Coronavirus
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@rubimor dijo en Coronavirus:
@alekgrana dijo en Coronavirus:
247 muertos en las ultimas 24h ( mas los que metan el miércoles de hoy) y no estamos en el pico de la ola.
Ahora nos dicen que media Europa se contagiará de omicron en dos meses, pues el 0'001 de fallecidos de la poblacion Europea o Española es mucha gente
El % de letalidad real es más pequeño que el oficial...por hay más contagiados que oficiales.
Así que calma. La ola omicron está siendo menos letal que la gripe 2019.
Puede que omicron por fin terminé con el puto bicho de una vez.
Que si que tienes razón totalmente, el problema No es el virus, lo que se te escapa en la ecuación es... los subnormales y necios que son nuestros dirigentes...como la gilipollas de la Ministra de Sanidad que no sabe ni de que habla ( con el tema endemia, los test etc) o la imbécil de la Ayuso ( que se cruje abuelos en residencias públicas como si fuera el Dr.Mengele), pongo estos dos ejemplo para que no se me tilde de partidista...esto no va de partidos solo, va de gilipollas y necios
Todo esto me recuerda a esos episodios de la primera guerra mundial donde lanzaban a los soldados a asaltar la trinchera de enfrente sin importar las vidas que cueste ese objetivo de mierda que no tiene valor, por que nuestra vida No les importa
Son escoria humana
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@alekgrana te añado el tonto del día
Pedro Sánchez dice algo sensato por fin, como que apunta a que la Covid se va a "gripalizar", y como tal tendremos que tratarlo en el futuro.
Y salta hoy el tonto de Fracasado, que se cree que hacer oposición es decir siempre lo contrario, y dice que no se puede decir eso, que hay muchos muertos.
Madre mia, con Fracasado de líder del PP , Pedro Sánchez puede dormir tranquilo de cara a las próximas elecciones.
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@rubimor dijo en Coronavirus:
@alekgrana te añado el tonto del día
Pedro Sánchez dice algo sensato por fin, como que apunta a que la Covid se va a "gripalizar", y como tal tendremos que tratarlo en el futuro.
Y salta hoy el tonto de Fracasado, que se cree que hacer oposición es decir siempre lo contrario, y dice que no se puede decir eso, que hay muchos muertos.
Madre mia, con Fracasado de líder del PP , Pedro Sánchez puede dormir tranquilo de cara a las próximas elecciones.
Que no se duerma mucho que la galela le puede hacer chupar banquillo y ser el próximo vicepresidente
FraCasado será depredado por LaNati ( Ayuso) cual gacela de Thompson bajo las garras de la leona de turno
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Pegue estracte final:
Sin embargo, si, pese a nuestra “vergüenza difusa” (Steinberg otra vez), nos atrevemos a mirarnos a la cara y hacer balance (dentro de 18 meses, o siglos) de lo que ha pasado en estos dos primeros años de la Era Covid, y a preguntarnos cómo hemos sido capaces de hacer y tolerar ciertas cosas, éstas podrían ser algunas certezas a las que nos parece que habría que llegar cuanto antes:
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La mayoría de las restricciones que han venido sucediéndose desde la aparición del virus son un disparate, empezando por el confinamiento, que sirvió para aterrorizar indiscriminadamente y abultar los pronósticos más alarmistas sobre la peligrosidad del virus. Lo que más personas ha matado no son las personas que se bajaban la mascarilla en la oficina, sino el saqueo de la sanidad pública durante décadas de festejo neoliberal. A la hora de computar la mortalidad causada por el virus, es imprescindible compararla con los estragos de una atención primaria en cuadro, incluyendo diagnósticos tardíos (o nulos) de dolencias graves como cánceres o infartos.
En nombre de un populismo sanitario inédito se ha producido una escalada de medidas restrictivas que a menudo tenían poca o ninguna base científica
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Existían ya protocolos para las epidemias, como el que había aprobado la OMS en 2019 concebido para pandemias de gripe que pueden ser devastadoras, como la de 1918-1922, pero al llegar la epidemia a Europa y Estados Unidos, acompañada (y a menudo precedida) por un pánico injustificado, se ha preferido improvisar imitando el modelo de un Estado totalitario, la República Popular China. En nombre de un populismo sanitario inédito se ha producido una escalada de medidas restrictivas que a menudo tenían poca o ninguna base científica.
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Lo que está viviéndose como un apocalipsis vírico apenas ha reducido la esperanza de vida en Europa (que ronda los 80 años). Por ejemplo, en la Comunidad Autónoma Vasca ha bajado en poco más de medio año. La prioridad debería haber sido, como recomendaba el protocolo de la OMS, proteger desde el principio a las personas frágiles, cuyo perfil se conocía ya antes del inicio de las restricciones, y haber concienciado a los demás de la necesidad de tomar ciertas medidas, en lugar de extender el miedo al conjunto de la población.
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Al aceptar la existencia de una relación directa entre las restricciones y la salud, la izquierda ha renunciado a ejercer la mínima crítica seria ante el despropósito continuo que está cometiéndose contra todo el mundo, con violaciones de derechos civiles, como el de reunión y de manifestación (por no decir nada del criminal confinamiento), y todos los medios considerados “críticos” han cerrado filas en torno a una propaganda exagerada y a veces embustera, que ha llegado a incluir momentos de censura. Habría sido deseable aplicar a la propaganda estatal o de empresas como Pfizer la misma exigencia de verdad que a los magufos, lo que desde luego no ha sucedido casi nunca. Así, Pedro Sánchez puede decir el 11-1-2022 que la letalidad del virus era al principio del 13%, lo que es un bulo disparatado (el propio Fernando Simón reconoce que entonces sólo se detectaba uno de cada diez casos), pero no habrá fact-checking para él, ni para ninguna afirmación que insista en el carácter terrorífico de la enfermedad. Y si la extrema derecha está creciendo es porque se le ha dejado un espacio político gigantesco que nadie parece querer defender. En el Reino Unido, The Guardian (periódico de izquierda partidario de todas las restricciones habidas y por haber) ha podido entrevistar hace poco al epidemiólogo Mark Woolhouse, autor de un libro muy crítico con el confinamiento y todo lo demás: The Year the World Went Mad (El año en que el mundo se volvió loco). Ni en España ni en Francia es concebible algo parecido.
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Está adoctrinándose a niños y adolescentes en el acatamiento de las consignas más estúpidas y menos fundadas. Sobre todo para los más pequeños está modelándose un concepto de “normalidad” que se basa ante todo en la obediencia, y eso es tanto más grave cuanto que ellos tendrán que hacer frente a un legado de futuras situaciones de emergencia (climáticas y energéticas, por ejemplo) que les van a exigir saber actuar con aplomo para salvar la dignidad humana, que no puede quedar en manos de unos gestores que han dado muestras sobradas de incompetencia.
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Olvidándose de que toda decisión científica o técnica con consecuencias sociales es una decisión política, la izquierda, incluso esa minoría que ha tratado de balbucear una crítica, ha esperado a que científicos, juristas o incluso historiadores disidentes refutaran la propaganda oficial o confirmaran sus tímidas intuiciones, aceptando que sólo cabe opinar desde una posición “experta”, negándose a sí mismos como sujetos políticos. Así, sólo queda padecer. ¿Quién se atreverá a levantar la voz en crisis venideras? ¿Quién tiene un profundo conocimiento en fusiones del núcleo, en “descarbonización” o en las tensiones político-militares en el mar de la China Oriental?
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Internet no ha servido ni mucho menos para comunicar posiciones críticas sobre la epidemia y su gestión, sino básicamente dos líneas de opinión igualmente claudicantes: o la aceptación de todas las consignas o los delirios complotistas o negacionistas. Se ha dado un salto de gigante en apenas veintidós meses en el autoencierro digital, y desde luego que medidas como el confinamiento no habrían sido ni siquiera concebibles sin el acceso generalizado a la red, que ha ofrecido un sucedáneo de comunicación.
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Nuestro consentimiento generalizado a las consignas más irracionales nos ha envilecido e infantilizado. Hemos aceptado convertirnos a la vez en espías de los demás y en burócratas puntillosos. Se nos ha enseñado a desconfiar de los demás sin tregua y en toda ocasión, y hemos aprendido que darse la mano es un acto terrorista. Y si alguien tenía la osadía de bajarse la mascarilla en mitad del tren o del autobús porque no aguantaba más, lo cívico era reprenderle o al menos mirarle con mala cara. En resumen, nos hemos vuelto peores y más sumisos, aunque haya sectores de la izquierda que piensen que eso nos prepara mejor para las catástrofes venideras, porque seremos una carne de cuartel más dócil para seguir las consignas adecuadas. Como decía Naomi Klein: “Una de las cosas que hemos visto con la covid es cómo un Gobierno debe abordar una emergencia verdadera: no sugieres a la gente que se quede en casa, sino que se lo ordenas”.
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Esta guía puede ser de mucha utilidad para el día a día de las personas afectadas por Òmicron:
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@nabil-el-zhar dijo en Coronavirus:
Pegue estracte final:
Sin embargo, si, pese a nuestra “vergüenza difusa” (Steinberg otra vez), nos atrevemos a mirarnos a la cara y hacer balance (dentro de 18 meses, o siglos) de lo que ha pasado en estos dos primeros años de la Era Covid, y a preguntarnos cómo hemos sido capaces de hacer y tolerar ciertas cosas, éstas podrían ser algunas certezas a las que nos parece que habría que llegar cuanto antes:
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La mayoría de las restricciones que han venido sucediéndose desde la aparición del virus son un disparate, empezando por el confinamiento, que sirvió para aterrorizar indiscriminadamente y abultar los pronósticos más alarmistas sobre la peligrosidad del virus. Lo que más personas ha matado no son las personas que se bajaban la mascarilla en la oficina, sino el saqueo de la sanidad pública durante décadas de festejo neoliberal. A la hora de computar la mortalidad causada por el virus, es imprescindible compararla con los estragos de una atención primaria en cuadro, incluyendo diagnósticos tardíos (o nulos) de dolencias graves como cánceres o infartos.
En nombre de un populismo sanitario inédito se ha producido una escalada de medidas restrictivas que a menudo tenían poca o ninguna base científica
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Existían ya protocolos para las epidemias, como el que había aprobado la OMS en 2019 concebido para pandemias de gripe que pueden ser devastadoras, como la de 1918-1922, pero al llegar la epidemia a Europa y Estados Unidos, acompañada (y a menudo precedida) por un pánico injustificado, se ha preferido improvisar imitando el modelo de un Estado totalitario, la República Popular China. En nombre de un populismo sanitario inédito se ha producido una escalada de medidas restrictivas que a menudo tenían poca o ninguna base científica.
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Lo que está viviéndose como un apocalipsis vírico apenas ha reducido la esperanza de vida en Europa (que ronda los 80 años). Por ejemplo, en la Comunidad Autónoma Vasca ha bajado en poco más de medio año. La prioridad debería haber sido, como recomendaba el protocolo de la OMS, proteger desde el principio a las personas frágiles, cuyo perfil se conocía ya antes del inicio de las restricciones, y haber concienciado a los demás de la necesidad de tomar ciertas medidas, en lugar de extender el miedo al conjunto de la población.
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Al aceptar la existencia de una relación directa entre las restricciones y la salud, la izquierda ha renunciado a ejercer la mínima crítica seria ante el despropósito continuo que está cometiéndose contra todo el mundo, con violaciones de derechos civiles, como el de reunión y de manifestación (por no decir nada del criminal confinamiento), y todos los medios considerados “críticos” han cerrado filas en torno a una propaganda exagerada y a veces embustera, que ha llegado a incluir momentos de censura. Habría sido deseable aplicar a la propaganda estatal o de empresas como Pfizer la misma exigencia de verdad que a los magufos, lo que desde luego no ha sucedido casi nunca. Así, Pedro Sánchez puede decir el 11-1-2022 que la letalidad del virus era al principio del 13%, lo que es un bulo disparatado (el propio Fernando Simón reconoce que entonces sólo se detectaba uno de cada diez casos), pero no habrá fact-checking para él, ni para ninguna afirmación que insista en el carácter terrorífico de la enfermedad. Y si la extrema derecha está creciendo es porque se le ha dejado un espacio político gigantesco que nadie parece querer defender. En el Reino Unido, The Guardian (periódico de izquierda partidario de todas las restricciones habidas y por haber) ha podido entrevistar hace poco al epidemiólogo Mark Woolhouse, autor de un libro muy crítico con el confinamiento y todo lo demás: The Year the World Went Mad (El año en que el mundo se volvió loco). Ni en España ni en Francia es concebible algo parecido.
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Está adoctrinándose a niños y adolescentes en el acatamiento de las consignas más estúpidas y menos fundadas. Sobre todo para los más pequeños está modelándose un concepto de “normalidad” que se basa ante todo en la obediencia, y eso es tanto más grave cuanto que ellos tendrán que hacer frente a un legado de futuras situaciones de emergencia (climáticas y energéticas, por ejemplo) que les van a exigir saber actuar con aplomo para salvar la dignidad humana, que no puede quedar en manos de unos gestores que han dado muestras sobradas de incompetencia.
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Olvidándose de que toda decisión científica o técnica con consecuencias sociales es una decisión política, la izquierda, incluso esa minoría que ha tratado de balbucear una crítica, ha esperado a que científicos, juristas o incluso historiadores disidentes refutaran la propaganda oficial o confirmaran sus tímidas intuiciones, aceptando que sólo cabe opinar desde una posición “experta”, negándose a sí mismos como sujetos políticos. Así, sólo queda padecer. ¿Quién se atreverá a levantar la voz en crisis venideras? ¿Quién tiene un profundo conocimiento en fusiones del núcleo, en “descarbonización” o en las tensiones político-militares en el mar de la China Oriental?
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Internet no ha servido ni mucho menos para comunicar posiciones críticas sobre la epidemia y su gestión, sino básicamente dos líneas de opinión igualmente claudicantes: o la aceptación de todas las consignas o los delirios complotistas o negacionistas. Se ha dado un salto de gigante en apenas veintidós meses en el autoencierro digital, y desde luego que medidas como el confinamiento no habrían sido ni siquiera concebibles sin el acceso generalizado a la red, que ha ofrecido un sucedáneo de comunicación.
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Nuestro consentimiento generalizado a las consignas más irracionales nos ha envilecido e infantilizado. Hemos aceptado convertirnos a la vez en espías de los demás y en burócratas puntillosos. Se nos ha enseñado a desconfiar de los demás sin tregua y en toda ocasión, y hemos aprendido que darse la mano es un acto terrorista. Y si alguien tenía la osadía de bajarse la mascarilla en mitad del tren o del autobús porque no aguantaba más, lo cívico era reprenderle o al menos mirarle con mala cara. En resumen, nos hemos vuelto peores y más sumisos, aunque haya sectores de la izquierda que piensen que eso nos prepara mejor para las catástrofes venideras, porque seremos una carne de cuartel más dócil para seguir las consignas adecuadas. Como decía Naomi Klein: “Una de las cosas que hemos visto con la covid es cómo un Gobierno debe abordar una emergencia verdadera: no sugieres a la gente que se quede en casa, sino que se lo ordenas”.
Hemos tolerado la eugenesia masiva de las residencias publicas de Madrid ( circular de la consejeria), la victoria de la presidenta de Madrid confirma la escoria humana que somos o son... me avergüenza
En las últimas 24h mas de 300 fallecidos, la gripecilla de marras
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@alekgrana dijo en Coronavirus:
@nabil-el-zhar dijo en Coronavirus:
Pegue estracte final:
Sin embargo, si, pese a nuestra “vergüenza difusa” (Steinberg otra vez), nos atrevemos a mirarnos a la cara y hacer balance (dentro de 18 meses, o siglos) de lo que ha pasado en estos dos primeros años de la Era Covid, y a preguntarnos cómo hemos sido capaces de hacer y tolerar ciertas cosas, éstas podrían ser algunas certezas a las que nos parece que habría que llegar cuanto antes:
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La mayoría de las restricciones que han venido sucediéndose desde la aparición del virus son un disparate, empezando por el confinamiento, que sirvió para aterrorizar indiscriminadamente y abultar los pronósticos más alarmistas sobre la peligrosidad del virus. Lo que más personas ha matado no son las personas que se bajaban la mascarilla en la oficina, sino el saqueo de la sanidad pública durante décadas de festejo neoliberal. A la hora de computar la mortalidad causada por el virus, es imprescindible compararla con los estragos de una atención primaria en cuadro, incluyendo diagnósticos tardíos (o nulos) de dolencias graves como cánceres o infartos.
En nombre de un populismo sanitario inédito se ha producido una escalada de medidas restrictivas que a menudo tenían poca o ninguna base científica
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Existían ya protocolos para las epidemias, como el que había aprobado la OMS en 2019 concebido para pandemias de gripe que pueden ser devastadoras, como la de 1918-1922, pero al llegar la epidemia a Europa y Estados Unidos, acompañada (y a menudo precedida) por un pánico injustificado, se ha preferido improvisar imitando el modelo de un Estado totalitario, la República Popular China. En nombre de un populismo sanitario inédito se ha producido una escalada de medidas restrictivas que a menudo tenían poca o ninguna base científica.
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Lo que está viviéndose como un apocalipsis vírico apenas ha reducido la esperanza de vida en Europa (que ronda los 80 años). Por ejemplo, en la Comunidad Autónoma Vasca ha bajado en poco más de medio año. La prioridad debería haber sido, como recomendaba el protocolo de la OMS, proteger desde el principio a las personas frágiles, cuyo perfil se conocía ya antes del inicio de las restricciones, y haber concienciado a los demás de la necesidad de tomar ciertas medidas, en lugar de extender el miedo al conjunto de la población.
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Al aceptar la existencia de una relación directa entre las restricciones y la salud, la izquierda ha renunciado a ejercer la mínima crítica seria ante el despropósito continuo que está cometiéndose contra todo el mundo, con violaciones de derechos civiles, como el de reunión y de manifestación (por no decir nada del criminal confinamiento), y todos los medios considerados “críticos” han cerrado filas en torno a una propaganda exagerada y a veces embustera, que ha llegado a incluir momentos de censura. Habría sido deseable aplicar a la propaganda estatal o de empresas como Pfizer la misma exigencia de verdad que a los magufos, lo que desde luego no ha sucedido casi nunca. Así, Pedro Sánchez puede decir el 11-1-2022 que la letalidad del virus era al principio del 13%, lo que es un bulo disparatado (el propio Fernando Simón reconoce que entonces sólo se detectaba uno de cada diez casos), pero no habrá fact-checking para él, ni para ninguna afirmación que insista en el carácter terrorífico de la enfermedad. Y si la extrema derecha está creciendo es porque se le ha dejado un espacio político gigantesco que nadie parece querer defender. En el Reino Unido, The Guardian (periódico de izquierda partidario de todas las restricciones habidas y por haber) ha podido entrevistar hace poco al epidemiólogo Mark Woolhouse, autor de un libro muy crítico con el confinamiento y todo lo demás: The Year the World Went Mad (El año en que el mundo se volvió loco). Ni en España ni en Francia es concebible algo parecido.
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Está adoctrinándose a niños y adolescentes en el acatamiento de las consignas más estúpidas y menos fundadas. Sobre todo para los más pequeños está modelándose un concepto de “normalidad” que se basa ante todo en la obediencia, y eso es tanto más grave cuanto que ellos tendrán que hacer frente a un legado de futuras situaciones de emergencia (climáticas y energéticas, por ejemplo) que les van a exigir saber actuar con aplomo para salvar la dignidad humana, que no puede quedar en manos de unos gestores que han dado muestras sobradas de incompetencia.
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Olvidándose de que toda decisión científica o técnica con consecuencias sociales es una decisión política, la izquierda, incluso esa minoría que ha tratado de balbucear una crítica, ha esperado a que científicos, juristas o incluso historiadores disidentes refutaran la propaganda oficial o confirmaran sus tímidas intuiciones, aceptando que sólo cabe opinar desde una posición “experta”, negándose a sí mismos como sujetos políticos. Así, sólo queda padecer. ¿Quién se atreverá a levantar la voz en crisis venideras? ¿Quién tiene un profundo conocimiento en fusiones del núcleo, en “descarbonización” o en las tensiones político-militares en el mar de la China Oriental?
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Internet no ha servido ni mucho menos para comunicar posiciones críticas sobre la epidemia y su gestión, sino básicamente dos líneas de opinión igualmente claudicantes: o la aceptación de todas las consignas o los delirios complotistas o negacionistas. Se ha dado un salto de gigante en apenas veintidós meses en el autoencierro digital, y desde luego que medidas como el confinamiento no habrían sido ni siquiera concebibles sin el acceso generalizado a la red, que ha ofrecido un sucedáneo de comunicación.
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Nuestro consentimiento generalizado a las consignas más irracionales nos ha envilecido e infantilizado. Hemos aceptado convertirnos a la vez en espías de los demás y en burócratas puntillosos. Se nos ha enseñado a desconfiar de los demás sin tregua y en toda ocasión, y hemos aprendido que darse la mano es un acto terrorista. Y si alguien tenía la osadía de bajarse la mascarilla en mitad del tren o del autobús porque no aguantaba más, lo cívico era reprenderle o al menos mirarle con mala cara. En resumen, nos hemos vuelto peores y más sumisos, aunque haya sectores de la izquierda que piensen que eso nos prepara mejor para las catástrofes venideras, porque seremos una carne de cuartel más dócil para seguir las consignas adecuadas. Como decía Naomi Klein: “Una de las cosas que hemos visto con la covid es cómo un Gobierno debe abordar una emergencia verdadera: no sugieres a la gente que se quede en casa, sino que se lo ordenas”.
Hemos tolerado la eugenesia masiva de las residencias publicas de Madrid ( circular de la consejeria), la victoria de la presidenta de Madrid confirma la escoria humana que somos o son... me avergüenza
En las últimas 24h mas de 300 fallecidos, la gripecilla de marras
Solo han muerto en las residencias de Madrid abuelillos?
Respecto a los fallecidos de la última hora, habría que ver si de verdad son de un día, o son notificados que entre atrasos y demás las Comunidades comunican cada día lo que les sale del cipote. Luego habrá que ver como dicen los negacionistas, si todos esos han muerto por el covid o con covid (que algo de razon tienen en esto).
300 muertos al día es una desgracia...pero también lo son los números de suicidios al día o de cáncer.
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@rubimor dijo en Coronavirus:
Solo han muerto en las residencias de Madrid abuelillos?
Por supuesto que no, pero solo en Madrid hubo una circular a las residencias públicas con la indicación de que no se desviara a nadie a los hospitales y que se quedaran en las residencias.
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@jjllevant dijo en Coronavirus:
@rubimor dijo en Coronavirus:
Solo han muerto en las residencias de Madrid abuelillos?
Por supuesto que no, pero solo en Madrid hubo una circular a las residencias públicas con la indicación de que no se desviara a nadie a los hospitales y que se quedaran en las residencias.
Bingo!!
Para mas vergüenza los de la privada por lo menos tuvieron la oportunidad de ir al hospital y sobrevivirYo creo que esta pandemia a destapado la baja moral que tienen algunos
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@rubimor dijo en Coronavirus:
@alekgrana dijo en Coronavirus:
@nabil-el-zhar dijo en Coronavirus:
Pegue estracte final:
Sin embargo, si, pese a nuestra “vergüenza difusa” (Steinberg otra vez), nos atrevemos a mirarnos a la cara y hacer balance (dentro de 18 meses, o siglos) de lo que ha pasado en estos dos primeros años de la Era Covid, y a preguntarnos cómo hemos sido capaces de hacer y tolerar ciertas cosas, éstas podrían ser algunas certezas a las que nos parece que habría que llegar cuanto antes:
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La mayoría de las restricciones que han venido sucediéndose desde la aparición del virus son un disparate, empezando por el confinamiento, que sirvió para aterrorizar indiscriminadamente y abultar los pronósticos más alarmistas sobre la peligrosidad del virus. Lo que más personas ha matado no son las personas que se bajaban la mascarilla en la oficina, sino el saqueo de la sanidad pública durante décadas de festejo neoliberal. A la hora de computar la mortalidad causada por el virus, es imprescindible compararla con los estragos de una atención primaria en cuadro, incluyendo diagnósticos tardíos (o nulos) de dolencias graves como cánceres o infartos.
En nombre de un populismo sanitario inédito se ha producido una escalada de medidas restrictivas que a menudo tenían poca o ninguna base científica
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Existían ya protocolos para las epidemias, como el que había aprobado la OMS en 2019 concebido para pandemias de gripe que pueden ser devastadoras, como la de 1918-1922, pero al llegar la epidemia a Europa y Estados Unidos, acompañada (y a menudo precedida) por un pánico injustificado, se ha preferido improvisar imitando el modelo de un Estado totalitario, la República Popular China. En nombre de un populismo sanitario inédito se ha producido una escalada de medidas restrictivas que a menudo tenían poca o ninguna base científica.
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Lo que está viviéndose como un apocalipsis vírico apenas ha reducido la esperanza de vida en Europa (que ronda los 80 años). Por ejemplo, en la Comunidad Autónoma Vasca ha bajado en poco más de medio año. La prioridad debería haber sido, como recomendaba el protocolo de la OMS, proteger desde el principio a las personas frágiles, cuyo perfil se conocía ya antes del inicio de las restricciones, y haber concienciado a los demás de la necesidad de tomar ciertas medidas, en lugar de extender el miedo al conjunto de la población.
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Al aceptar la existencia de una relación directa entre las restricciones y la salud, la izquierda ha renunciado a ejercer la mínima crítica seria ante el despropósito continuo que está cometiéndose contra todo el mundo, con violaciones de derechos civiles, como el de reunión y de manifestación (por no decir nada del criminal confinamiento), y todos los medios considerados “críticos” han cerrado filas en torno a una propaganda exagerada y a veces embustera, que ha llegado a incluir momentos de censura. Habría sido deseable aplicar a la propaganda estatal o de empresas como Pfizer la misma exigencia de verdad que a los magufos, lo que desde luego no ha sucedido casi nunca. Así, Pedro Sánchez puede decir el 11-1-2022 que la letalidad del virus era al principio del 13%, lo que es un bulo disparatado (el propio Fernando Simón reconoce que entonces sólo se detectaba uno de cada diez casos), pero no habrá fact-checking para él, ni para ninguna afirmación que insista en el carácter terrorífico de la enfermedad. Y si la extrema derecha está creciendo es porque se le ha dejado un espacio político gigantesco que nadie parece querer defender. En el Reino Unido, The Guardian (periódico de izquierda partidario de todas las restricciones habidas y por haber) ha podido entrevistar hace poco al epidemiólogo Mark Woolhouse, autor de un libro muy crítico con el confinamiento y todo lo demás: The Year the World Went Mad (El año en que el mundo se volvió loco). Ni en España ni en Francia es concebible algo parecido.
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Está adoctrinándose a niños y adolescentes en el acatamiento de las consignas más estúpidas y menos fundadas. Sobre todo para los más pequeños está modelándose un concepto de “normalidad” que se basa ante todo en la obediencia, y eso es tanto más grave cuanto que ellos tendrán que hacer frente a un legado de futuras situaciones de emergencia (climáticas y energéticas, por ejemplo) que les van a exigir saber actuar con aplomo para salvar la dignidad humana, que no puede quedar en manos de unos gestores que han dado muestras sobradas de incompetencia.
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Olvidándose de que toda decisión científica o técnica con consecuencias sociales es una decisión política, la izquierda, incluso esa minoría que ha tratado de balbucear una crítica, ha esperado a que científicos, juristas o incluso historiadores disidentes refutaran la propaganda oficial o confirmaran sus tímidas intuiciones, aceptando que sólo cabe opinar desde una posición “experta”, negándose a sí mismos como sujetos políticos. Así, sólo queda padecer. ¿Quién se atreverá a levantar la voz en crisis venideras? ¿Quién tiene un profundo conocimiento en fusiones del núcleo, en “descarbonización” o en las tensiones político-militares en el mar de la China Oriental?
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Internet no ha servido ni mucho menos para comunicar posiciones críticas sobre la epidemia y su gestión, sino básicamente dos líneas de opinión igualmente claudicantes: o la aceptación de todas las consignas o los delirios complotistas o negacionistas. Se ha dado un salto de gigante en apenas veintidós meses en el autoencierro digital, y desde luego que medidas como el confinamiento no habrían sido ni siquiera concebibles sin el acceso generalizado a la red, que ha ofrecido un sucedáneo de comunicación.
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Nuestro consentimiento generalizado a las consignas más irracionales nos ha envilecido e infantilizado. Hemos aceptado convertirnos a la vez en espías de los demás y en burócratas puntillosos. Se nos ha enseñado a desconfiar de los demás sin tregua y en toda ocasión, y hemos aprendido que darse la mano es un acto terrorista. Y si alguien tenía la osadía de bajarse la mascarilla en mitad del tren o del autobús porque no aguantaba más, lo cívico era reprenderle o al menos mirarle con mala cara. En resumen, nos hemos vuelto peores y más sumisos, aunque haya sectores de la izquierda que piensen que eso nos prepara mejor para las catástrofes venideras, porque seremos una carne de cuartel más dócil para seguir las consignas adecuadas. Como decía Naomi Klein: “Una de las cosas que hemos visto con la covid es cómo un Gobierno debe abordar una emergencia verdadera: no sugieres a la gente que se quede en casa, sino que se lo ordenas”.
Hemos tolerado la eugenesia masiva de las residencias publicas de Madrid ( circular de la consejeria), la victoria de la presidenta de Madrid confirma la escoria humana que somos o son... me avergüenza
En las últimas 24h mas de 300 fallecidos, la gripecilla de marras
Solo han muerto en las residencias de Madrid abuelillos?
Respecto a los fallecidos de la última hora, habría que ver si de verdad son de un día, o son notificados que entre atrasos y demás las Comunidades comunican cada día lo que les sale del cipote. Luego habrá que ver como dicen los negacionistas, si todos esos han muerto por el covid o con covid (que algo de razon tienen en esto).
300 muertos al día es una desgracia...pero también lo son los números de suicidios al día o de cáncer.
Pues yo creo que razón ninguna, es mas muchos muertos se han muerto por Covid y no se ha enterado nadie, sobre todo al principio.
Casi todas las pandemias con los años son revisadas al alza, en numero de víctimas, casos etc...
Ademas darle valor a la opinion de los los gelipollas de los negacionistas, pagafantas de medio pelo, insolidarios, necios e incluso homicidas, me parece un poquito hardEn toda esta pandemia solo hemos visto como dias después metian muertos de otros dias.
Las comunidades que mas problemas han dado con los datos han sido las mas nacionalistas ..Madrid, "Las Vascongadas" y la República Virtual de Catalonia, curiosa coincidencia.
Realmente me suda el miembro si mueren por Covid o mueren por el colapso sanitario ya que no se les atiende...al final te mata el virus
Gracias a Dios o al destino no mueren esos al dia suicidandose, ni en accidentes de coche, etc.
Y luego nos queda el covid persistente que de eso no hablan los subnormales de los negacionistas, que luego todos tienen movil, hacen busquedas con Google y siguen a pies juntillas el algoritmo de Facebook, mientras utilizan el navegador para ir a Cuenca o cuando llegan al hospital/médico se meten el primer medicamento que les propone el medico de turno y se lo cascan sin rechistar ( dicho por varios medicos de urgencias entre risas).
Segun dicen los datos la mitad de los que están en UCI son negacionistas, quizá sea el momento de la "selección natural " y desconectar ( como hicieron con los abuelos de las residencias publicas en Madrid )
Otro dato que demuestra lo poco que le importan las vidas de los demás a nuestros políticos es la gripe, osea se que este año pasado que se ha usado la mascarilla masivamente no ha muerto casi nadie por la gripe.... no se si reír o llorar
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199 hoy... y la imbécil de la "menestra" de Sanidad nos dice que ahora van a llevar la cuenta de los que ingresan por covid y con Covid... Pero la faba/figa todavia no sabe que no hemos llevado bien la cuenta en toda la puta pandemia
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La cifra de hoy...361* muertos en las ultimas 24h
(Dedicado a todos aquellos "científicos" que dijeron que la ola de omicron iba a ser una nah...una gripe)- Cifra temporal, luego meterán algunos mas
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@alekgrana dijo en Coronavirus:
La cifra de hoy...361* muertos en las ultimas 24h
(Dedicado a todos aquellos "científicos" que dijeron que la ola de omicron iba a ser una nah...una gripe)- Cifra temporal, luego meterán algunos mas
La gente con problemas serios de salud siempre paga las consecuencias, hasta un simple resfriado se los puede llevar al otro barrio, así que imaginad el puto virus, por muy flojito que digan que es. Estamos en cifras inasumibles para una sociedad que se dice del primer mundo.
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@toni-granota dijo en Coronavirus:
@alekgrana dijo en Coronavirus:
La cifra de hoy...361* muertos en las ultimas 24h
(Dedicado a todos aquellos "científicos" que dijeron que la ola de omicron iba a ser una nah...una gripe)- Cifra temporal, luego meterán algunos mas
La gente con problemas serios de salud siempre paga las consecuencias, hasta un simple resfriado se los puede llevar al otro barrio, así que imaginad el puto virus, por muy flojito que digan que es. Estamos en cifras inasumibles para una sociedad que se dice del primer mundo.
A Una gran parte de la sociedad le suda el arco del triunfo y a nuestros amados políticos tambien.
No hay datos serios que digan que solo esta mueriendo gente con inmunodeficiencias, etc, ni siquiera pueden asegurar que este matando omicron porque casi no secuencian a la gente de Uci, y las cifras que nos dan de contagios son solo orientativas, no veo luegares donde hagan cribados a la población
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Marchando otros 700 muertos en dos dias....pero es el momento de las sonrisas y la disoteque
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@alekgrana dijo en Coronavirus:
Marchando otros 700 muertos en dos dias....pero es el momento de las sonrisas y la disoteque
Ya y la gente tan feliz. Está claro que la situación es mucho mejor a nivel general (infecciones de menos gravedad, no hay saturación de hospitales, empieza de despejarse la atención primaria, etc), pero este nivel de muertes es insoportable. No sé hasta que punto ya damos por bueno cualquier número con tal de salvar la economía. Gripalizar el covid dicen. Hasta que no esté en marcha una vacuna que acabe con la trasmisión del virus más efectiva que las actuales no terminaremos con este grave problema. Que le vendan la moto a los familiares de los casi 90.000 muertos oficiales que llevamos en España.
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@toni-granota dijo en Coronavirus:
@alekgrana dijo en Coronavirus:
Marchando otros 700 muertos en dos dias....pero es el momento de las sonrisas y la disoteque
Ya y la gente tan feliz. Está claro que la situación es mucho mejor a nivel general (infecciones de menos gravedad, no hay saturación de hospitales, empieza de despejarse la atención primaria, etc), pero este nivel de muertes es insoportable. No sé hasta que punto ya damos por bueno cualquier número con tal de salvar la economía. Gripalizar el covid dicen. Hasta que no esté en marcha una vacuna que acabe con la trasmisión del virus más efectiva que las actuales no terminaremos con este grave problema. Que le vendan la moto a los familiares de los casi 90.000 muertos oficiales que llevamos en España.
Pues espera al juego de Magia Borras que van hacer porque van a contabilizar de otra forma... auguro que van a reducir muertes y contagios por arte de magia.
He oido a "Frenando" Simon decir una de las suyas
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Menos mal que decían que Ómicron era menos peligrosa. Antes tantos cientos de miles de infecciones era de esperar esta tragedia. Más de 2.000 personas han fallecido en la última semana, el peor registro desde hace 1 año.
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300 muertos la semana pasada y eso que hay algunos que no cuentan...esa media es de 1200 al mes
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@alekgrana dijo en Coronavirus:
300 muertos la semana pasada y eso que hay algunos que no cuentan...esa media es de 1200 al mes
Ya y dan la pandemia por finiquitada y asumen con toda normalidad esa animalada de muertes. Ahora lo que puntualizan es que las muertes se deben a que las personas afectadas tienen patologías previas a las que el virus termina por darles la puntilla. Digo yo que habrá que erradicar el puto virus para evitar esta sangría no?
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@toni-granota dijo en Coronavirus:
@alekgrana dijo en Coronavirus:
300 muertos la semana pasada y eso que hay algunos que no cuentan...esa media es de 1200 al mes
Ya y dan la pandemia por finiquitada y asumen con toda normalidad esa animalada de muertes. Ahora lo que puntualizan es que las muertes se deben a que las personas afectadas tienen patologías previas a las que el virus termina por darles la puntilla. Digo yo que habrá que erradicar el puto virus para evitar esta sangría no?
El virus no se puede erradicar. Gracias a la vacuna, ahora sí se comporta como una gripe estacional. Los que mueren por el virus, o no se habían vacunado, o son personas que se hubiesen muerto de cualquier infección.
Los hospitales y UCIs hace mucho que no están saturadas por el virus, y eso (por doloroso que resulte oírlo) es lo único que cuenta para las autoridades sanitarias.
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@gimnastico_1909 al final este virus está siendo más resiliente que el de la gripe española?
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El índice de mortandad en España, está situado en torno a las 420.000 al año. En 2020 llegamos a casi 500.000, pero fue un año atípico.
Eso significa que tenemos una media diaria de unos 1.150 muertos.300 muertos a la semana representa menos de un 4%.
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@rana-baileys dijo en Coronavirus:
@gimnastico_1909 al final este virus está siendo más resiliente que el de la gripe española?
Gracias a la vacuna y otros factores, se está integrando en el paquete básico de virus catarrales, como el virus de la gripe española.
El virus de aquella gripe no se estudió como este, no habían pcrs ni antígenos ni realmente institutos de estadística sanitaria desarrollados: cuando dejaron de haber casos claros, se dejó de seguir.
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Ha salido Fernando Simón diciendo que esto de la Viruela del mono seran unos pocos casos.... En el programa del Iker a salido un tipo diciendo que la variedad leve tiene una mortalidad del 1%....y los chinos estan encerrándose...
Mañana me voy a toda leche a comprar papel higiénico
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@alekgrana dijo en Coronavirus:
Ha salido Fernando Simón diciendo que esto de la Viruela del mono seran unos pocos casos.... En el programa del Iker a salido un tipo diciendo que la variedad leve tiene una mortalidad del 1%....y los chinos estan encerrándose...
Mañana me voy a toda leche a comprar papel higiénicoSi Fernando Simón le quita importancia a la viruela del mono, yo sí empezaría a preocuparme
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@gimnastico_1909 dijo en Coronavirus:
@alekgrana dijo en Coronavirus:
Ha salido Fernando Simón diciendo que esto de la Viruela del mono seran unos pocos casos.... En el programa del Iker a salido un tipo diciendo que la variedad leve tiene una mortalidad del 1%....y los chinos estan encerrándose...
Mañana me voy a toda leche a comprar papel higiénicoSi Fernando Simón le quita importancia a la viruela del mono, yo sí empezaría a preocuparme
Lo que es muy preocupante es la proliferación de pandemias o infecciones a nivel mundial, que si la gripe aviar, que si el covid-19, que si la hepatitis infantil, que si la viruela del mono. No estaremos ya ante una guerra bacteriológica encubierta en toda regla?. Curioso que las cepas de viruela se guarden en USA y Rusia y las acciones de la empresa que fabrica la vacuna de la viruela humana, que por cierto nunca se llegó homologar por sus muchos efectos secundarios (según comentaron en Horizonte anoche), pero era lo única que había, están subiendo como la espuma.
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@toni-granota dijo en Coronavirus:
@gimnastico_1909 dijo en Coronavirus:
@alekgrana dijo en Coronavirus:
Ha salido Fernando Simón diciendo que esto de la Viruela del mono seran unos pocos casos.... En el programa del Iker a salido un tipo diciendo que la variedad leve tiene una mortalidad del 1%....y los chinos estan encerrándose...
Mañana me voy a toda leche a comprar papel higiénicoSi Fernando Simón le quita importancia a la viruela del mono, yo sí empezaría a preocuparme
Lo que es muy preocupante es la proliferación de pandemias o infecciones a nivel mundial, que si la gripe aviar, que si el covid-19, que si la hepatitis infantil, que si la viruela del mono. No estaremos ya ante una guerra bacteriológica encubierta en toda regla?. Curioso que las cepas de viruela se guarden en USA y Rusia y las acciones de la empresa que fabrica la vacuna de la viruela humana, que por cierto nunca se llegó homologar por sus muchos efectos secundarios (según comentaron en Horizonte anoche), pero era lo única que había, están subiendo como la espuma.
Con el mundo global y los aviones, que te llevan de una punta del globo a la otra en menos tiempo de lo que tarda en incubarse un virus, los pequeños cabrones se lo están pasando en grande.
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@gimnastico_1909 Sumale el cambio climático y lo gilipolllas que está hecho el ser humano ( inteseres, negocios, etc)
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@alekgrana dijo en Coronavirus:
@gimnastico_1909 Sumale el cambio climático y lo gilipolllas que está hecho el ser humano ( inteseres, negocios, etc)
¡Ah, sí, eso! Olvidaba que eres un misántropo