El otro día, escuchaba al polémico Caneda, aquél presidente que se batió a puñetazos con Gil en las puertas de la Federación Española, contar como contrato a un desconocido, hoy entrenador del Celta y cuyo único curriculum había sido entrenar dos o tres temporadas en las divisiones inferiores de Galicia y dominar perfectamente inglés. Según contaba Caneda, el susodicho Vazquez (el día que se encontrarón en la primera entrevista) le dijo que no tendría testiculos para darle a entrenar el Compostela. Caneda le contestó, que no estuviese seguro, que a lo mejor se llevaba una sorpresa, como así sucedio. Lo que trataba de decir Caneda, es que, en ciertos deportes y sobre todo en futbol, con cierta experiencia en el manejo de grupos o colectivos (Vazquez era profesor titular de ingles de un instituto, si la memoria no me traiciona) y a poco que seas inteligente y medianamente preparado, con una plantilla solvente, normalmente triunfas. En otros deportes, donde se barajan otras premisas, distintas a la propia habilidad del atleta (lease estatura en basket y volley, coeficiente de penetracion en el agua en natación, etc), la teoría de Caneda no es tan sustancial y pierde vigencia. Vengo a decir esto, porque, Preciado contó con la mejor plantilla del Levante en toda su historia. Desde entonces ese mismo colectivo ha ido perdiendo elementos por el camino y no parece que los repuestos hayan ofrecido la misma garantía, y los originarios…, los originarios empiezan a chirriar no se si por falta de ilusion o de deseos.