. Con este panorama, Luis García tendrá no sólo que improvisar en el centro del campo, sino también alterar la hoja de ruta en más puestos.
Es la segunda semana que se ve ante una tesitura tan drástica. Ya la pasada tuvo que incluir a tres canteranos en una convocatoria de 21 jugadores por los problemas físicos de varios hombres, entre ellos un Rubén que pese a su fragilidad física condiciona y mucho los onces por su magnífico rendimiento. Estando la plantilla cogida con alfileres se explica, entre otros factores, a qué viene tanta animadversión a visitar los campos de Buñol.
Y pese a todo el equipo está ahí, dando el callo, en la espiral de los que aspiran al ascenso y alejado del peligro. Es decir, por encima de las expectativas para gozo de los técnicos, que sabían muy bien lo que hacían cuando el pasado verano, y eso que iban con el reloj al cuello para confeccionar la plantilla, descartaban a los jugadores que no veían completamente implicados. Ahora que el Levante encara con éxito la recta final es cuando se ve en qué se ha traducido aquel proceso de selección. La piña del vestuario también consigue puntos.